La crisis entre Carlos y Diana supone un reto para la monarqu¨ªa brit¨¢nica
Expertos constitucionalistas y fuentes de la Iglesia de Inglaterra quitaron valor ayer a las extendidas especulaciones sobre si la monarqu¨ªa podr¨ªa verse en peligro en caso de que los pr¨ªncipes de Gales se separaran o divorciaran. El palacio de Buckingham se?al¨® que la princesa de Gales no cooper¨® en la elaboraci¨®n de un libro que asegura que ella ha intentado suicidarse cinco veces y que sufre trastornos mentales.
Palacio declin¨® hacer alg¨²n comentario sobre las imputaciones que se hacen en Diana: Su aut¨¦ntica historia, escrito por Andrew Morton, que trabaj¨® como periodista en el diario sensacionalista Daily Star. El libro, que ha comenzado a serializar el dominical The Sunday Times, indica que la princesa ha intentado suicidarse vanas veces por la falta de felicidad en su matrimonio. Tambi¨¦n asegura el libro que sufre bulimia nerviosa, un desorden ps¨ªquico con trastorno en el comportamiento alimentario que se traduce en comer de forma impulsiva.Los comentaristas de la prensa sensacionalista insisten en que el debate sobre el futuro del matrimonio de los pr¨ªncipes de Gales constituye la m¨¢s seria amenaza a la monarqu¨ªa desde la abdicaci¨®n de Eduardo VIII, en 1936. Pero el Palacio de Buckingham reitera que no se producir¨¢ crisis constitucional alguna en caso de que se rompa el matrimonio. "Absolutamente ninguna. Esto ya ha ocurrido antes", dijo un portavoz. "La monarqu¨ªa seguir¨¢".
Problemas de protocolo
Paul Pulzer, profesor de Pol¨ªticas en la universidad de Oxford, estima que "un soberano podr¨ªa encontrar m¨¢s dificultades en su trabajo sin un consorte, pero no hay obst¨¢culos constitucionales". Una ley de 1700 clave en la historia brit¨¢nica prohibe que el monarca sea cat¨®lico o se case con un cat¨®lico. La Ley sobre Matrimonios Reales de 1772, que sentencia que "los matrimonios en la familia real son de la m¨¢xima importancia para el Estado", no prohibe que los divorciados accedan al trono.No hay precedentes id¨¦nticos a los actuales. Jorge IV rein¨® mientras estuvo separado de su esposa, la reina Carolina, cuyo p¨²blico adulterio llev¨® a su exclusi¨®n de la liturgia anglicana. Eduardo VIII abdic¨® s¨®lo porque deseaba casarse con una divorciada.
El soberano es tambi¨¦n Supremo Gobernador de la Iglesia de Inglaterra y, seg¨²n Brian Hanson, consejero de su s¨ªnodo, "no hay nada en la ley que diga que el monarca no puede estar divorciado y ser Supremo Gobernador". En cambio, un monarca divorciado no podr¨ªa volver a casarse por la Iglesia.
Se cree que ni la princesa Diana ni el pr¨ªncipe Carlos han le¨ªdo el libro de Morton y que lo que m¨¢s ha desazonado al pr¨ªncipe de Gales es su retrato como un padre sin inter¨¦s por sus hijos.
"No hay que tomar estas cosas a la ligera", comenta Henry Brooks-Baker, responsable del Burke's Peerage, una especie de Biblia de la aristocracia. "Muchas monarqu¨ªa han sido destruidas por este tipo de ataques irresponsables. Yo dir¨ªa que estar¨ªamos cerca de convertirnos en una rep¨²blica a poco que la familia real siga haciendo el avestruz durante unos a?os m¨¢s. Pero sabr¨¢ reaccionar".
Copyright The Independent / EL PA?S
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.