Los rehenes de los que nadie se acordaba
El pasado de Struebig -Pudo influir en el olvido de los ¨²ltimos occidentales -Presos en L¨ªbano
Thomas Kemptner, uno de los dos rehenes alemanes liberados ayer en Beirut, ten¨ªa 27 a?os cuando fue secuestrado el 16 de mayo de 1989. Hac¨ªa s¨®lo 10 d¨ªas que hab¨ªa llegado a L¨ªbano 11 para prestar un servicio para la paz" a la organizaci¨®n de ayuda ASME Humanitas, un peque?o grupo alem¨¢n que operaba en los campos de refugiados palestinos. Para entonces, dicen algunos de sus compa?eros, estaba ya harto de la experiencia y quer¨ªa volver a Alemania.De quien posiblemente estuviera harto Kemptner es del personaje que acab¨® siendo durante m¨¢s de tres a?os su compa?ero en el infierno beirut¨ª de los rehenes occidentales: el patr¨®n de ASME Humanitas, un ex minero egoc¨¦ntrico y con fama de dictador llamado Heinrich Struebig.
Divorciado y con cinco hijos, Struebig ten¨ªa 48 a?os cuando fue secuestrado. Quienes le conocen aseguran que cruzaba los frentes de combate con una pasmosa seguridad, producto tal vez de que en un principio ASME Humanitas contaba con protecci¨®n de la OLP. Cuando la OLP perdi¨® fuerza en la zona, el protector de turno fue la milicia prosiria Amal, de Nabib Berri, rival del grupo Hezbol¨¢, que acabar¨ªa siendo su carcelero.
ASME Humanitas, ya desaparecida, se hab¨ªa instalado en L¨ªbano en 1987 y Struebig era el director de la delegaci¨®n en el campo de refugiados de Miy¨¦. Desde el primer momento, el Ministerio de Exteriores alem¨¢n les advirti¨® del peligro que corr¨ªan, pero fue tras la condena en Alemania de los hermanos Hamadi, cuando los alemanes ten¨ªan todos los n¨²meros en la rifa de los secuestros.
Por eso, cuando cayeron en manos de sus captores, la reacci¨®n en su pa¨ªs no fue de simpat¨ªa, y la prensa hizo p¨²blica su irresponsabilidad y el tempestuoso curr¨ªculo vital de Struebig, quien, ya en 1976, cuando fue gerente de la organizaci¨®n de Ayuda M¨¦dica Internacional en Francfort, fue condenado, por negligencia, a devolver 30.000 marcos (dos millones de pesetas). En 1986 se encontr¨® de nuevo ante los tribunales acusado de fraude, aunque fue absuelto.
Los dos ¨²ltimos rehenes occidentales en L¨ªbano fueron olvidados hasta que comenz¨® el goteo de presos liberados en oto?o pasado. Una de las hijas de Struebig, Frauke, de 27 a?os, sali¨® en defensa de su padre y neg¨® las acusaciones de que era un esp¨ªa o un traficante.
Despu¨¦s volvi¨® el silencio.
Las navidades pasadas, sin embargo, los alemanes pudieron ver por televisi¨®n un pat¨¦tico v¨ªdeo enviado por los secuestradores en el que Kemptner y Struebig, felicitaban las fiestas y le¨ªan un mensaje en el que exig¨ªan la liberaci¨®n de los Hamadi. Luego, de nuevo el olvido.
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