"Armenia no nos mover¨¢"
'Najichev¨¢n, nuevo frente b¨¦lico en el C¨¢ucaso
ENVIADO ESPECIAL La rep¨²blica aut¨®noma de Najichev¨¢n s¨¦ ha convertido en el segundo frente de la guerra armenio-azeri, que, aunque no ha sido declarada formalmente, ya se ha cobrado miles de vidas desde que estall¨®, hace m¨¢s de cuatro a?os, por el control de Nagorni Karabaj. Ahora que este enclave ha ca¨ªdo completamente en manos armenias, los combates se han trasladado a unos doscientos kil¨®metros al oeste, a la frontera norte entre Najichev¨¢n y Armenia, en un conflicto que amenaza con extenderse e involucrar a Turqu¨ªa, la aliada natural de Azerbaiy¨¢n.
Los combates m¨¢s feroces en el ¨²ltimo mes se han librado en la zona noroccidental de Najichev¨¢n, all¨ª donde se junta la frontera armenia, de unos 300 kil¨®metros de longitud, con la turca, de apenas 12. Medio centenar de azer¨ªes, han perecido en la local?dad de Sadarak desde mediados del mes pasado, cuando los armenios lanzaron un ataqu¨¦ para apoderarse de los cerros que dominan el valle. La mayor¨ªa de los 150 civiles que resultaron heridos se curan actualmente en hospitales de Turqu¨ªa e Ir¨¢n, el otro, pa¨ªs lim¨ªtrofe.El comandante de los hombres que han permanecido en Sadarak para defender el territorio azerbaiyano hace hincapi¨¦ en sus intenciones pac¨ªficas. "Cuando nosotros ocup¨¢bamos esas alturas podr¨ªamos haber hecho desaparecer las aldeas armenias, pero no quisimos, porque sab¨ªamos que,habr¨ªa habido v¨ªctimas entre las mujeres y los ni?os", recalca. "No somos agresores, y no deseamos adue?arnos ni siquiera de un metro de tierra que no nos pertenezca. Sin embargo, de aqu¨ª los armenios no nos mover¨¢n y recuperaremos lo nuestro".
Vestido con uniforme negro y con una barba negra, pelo negro y boina tambi¨¦n negra, el joven militar que dice llamarse Rovsh¨¢n y no desea revelar su apellido nos recibe en la casa de adobe que se ha convertido en cuartel general de los resistentes. "Mi n¨²mero es un secreto militar", afirma.
Favoritismo ruso
La desconfianza hacia los periodistas est¨¢ bastante difundida entre los azer¨ªes. "Es que vienen aqu¨ª y luego dicen lo contrario, de lo que han visto", se queja Rovsh¨¢n. Los rusos son especialmente proarmenios, dice el comandante refiri¨¦ndose no s¨®lo a los reporteros. "Los armenios no habr¨ªan podido apoderarse de esos cerros si el 7? Ej¨¦rcito ruso no les hubiera ayudado", acusa Rovsh¨¢n. Tanto ¨¦l como otros combatientes aseguran haber visto en las colinas de enfrente a rusos disparando contra la aldea azer¨ª. Tambi¨¦n los rusos apoyan a los armenios con su artiller¨ªa pesada y sus carros de combate, lo que se nota tanto por el punto de origen de los proyectiles como por su precisi¨®n. "Disparan mucho mejor que los armenios", dice Rovsh¨¢n.
Nuestra conversaci¨®n es interrumpida de vez en cuando por el timbre del tel¨¦fono de campa?a, que suena generalmente segundos despu¨¦s de o¨ªrse tiros de ametralladoras. "Me informan de las operaciones", explica disculp¨¢ndose por la interrupci¨®n. "Esta m¨²sica la tenemos todo el d¨ªa", dice aludiendo al estruendo de las armas, "pero cuando oscurece se convierte en un aut¨¦ntico concierto".
A unos dos kil¨®metros de la aldea de Sadarak, hace un par de a?os levantaron un poblado, con edificios de tipo urbano. Este barrio se uni¨® con el tiempo a la aldea, formando la ciudad que a mediados de mayo ten¨ªa alrededor de 14.000 habitantes, de los cuales m¨¢s de la mitad han sido evacuados. En el nuevo poblado, construido demasiado cerca de la frontera, ya no vive nadie. Las paredes de las casas est¨¢n hoy semidestruidas por los proyectiles. Ahora s¨®lo hay all¨ª soldados azer¨ªes, que nos apremian para que nos vayamos. "Es hora de partir, ya que puede comenzar otro bombardeo", dice preocupado Pulat Ab¨ªlov, un combatiente que nos ha servido de gu¨ªa y que est¨¢ decidido a permanecer en Sadarak hasta recuperar los cerros estrat¨¦gicos de los que los azer¨ªes fueron expulsados.
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