James Rosenquist, historico del pop
Apenas un a?o despu¨¦s de celebrarse una retrospectiva en el IVAM de Valencia, se exhibe ahora en Madrid una muestra comercial de la obra ¨²ltima del norteamericano James Rosenquist (Grands Forks, Dakota del Norte, 1933), una de las figuras emblem¨¢ticas del arte pop americano, que adem¨¢s tuvo una circunstancial influencia en nuestro pa¨ªs, all¨¢ por los sesenta, si pensamos en ciertas obras de, por ejemplo, Luis Gordillo. Poder contemplar en directo la obra de cualquier figura hist¨®rica relevante de la vanguardia, como lo es sin duda James Rosenquist, es todav¨ªa un acontecimiento en nuestro pa¨ªs, tradicionalmente alejado de los circuitos internacionales y carentes a¨²n la mayor parte de sus museos de obras representativas, pero adem¨¢s tampoco se puede ignorar la actual corriente de revivalismo de las corrientes fr¨ªas de los sesenta, lo que refuerza la oportunidad de la convocatoria.
James Rosenquist
Galer¨ªa Weber. Alexander y Cobo.Doctor Fourquet, 12. Madrid, desde el 15 de mayo de 1992.
Por otra parte, a diferencia de otras figuras consagradas, Rosenquist da la impresi¨®n de haber evolucionado sin estereotipaci¨®n ni alocamiento, de una forma s¨®lidamente coherente. Ha actualizado los iconos, lo que es fundamental en alguien esencialmente preocupado por el paisaje de la cultura urbana cotidiana, pero ha preservado los elementos definitorios de su lenguaje, que contin¨²a insistiendo en el gran formato horizontal, la fragmentaci¨®n y superposici¨®n de im¨¢genes, los colores brillantes y una suerte de distanciamiento metalizado, como lo que es visto a trav¨¦s de impresiones que parodian los procedimientos de impresi¨®n fotomec¨¢nica.
En este sentido, la exposici¨®n actual, cargada de una espectacularidad intencionada en el montaje, en el que ha intervenido directamente el propio artista, que ha venido a Madrid expresamente para ello, posee una estimulante frescura comunicativa, con cuadros deslumbrantes que hablan rom¨¢nticamente del paisaje en ruinas de los artefactos espaciales, de bosques florales macrosc¨®picos o de estructuras at¨®micas y agujeros negros, como las cosas que pasan en la met¨¢fora del cosmos, pero vistas -realizadas- a trav¨¦s de la ¨®ptica de los medios de masas. Es el universo del 2001, odisea en el espacio y de las im¨¢genes del National Geographic o de cualquier revista de divulgaci¨®n cient¨ªfica. Nuestra iconograf¨ªa rutilante y, en definitiva, nuestro mundo.
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