?Amigo Mangada?
El autor responde aqu¨ª a un art¨ªculo publicado el mi¨¦rcoles 17 de junio. En aqu¨¦l, el tambi¨¦n arquitecto Eduardo Mangada, ex concejal y ex consejero de Urbanismo, expresaba su "repulsi¨®n intelectual y est¨¦tica" sobre la reforma de la plaza de Oriente, una "mezcla de tarta de barata pasteler¨ªa y queso de Gruy¨¨re". Mangada defend¨ªa el concepto de "plaza" como una explanada, y no como "un agujero cruzado por pasillos". Criticaba tambi¨¦n el t¨²nel que se construir¨¢ bajo la calle de Bail¨¦n y el aparcamiento "trufado de un gran centro comercial".
De tu benevolencia en el juicio sobre la calidad y precio de la tarta, el queso gruy¨¨re y los trufados, hablaremos cualquier otro d¨ªa.Hoy s¨®lo te comentar¨¦ la indignidad y disfunci¨®n de la plaza de Oriente que vivimos -yo en su inmediato entorno- en comparaci¨®n con la que pretendemos.
Juzguemos su presente. Es origen, cornisa y borde de Madrid. Est¨¢ ensartada en el anillo circulatorio perimetral del centro hist¨®rico formado por la Gran V¨ªa de San Francisco, las rondas, el Prado y Recoletos, los bulevares, Princesa y Bail¨¦n. Este circuito se ha ido componiendo a lo largo de los ¨²ltimos 125 a?os (el Viaducto es de 1873).
Cuando el centro de una ciudad se ci?e un cintur¨®n de este tipo aspira a que su flujo sea continuo y distendido; a que, desde ¨¦l, el coche se pueda asomar al coraz¨®n urbano, sin atravesarlo, y que a lo largo de su recorrido se encuentren estacionamientos estrat¨¦gicamente situados que permitan disfrutar de la entra?a c¨ªvica al ritmo de a pie para el que fue proyectada, ya que solamente los residentes o el transporte colectivo deber¨ªan rodar por su interior. Puesto que te gusta la operaci¨®n parisiense de El Louvre conviene que recuerdes los aparcamientos Le Bord y de La Seine y Place Vendome que te acercan al museo en transporte privado adem¨¢s del colectivo. Por cierto, Vendome, una de las plazas m¨¢s bellas de Francia, est¨¢ extendiendo a la totalidad de su superficie el subterr¨¢neo anteriormente existente, en operaci¨®n mixta entre el hotel Ritz y el Ayuntamiento que, en este momento, construye otros 10 nuevos aparcamientos sin la m¨¢s m¨ªnima conciencia de culpabilidad.
Cuatro sem¨¢foros
Los giros a izquierda, entre Bail¨¦n y nuestra plaza, motivan cuatro sem¨¢foros que reducen aquella fluidez a la que nuestro anillo aspiraba. Puedes figurarte lo que ocurrir¨ªa si la plaza se mantuviera en el estado que parece apetecerte, el d¨ªa en el que, adem¨¢s de servir de aparcamiento de zona y estaci¨®n de autobuses, se vuelva a abrir el teatro de La ¨®pera. Como sabes, se invierten en ¨¦l alrededor de 10.000 millones de pesetas para tenerlo dispuesto a finales de 1993. A m¨ª me tocaba sufrir los d¨ªas de concierto en su situaci¨®n anterior, mucho menos ambiciosa, y s¨¦, por eso, lo que significaba un aut¨¦ntico colapso de barrio.
Europa cuida cada d¨ªa m¨¢s el centro de sus capitales, que pertenece no s¨®lo a los que viven y trabajan en ¨¦l, sino a todos los habitantes del pa¨ªs que por ¨¦l se sienten representados y de ¨¦l quieren presumir. T¨² considerar¨¢s hortera el entorno de Les Halles -a m¨ª s¨®lo me desazona su arquitectura-, pero sabes que fue esencial en la recuperaci¨®n de un itinerario peatonal que, desde El Marais hasta el Grand Palais, ha recreado el eje cordial de nuestro continente.
Tu plan de Madrid parec¨ªa tener vocaci¨®n semejante, a escala local, y si no ha logrado plenamente su meta se debe, en parte, a que la capital construida por una Espa?a pobre no puede permanecer est¨¢tica vanaglori¨¢ndose de su ajustado pasado y de sus modestas arquitecturas si no se la adecua a nuestro tiempo infraestructur¨¢ndola tal y como sus ciudadanos -residentes y transe¨²ntes- se merecen.
Y vamos a hablar de nuestro bell¨ªsimo palacio erigido -no lo olvides- a mediados del siglo XVIII, final del periodo barroco, en el que se preparaba a quienes se aproximaban al rey, Estado encarnado, con la escenograf¨ªa correspondiente.
Sch?nnbrun y El Belvedere, en Viena; Ninfenburg, en M¨²nich, y Versalles son ejemplos comparativos adecuados que distancian al que va deprisa, haciendo ruido y despidiendo humo, profanador de sus simb¨®licas y detalladas fachadas, proyectadas para que las mirara con admiraci¨®n quien se acercara, desde respetuosa lejan¨ªa, pausadamente a ellas. Los palacios que citas: Estocolmo, en elevada isla cuya puesta en escena se apoya nada menos que en el complejo mar¨ªtimo que la rodea y que permite su contemplaci¨®n, en perspectiva agraciada, desde su gemela insular dedicada a los museos; Copenhague, que protege al coraz¨®n palacial de la circulaci¨®n que lo bordea, con un caracter¨ªstico muro perimetral, y Bruselas, neocl¨¢sico, separado de la corriente rodada por las correspondientes escalinatas y retranqueos, nada tienen que ver con nuestro caso.
