El "impuesto verde" rompe la unidad de los Doce con vistas a la Cumbre de la Tierra
Los ministros responsables del medio ambiente de la Comunidad Europea (CE) no consiguieron ayer en Bruselas ning¨²n avance importante para llevar a la Cumbre de la Tierra (R¨ªo de Janeiro, 3 de junio) una propuesta com¨²n y pionera que proteja el planeta. El pol¨¦mico impuesto verde y la ayuda econ¨®mica al Tercer Mundo hicieron fracasar la ¨²ltima reuni¨®n de la CE antes de la cumbre. Espa?a defendi¨® su derecho a poder aumentar su emisi¨®n de CO2 (di¨®xido de carbono) y encabez¨® la oposici¨®n a la tasa verde. Jap¨®n pretende ahora convertirse en la clave de la pol¨ªtica ecol¨®gica mundial para frenar el cambio clim¨¢tico.
El propio comisario de Medio Ambiente europeo, Carlo Ripa di Meana, intent¨® presionar ayer al Consejo de Ministros para que adoptara alg¨²n acuerdo, con la amenaza de no acudir a la Cumbre de la Tierra.Para Greenpeace, la propuesta que haga la CE en la Cumbre de R¨ªo es "su gran oportunidad para salvaguardar su credibilidad y mostrarse "como l¨ªder mundial en la protecci¨®n del medio ambiente". Sin embargo, los asuntos con los que se enfrentaron los Doce no eran nada ligeros: el impuesto verde para reducir las emisiones de CO2 a la atm¨®sfera, defendido sobre todo por Alemania, supondr¨ªa encarecer las energ¨ªas m¨¢s contaminantes -petr¨®leo y carb¨®n- y har¨ªa perder competitividad a la industria europea. La Comisi¨®n Europea decidi¨® hace dos semanas aprobar la aplicaci¨®n de esta tasa siempre que fuera seguida por EE UU y Jap¨®n; pero ni siquiera entre los Doce ha habido consenso.
El Gobierno espa?ol ha venido defendiendo en Bruselas el Plan Energ¨¦tico Nacional (PEN), que prev¨¦ el aumento de emisiones de C02 en un 25% para el a?o 2000, porque ahora Espa?a contamina mucho menos que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la CE. Su oposici¨®n al impuesto verde se basa en que favorece a los pa¨ªses, como Francia, que han apostado por la energ¨ªa nuclear. Jos¨¦ Borrell, ministro de Obras P¨²blicas y Transportes espa?ol, insisti¨® ayer: "Repartamos cuotas y penalicemos a los que emitan m¨¢s C02 de lo permitido, pero no centralicemos el debate en una figura, fiscal de efectos discutibles a corto plazo". Sin embargo, fuentes de la Secretar¨ªa de Estado para el Agua y el Medio Ambiente destacaron una referencia en la intervenci¨®n de Borrell: "Espa?a estar¨ªa dispuesta a considerar la utilizaci¨®n de instrumentos econ¨®micos y financieros para la reducci¨®n del consumo de energ¨ªa".
En este sentido, Juan L¨®pez de Uralde, de Greenpeace, se?al¨® ayer: "El ¨²nico documento que le interesa al Gobierno espa?ol no es la Carta de la Tierra (los dos textos que saldr¨¢n de R¨ªo), sino su PEN".
El tr¨¢fico de residuos
El control a la circulaci¨®n transfronteriza de residuos t¨®xicos y peligrosos ha destapado datos espectaculares que muestran que la exportaci¨®n es m¨¢s barata que la eliminaci¨®n: Greenpeace se?ala haber descubierto 1.500 toneladas de residuos alemanes enviados a la regi¨®n de Transilvania (Rumania). El compromiso comunitario, en la l¨ªnea de la Convenci¨®n de Basilea de 1989, es ser autosuficiente para eliminar sus propios residuos y evitar su salida hacia pa¨ªses del este de Europa o en v¨ªas de desarrollo. Sin embargo, controlar el transporte dentro de las fronteras de la CE entrar¨ªa en contradicci¨®n con toda la pol¨ªtica de libre movilidad de mercanc¨ªas suscrita en Maastricht. Sobre la aportaci¨®n al Fondo Mundial del Medio Ambiente para ayudar al Tercer Mundo a respetar los convenios internacionales, las discrepancias tambi¨¦n impidieron el acuerdo. No hubo unanimidad para pasar del 0,35% al 0,7% del PNB que aconseja la ONU.
Todas las organizaciones ecologistas espa?olas han criticado esta paralizaci¨®n de laCE, y especialmente la actitud espa?ola, que es encuadrada dentro de las estrategias para convertir la cumbre convocada por las Naciones Unidas en 11 un carnaval verde carente de contenidos y compromisos". Los Doce s¨®lo coincidieron en un punto: firmar¨¢n en R¨ªo el Convenio del Clima. Estados Unidos ya se hab¨ªa encargado de que este texto no incluya compromisos concretos.
El otro documento b¨¢sico de R¨ªo, el Tratado sobre la Biodiversidad, firmado en Nairobi (Kenia) el viernes, ya ha comenzado su pol¨¦mica andadura. La ministra de Medio Ambiente francesa, Segolene Royal, dijoayer que Francia se reserva el derecho de firmarlo: "Los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo temen una confiscaci¨®n de sus especies, y ello ha dado lugar a un texto d¨¦bil que pone el acento en la soberan¨ªa nacional en detrimento de un enfoque global".
Por otro lado, Jap¨®n acaba de publicar su Libro Blanco sobre Pol¨ªtica Medioambiental, en el que apuesta por la necesidad de ligar el crecimiento econ¨®mico con el bienestar ecol¨®gico. El informe oficial, que aboga por los impuestos ecol¨®gicos, se?ala que Tokio deber¨ªa tomar un papel l¨ªder en R¨ªo, tal y como han apuntado varios organismos internacionales.
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