Precisiones a lo dicho por Arzalluz
Al regresar de un viaje he conocido las declaraciones hechas por Xabier Arzalluz a El Pa¨ªs Semanal. En ellas se contienen algunas alusiones a mi persona que no deseo pasar por alto. Y, sobre todo, una afirmaci¨®n grav¨ªsima en torno a Navarra que constituye, a mi entender, una grave irresponsabilidad. Como llueve sobre mojado y es caracter¨ªstico de Arzalluz acabar crey¨¦ndose sus propias fantas¨ªas a fuerza de repetirlas, considero imprescindible puntualizar lo siguiente:La entrevistadora pregunta a Arzalluz por la eventualidad de que ?lava no quiera ser Pa¨ªs Vasco. Arzalluz contesta literalmente que "... cuando surgi¨® el hecho auton¨®mico estaban (en ?lava) en contra como Navarra. En Madrid se decidi¨® que ?lava s¨ª y Navarra no".
Esta afirmaci¨®n, que ha repetido en m¨¢s de una ocasi¨®n Arzalluz, es absolutamente falsa y constituye una grav¨ªsima irresponsabilidad, pues da alas a quienes utilizan esta cuesti¨®n como argumento para su estrategia violenta.
Navarra no se integr¨® en el r¨¦gimen preauton¨®mico vasco porque, desgraciadamente para quien escribe, en las elecciones de 1977 UCD gan¨® las elecciones all¨ª y los parlamentarios llamados a decidir dijeron lo contrario que en ?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya.
Posteriormente, cuando se discuti¨® el procedimiento para una eventual incorporaci¨®n de Navarra a la autonom¨ªa vasca, Arzalluz ni siquiera estuvo presente en las reuniones que junto con Ajuriaguerra mantuve yo mismo (a la saz¨®n presidente de su partido), en el despacho de Abril Martorell, junto con representantes cualificados de UCD y el PSOE, que pretend¨ªan una decisi¨®n por mayor¨ªa cualificada (dos tercios) de los navarros, mientras nosotros exigimos la mayor¨ªa simple. As¨ª se incorpor¨® a la Constituci¨®n espa?ola y, posteriormente, a los marcos estatutarios. Todo lo dem¨¢s es fantas¨ªa e irresponsabilidad de Arzalluz.
Menos grave, pero igualmente falsa y caracter¨ªstica de la fantasiosa soberbia de Arzalluz, es su insinuaci¨®n de haber sido ¨¦l mismo el que decidi¨® qui¨¦n iba a ser el primer lehendakari despu¨¦s de la transici¨®n. "La verdad es que si hubiera querido hubiera (sic) gobernado yo" contesta Arzalluz, y algo m¨¢s arriba, cuando la periodista le pregunta: "?Se equivoca mucho?", entre otras cosas responde: "... Dejamos pasar a cargos de responsabilidad a determinadas personas". "... ?Est¨¢ pensando en Garaikoetxea?"... S¨ª, y en otros".
Cuando fui elegido presidente del Consejo General Vasco (Gobierno provisional) y despu¨¦s presidente del primer Gobierno en la primavera de 1980, Arzalluz no decid¨ªa nada porque todav¨ªa no hab¨ªa consumado su asalto al aparato del partido, con el derrocamiento de la Ejecutiva Vizca¨ªna de Ormaza, el desmantelamiento de toda la organizaci¨®n de Navarra y la marginaci¨®n de la pr¨¢ctica totalidad de la militancia de Vitoria. Era diputado y portavoz relevante en Madrid, pero algunas de sus intervenciones, como su postura vacilante y contradictoria ante la Constituci¨®n, tuvieron que ser rectificadas por la direcci¨®n de su partido. Es m¨¢s, cuando en 1984, con el aparato bajo su control, fui propuesto nuevamente candidato a lehendakari, lo fui por una reacci¨®n de las bases contra su estratagema de exigir condiciones que yo no aceptaba, como casi todo el mundo sabe en Euskadi. ?sta es la mejor prueba de que fue lehendakari no quien ¨¦l quiso, sino quien los dem¨¢s decidieron.
A partir de ah¨ª, la historia ha cambiado, es cierto. Desde luego, si yo fuera Ardanza o alguien de su entorno no consentir¨ªa las indelicadezas y deslealtades de que el actual lehendakari est¨¢ siendo objeto. Como la que co
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mete Arzalluz cuando le achaca en la misma entrevista carencia de liderazgo.
He considerado necesario hacer estas precisiones porque la m¨¢xima de Goebbels "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad" encuentra en Arzalluz, por lo que se ve, especial aceptaci¨®n. Pero cuando esta lamentable pr¨¢ctica consiste en algo tan deleznable y peligroso como inventarse que los poderes f¨¢cticos impusieron su voluntad en Navarra, callarse significar¨ªa ser c¨®mplice de una est¨²pida irresponsabilidad.- Carlos Garaikoetxea.
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