Suiza y la CE
En el editorial El islote impenetrable (30 de mayo) se dec¨ªa que Suiza, "en uno de esos referendos a que tan aficionados son los helv¨¦ticos", hab¨ªa decidido solicitar el ingreso en la Comunidad Europea (CE). No es as¨ª. Un lector que ha seguido atentamente las informaciones publicadas por EL PA?S se?ala que no ha habido tal refer¨¦ndum. Lo que ha ocurrido es que, el 26 de mayo ¨²ltimo, el Consejo Federal (Gobierno colegiado suizo) formaliz¨® la petici¨®n de ingreso en la CE.Para entablar las negociaciones no ser¨¢ obligatorio que los suizos se pronuncien en refer¨¦ndum, pero s¨ª ser¨¢ necesario que lo hagan favorablemente para que se produzca el ingreso. Lo que ha ocurrido es que el 17 de mayo ¨²ltimo la ciudadan¨ªa suiza ha votado, con resultados afirmativos, la incorporaci¨®n al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Esta respuesta positiva a la consulta es precisamente lo que ha animado a Berna a solicitar la entrada en la CE. El editorialista reconoce que se equivoco porque crey¨® que el refer¨¦ndum del 17 de mayo hab¨ªa incluido el ingreso en la Comunidad. "Tiene toda la raz¨®n el lector", reconoce. Y lamenta el error.
Art¨ªculo cortado
Juan F. Jimeno y Luis Toharia, profesores de An¨¢lisis Econ¨®mico de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, han publicado en EL PA?S una serie de dos art¨ªculos sobre el decretazo, en la que analizaban el mercado de trabajo espa?ol. La ¨²ltima entrega (19 de mayo) sufri¨® unos cortes en la Redacci¨®n. Los autores consideran que esas mutilaciones, que no les fueron consultadas, desvirt¨²an partes esenciales del trabajo. Los cortes afectaron a los ¨²ltimos p¨¢rrafos, que en cierto sentido ven¨ªan a ser la conclusi¨®n respecto a la necesidad de lograr la convergencia con los pa¨ªses m¨¢s avanzados de Europa para conseguir el bienestar social. Las ideas que expon¨ªan quedaron truncadas parcialmente. Por ejemplo, respecto al objetivo final para, alcanzar la convergencia real, dec¨ªan que era necesario un crecimiento econ¨®mico sostenido superior al de dichos pa¨ªses, pero matizaban que esto no quiere decir "que se ha de construir una Europa social desde arriba basada en un Estado de bienestar trasnochado y en la que los mecanismos de protecci¨®n social han de ser exactamente iguales en todos los pa¨ªses". Estas l¨ªneas entrecomilladas se cortaron.
Se?alaban tambi¨¦n que el empleo debe crecer en 2,5 millones de personas para que la tasa de paro converja hacia niveles europeos, y a?ad¨ªan -pero se cort¨®- que la convergencia real "requiere, ante todo, el cumplimiento de los criterios marcados por el Tratado de Maastricht y que se conocen con la denominaci¨®n de convergencia nominal. ?sta es una tarea muy ardua y es necesario el sacrificio de todos los grupos sociales para cumplirla. Por otra parte, hay que tener en cuenta que el fracaso tendr¨ªa consecuencias imprevisibles".
Alud¨ªan asimismo a la necesidad de un cambio de actitudes de los agentes sociales (los sindicatos no pueden seguir rechazando su parte de responsabilidad en el ineficiente funcionamiento del mercado de trabajo, dec¨ªan), pero agregaban -y no fue publicado-,que, "por otra parte, el Gobierno ha de dise?ar una pol¨ªtica econ¨®mica que no tenga los costes que lleva consigo la confrontaci¨®n con, los sindicatos y otros grupos sociales importantes, y no deber¨ªa responder con provocaciones de mayor o menor calibre".
El art¨ªculo se?alaba, finalmente, que el decretazo seguramente reducir¨¢ o contendr¨¢ el gasto del Inem en prestaciones por desempleo, aunqu¨¦ sea discutible en qu¨¦ medida paliar¨¢ el problema del paro. Y conclu¨ªa con esta frase que, igualmente, se cort¨®: "Su adopci¨®n, sin el consenso sindical, no va a ayudar al clima de paz social necesario que exige la convergencia con Europa. La intransigencia sindical, tampoco".
En la secci¨®n de Econom¨ªa, donde se produjeron los cortes, admiten que ¨¦stos "no fueron acertados" y pod¨ªan "cambiar el sentido de ciertas afirmaciones". ?Qu¨¦ oblig¨® a afeitar precisamente los p¨¢rrafos finales? Lo que ocurri¨® fue originado por un cambio imprevisto -y al cierre de la edici¨®n- en la publicidad que llevaba la p¨¢gina y que afectaba a la extensi¨®n del art¨ªculo. "Ello signific¨® que el ajuste s¨®lo pudo aplicarse en la segunda parte del texto". Admiten tambi¨¦n en Econom¨ªa que debi¨® avisarse a los autores. Como est¨¢ mandado. Pero no se hizo.
Americio
Koro Castellano public¨® en El Pa¨ªs Semanal (31 de mayo) seis semblanzas bajo el t¨ªtulo Ser ecologista en Espa?a. En la del conquense Ladislao Mart¨ªnez, portavoz de la Asociaci¨®n Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat), contaba que ¨¦sta "ha conseguido, entre otras cosas, eliminar los pararrayos radiactivos". Valent¨ªn Gonz¨¢lez, director de comunicacion de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), la responsable de retirar dichos pararrayos, asegura que no es as¨ª: esta compa?¨ªa no ha podido hacerlo precisamente "por las presiones en contra de las gestiones de algunos grupos ecologistas, particularmente Aedenat". Se refiere a la oposici¨®n inicial de esos grupos al establecimiento de almacenes o dep¨®sitos de americio, el elemento radiactivo de los pararrayos, en diversos lugares. Esto ha retrasado la recogida de los aparatos. A este respecto, Ladislao Mart¨ªnez manifiesta que, desde la publicaci¨®n del decreto que establece que sea el Estado el encargado de la retirada de los pararrayos, Aedenat no se ha opuesto a su almacenamiento, aunque s¨ª ha exigido garant¨ªas de que los recintos que se construyan al efecto no se ampl¨ªen para guardar otro tipo de residuos radiactivos.
Los problemas del almacenaje indefinido del americio, explica Valent¨ªn Gonz¨¢lez, est¨¢n siendo ahora paliados en parte por la utilizaci¨®n de ese elemento en otros aparatos como, por ejemplo, los marcapasos. Un aprovechamiento beneficioso.
Por su parte, Koro Castellano matiza la frase "ha conseguido, entre otras cosas, eliminar los pararrayos radiactivos". "Deber¨ªa haber puesto eliminar la instalaci¨®n de pararrayos... ".
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es el 304 28 48.
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