Extensa superficie
Es muy bonita tu definici¨®n de plaza: "explanada inserta en la trama urbana, soporte espacial de un conjunto edificado", pero date cuenta de que la plaza de Oriente (y la aneja de La Armer¨ªa complementaria en el estudio), distribuida en tres zonas, cuyas dos laterales permanecer¨ªan sombreadas por sus abetos y pl¨¢tanos de considerable envergadura, est¨¢ muy lejos de "tensionar los hitos arquitect¨®nicos que la rodean" dada su extensa y parcelada superficie de m¨¢s de cuatro hect¨¢reas.
La actuacion subterr¨¢nea que se plantea se circunscribe al marco central presidido por Felipe IV y deja a los conjuntos residenciales aleda?os comunicados como ahora, y protegidos, durante las obras, por los dos jardines de Lepanto y del Cabo Naval anteriormente aludidos. La galer¨ªa cultural abierta en torno a la estatua ecuestre, supone un hueco -tu trufa- del 5% del espacio sobre el que se act¨²a. Los dibujos aparecidos en prensa (que me temo son tu ¨²nica fuente de informaci¨®n) acent¨²an la importancia de esta zona por su evidente protagonismo comparativo respecto al resto del proyecto, absolutamente respetuoso con el esp¨ªritu decimon¨®nico con el que fue concebido y materializado y que exacerba tus calificativos.
Resulta ilustrador seguir el proceso de la obra de El Louvre que comienza con la reacci¨®n airada de quienes hoy, en su gran mayor¨ªa, la aplauden incondicionalmente.
Pero sinteticemos nuestra propuesta. Considerando intolerables la profanaci¨®n grosera de nuestro primer espacio urbano y el conflicto circulatorio existente, se proponen las medidas que expongo a continuaci¨®n en descripci¨®n cr¨ªptica -no hay gr¨¢ficos-, que debes saltarte si no eres un urbanista paciente y curioso.
1. La construcci¨®n en la parcela central de la plaza de un s¨®tano de tres niveles.
El primero, de gran nobleza y altura, dedicado a estaci¨®n de autobuses tur¨ªsticos, a parada de las cinco l¨ªneas municipales, que hoy constri?en el entorno del teatro y la plaza de la ¨®pera, y a conexi¨®n peatonal con su estaci¨®n de metro.
Rodea a un espacio, de uso cultural y de servicios, al que se accede a pie desde el claustro presidido por Felipe IV. Agencias de viajes y dependencias municipales ocupan, en esta planta, esta superficie auxiliar.
Sirve, tambi¨¦n, como intercambiador del flujo automovilista que comunica el anillo circulatorio citado con el coraz¨®n c¨ªvico. De ¨¦ste se sale por la v¨ªa sumergida perimetralmente junto a los jardines de Cabo Noval a este nivel, en busca de la redise?ada calle de Bail¨¦n; a ¨¦l se entra sim¨¦tricamente desde la misma calle por la v¨ªa opuesta y paralela a los jardines de Lepanto.
Un segundo s¨®tano, sin comunicaci¨®n con el exterior en su cota -al que se entra o sale desde los dos niveles inmediatos, superior e inferior-, dedicado, en su centro comercial, al ¨¢mbito cultural tan necesario entre el teatro, el palacio y la catedral, y a aparcamiento transe¨²nte en el resto, con una sola v¨ªa circular distributiva.
Un tercer s¨®tano, aparcamiento de residentes, ordenado en un compacto ¨¢mbito central, y de transe¨²ntes en su alrededor, al que se llega en t¨²nel desde cualquiera de las dos direcciones de Bail¨¦n, o, desde Felipe V y Carlos III, si se viene a ¨¦l desde el coraz¨®n urbano.
Tres niveles
2. La fluidificaci¨®n del anillo circulatorio (desaparici¨®n de los cuatro sem¨¢foros) con la inmersi¨®n de Bail¨¦n en su tramo inmediato a palacio. Se libera as¨ª su fachada oriental de la contaminaci¨®n directa que se dirigir¨ªa y diluir¨ªa a mayor altura.
Esta calle, aqu¨ª en trinchera, se distribuye en tres niveles: el que fluye ambidireccionalmente como parte del anillo continuo que absorbe cuatro de los seis carriles con que cuenta hoy Bail¨¦n y que circula en la cota que corresponde al segundo s¨®tano; el que da entrada o salida al primer s¨®tano (autobuses y autom¨®viles que usan de ¨¦l como estacionamiento o intercambiador) al que corresponden los dos carriles laterales restantes;, y un tercer nivel por el que se entra o sale en subt¨²nel al s¨®tano inferior dedicado en su totalidad a aparcamiento.
3. Liberada as¨ª la superficie de la congesti¨®n rodada, se recupera el ritmo y empaque para el que fue creada pudiendo rendir paso motorizado a quienes deban llegar a palacio ritualmente.
Madrid, Espa?a, creo yo, contar¨ªa, as¨ª, con un marco adecuado a palacio que dar¨ªa digna entrada al coraz¨®n de una ciudad humilde que nunca se gast¨® un duro en s¨ª misma.
Y en cuanto a tu consejo acad¨¦mico, ?qu¨¦ quieres que te diga?, me enternece. Y me impulsa a poner a tu disposici¨®n todos mis planos -si te interesan- que siempre estar¨¢n abiertos a incorporar sabidur¨ªa, incluso la tuya.
Con el recuerdo a aquellos viejos tiempos en los que nunca hubiera puesto entre interrogaciones tu amistad, te saluda.
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