Los sindicatos impulsan el viraje en Dinamarca a favor de la uni¨®n europea
ENVIADO ESPECIAL, La intensificaci¨®n de la campa?a en favor de la uni¨®n europea, especialmente por parte de los sindicatos, parece haber cambiado la opini¨®n de los daneses, que hoy se pronuncian en refer¨¦ndum sobre la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht sobre la uni¨®n europea. Hace tan s¨®lo una semana, las encuestas insist¨ªan tozudamente en la victoria del no al proyecto europeo acordado en la ciudad holandesa a finales del pasado a?o. S¨®lo en los ¨²ltimos d¨ªas empezaron a cambiar las cosas. Seg¨²n el ¨²ltimo sondeo, un 44% piensa votar s¨ª; un 35%, en contra, y el 13% de los daneses sigue indeciso.
Una segunda encuesta indicaba que un 49% votar¨ªa a favor y un 40% en contra. ?sta es la tercera ocasi¨®n en que los daneses se pronuncian sobre la Comunidad Europea (CE). Las otras dos veces han votado a favor de una mayor integraci¨®n. En 1972, un 63% aprob¨® la entrada en la Comunidad Europea, y en 1986, un 56% se mostr¨® de acuerdo con el Acta ¨²nica.En principio, tan s¨®lo dos pa¨ªses comunitarios deben realizar un refer¨¦ndum sobre la ratificaci¨®n del mencionado tratado: Dinamarca e Irlanda, aunque Francia pod¨ªa seguirles a finales del verano. Pero a nadie se le esconde la importancia de la votaci¨®n de hoy, ya que su resultado, especialmente si es negativo, puede influir grandemente en las actuales tendencias europesimistas y podr¨ªa desencadenar entre los Doce un proceso de replanteamiento de los acuerdos firmados en la ciudad holandesa de Maastricht.
Pa¨ªses como Dinamarca son los que mejor explican el s¨²bito temor en muchos europeos a la burocracia de Bruselas y a la p¨¦rdida de control de su propio destino. En otro sentido, es el mismo problema que ha empezado a surgir en Alemania, donde se atribuye el fallo a la falta de democracia del proyecto europeo.
Pero la causa del s¨²bito fervor europe¨ªsta de los daneses hay que buscarla en la efectiva campa?a llevada a cabo por los sindicatos y la oposici¨®n socialdem¨®crata, que han basado su actuaci¨®n en proclamar que un no al Tratado de Maastricht podr¨ªa suponer la desaparici¨®n de m¨¢s de 150.000 puestos de trabajo y un duro golpe al conjunto de las exportaciones danesas a los dem¨¢s pa¨ªses comunitarios.
H¨¢bil jugada
El Gobierno conservador del primer ministro, Poul Schl¨¹ter, por su parte, ha sabido tambi¨¦n jugar h¨¢bilmente con una ambigua lectura del propio tratado, present¨¢ndolo en negativo en lugar de resaltar los aspectos que suponen un avance en el proceso de unidad europea.
"Nunca habr¨¢ unos Estados Unidos de Europa", declar¨® Poul Schl¨¹ter en su discurso de cierre de campa?a, Ios federalistas han perdido la batalla". Para el primer ministro, la p¨¦rdida de una cierta soberan¨ªa formal se compensar¨¢ grandemente con la adquisici¨®n de una "soberan¨ªa real", que consiste en la capacidad de influir en las decisiones de la Comunidad Europea junto con los grandes.
Para los daneses, los grandes son, casi en exclusiva, sus vecinos alemanes. En este sentido, el refer¨¦ndum que se celebra hoy sirve para ver las dos caras del proceso europeo: la de quienes creen que Alemania controlar¨¢ la CE contra los que pretenden que la Comunidad es el ¨²nico sistema para controlar a Alemania.
?nicamente los Verdes y la extrema izquierda, por un lado del espectro, y la extrema derecha, por el otro, han hecho campa?a por el no.
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