Irlanda decide hoy su actitud ante Maastr¨ªcht
Irlanda vota hoy sobre Maastricht. La decisi¨®n de apenas 2,5 millones de electores, en el pa¨ªs m¨¢s perif¨¦rico de la Comunidad Europea, tiene una enorme trascendencia. El primer ministro irland¨¦s, Albert Reynolds, subray¨® ayer la dimensi¨®n internacional de esta votaci¨®n al pedir a sus conciudadanos que asumieran la misi¨®n de "rescatar el noble proyecto de la unidad europea", seriamente maltrecho tras el no de Dinamarca.
La ¨²ltima encuesta antes del refer¨¦ndum, publicada ayer, indica que un 49% de los irlandeses est¨¢ dispuesto a dar el s¨ª a Maastricht, frente a un 28% que piensa votar negativamente. Pero un 23% de los encuestados sigue sin decidirse. El voto final de esos 600.000 electores dudosos inclinar¨¢ el resultado en uno u otro sentido. Una abstenci¨®n elevada beneficiar¨ªa al no.El Gobierno quiere aparentar una completa confianza en que el resultado ser¨¢ positivo. "Ganaremos por dos a uno, 60% contra 40%", pronostic¨® el primer ministro. Pero, en privado, un alto cargo gubernamental admit¨ªa: "Si ganamos, y creo que lo haremos, ser¨¢ por un resultado apretad¨ªsimo". Los nervios oficiales quedaron expuestos ayer por la ma?ana, cuando uno de los directores de la campa?a por el s¨ª, Michael Woods, pidi¨® a los obispos que los p¨²lpitos no sean utilizados hoy como tribunas pol¨ªticas.
Hoy se celebra la fiesta relig¨ªosa del Corpus Christi. Y en este pa¨ªs acendradamente cat¨®lico, donde el 75% de los ciudadanos acude regularmente a misa, la coincidencia del refer¨¦ndum con una fiesta de guardar puede tener cierta influenc¨ªa en el resultado de la votaci¨®n. La jerarqu¨ªa cat¨®lica ha procurado mantenerse al margen del debate, pero la mayor¨ªa de los sacerdotes ha abogado por el no en sus sermones dominicales.
Influencia eclesi¨¢stica
En la costa occidental de la isla, una regi¨®n rural en la que el ga¨¦lico se mantiene como primera lengua y donde la Iglesia posee una influencia casi absoluta, podr¨ªa vencer el no, de acuerdo con las encuestas. Ah¨ª se percibe una demostraci¨®n de fuerza de los sacerdotes cat¨®licos, capaces de convencer a sus feligreses de la necesidad de rechazar los acuerdos en nombre del antiabortismo, a pesar de que son precisamente ellos, los agricultores irlandeses, los m¨¢s beneficiados por las subvenciones comunitarias.
En Dubl¨ªn, los sondeos predicen la victoria del s¨ª, aunque en los barrios m¨¢s deprimidos se detecta un especial escepticismo respecto a las ventajas de la unidad europea. Pero si hubiera que juzgar por el ambiente ciudadano y por las conversaciones en las tabernas, la impresi¨®n del observador ser¨ªa distinta. El no parece dominar.
Esto puede deberse a que la campa?a de la coalici¨®n Arco Iris, el heterog¨¦neo frente que se opone a la aprobaci¨®n de los tratados, se ha desarollado fundamentalmente en la calle.
La propaganda por el no se financia con donaciones privadas y es esencialmente callejera, mientras el s¨ª cuenta con el respaldo de los fondos p¨²blicos y es machaconamente repetido desde la televisi¨®n, la prensa y las vallas publicitarias. Esta diferencia ha permitido a la coalici¨®n Arco Iris capitalizar un sentimiento que, en mayor o menor medida, est¨¢ presente en toda Europa, y que el ministro de Exteriores brit¨¢nico, Douglas Hurd, resumi¨® en una frase: "De vez en cuando, a la gente le apetece dar una buena patada a los pol¨ªticos". La expresi¨®n "dale una patada a los pol¨ªticos" ha sido utilizada en uno de los pasquines a favor del no.
Al margen del aborto, los defensores del no han conseguido hacer llegar al p¨²blico su mensaje sobre el riesgo de que Irlanda pierda su condici¨®n de pa¨ªs neutral a causa de la pol¨ªtica de defensa com¨²n.
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