Di¨¢logo a la bomba
LO M?S significativo de estos dos meses no era la ausencia de atentados, sino la de comunicados. En otras ocasiones, tras ca¨ªdas importantes, ha habido periodos sin bombas; pero su ausencia sol¨ªa ser compensada con muchas declaraciones, amenazas, pronunciamientos de autoafirmaci¨®n. El que desde la detenci¨®n de Artapalo no se hubieran producido tales despliegues era la prueba de que ETA no s¨®lo estaba descabezada, sino con dificultades para el relevo. Ello ha hecho que muchas personas contuvieran la respiraci¨®n con la esperanza de que tal vez ¨¦sta fuera la buena. El atentado del domingo en Madrid ha venido a recordar la distancia entre lo posible y lo probable. Es posible que ETA est¨¦, efectivamente, sin direcci¨®n; pero es poco probable que todas las personas interesadas en que ETA siga matando consientan sin m¨¢s la suspensi¨®n de los atentados.El del domingo se produce unos d¨ªas despu¨¦s de que el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Herri Batasuna (HB) celebraran el primero de sus anunciados encuentros para analizar "Ias causas de la violencia". El PNV se comprometi¨® a transitar ese camino antes de las detenciones de Bidart y asumiendo el riesgo de que, como ocurriera en un intento anterior, en 1986, las conversaciones coincidieran con nuevos atentados y a que entre sus interlocutores figurasen algunas de las personas m¨¢s interesadas en que ETA no desaparezca. Por ello, lo ocurrido en Madrid obliga al PNV, como m¨ªnimo, a la sinceridad: a hacer saber a esos interlocutores que la causa de la violencia es la existencia de mucho asesino suelto, y no motivo pol¨ªtico alguno, y que, contra lo que han venido insinuando algunos irresponsables, no es cierto que los amigos de quienes el domingo estuvieron a punto de provocar una matanza junto al r¨ªo Manzanares tengan los mismos objetivos pol¨ªticos que los militantes y electores del PNV.
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