Manoel de Oliveira, un joven cineasta rebelde con 84 a?os
"Hay que jugar con la imaginaci¨®n, no con el dinero". afirma el director portugu¨¦s
ELSA FERN?NDEZ-SANTOS Manoel de Oliveira naci¨® en 1908 en el seno de una rica familia de Oporto; como los estudios le iban mal, se dedic¨® a los vi?edos de su familia. Ha sido atleta, trapecista, corredor de coches y actor. El cine, su gran pasi¨®n, casi naci¨® con ¨¦l, pero ha envejecido mucho m¨¢s r¨¢pido. Oliveira, uno de los maestros del cine europeo, sigue resistiendo con su singular y minoritario estilo. "Para hacer pel¨ªculas hay que jugar con la imaginaci¨®n y el talento, no con el dinero", dice.
Anoche se estren¨® en la Expo su ¨²ltima pel¨ªcula Los d¨ªas desesperados, que narra los ¨²ltimos d¨ªas del escritor portugu¨¦s Camilo Castelo Branco, que se suicid¨® en su casa pocos d¨ªas despu¨¦s de quedarse repentinamente ciego. "Castelo Branco representa toda la complejidad del ser humano", dice el director, que a sus 84 a?os sigue teniendo aspecto r¨ªgido del atleta."Castelo Branco tuvo una existencia mucho m¨¢s rom¨¢ntica que sus escritos y poemas. Vivi¨® a fondo y am¨® profundamente. Ten¨ªa amor por la vida viva. Pero contra ¨¦sto estaba su esp¨ªrito funesto. Vivi¨® en conflicto con lo finito y lo infinito, sin saber que lo infinito mata al yo", contin¨²a Oliveira. "Es esta complejidad lo que me deslumbra del escritor", a?ade el director, que er septiembre comenzar¨¢ el rodaje de su pr¨®xima pel¨ªcula, El val de Abraham, "con las mismas gana, que cuando ten¨ªa 20 a?os" afirma.
Oliveira es uno de los cineastas m¨¢s prestigiosos y singulares de Europa. Ha recibido premios en todos los festivales importantes y se le han dedicado retrospectivas en todas las filmotecas del mundo, pero en Espa?a sigue siendo un desconocido. "Yo soy un cineasta occidental y mediterr¨¢neo pero el cine americano ha invadido todo. Todo es americano mientras yo sigo prefiriendo la paellla".
Los d¨ªas desesperados es una pel¨ªcula extra?a en la que los actores explican a los personajes. "Es necesario sacar al espectador de su posici¨®n c¨®moda", dice el director. "El espectador debe reaccionar, hay que obtener su responsabilidad y que tenga juicio propio. Nunca hay que manipular sus sentimientos".
Babelia
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