Separaci¨®n pac¨ªfica
EL ANUNCIO hecho por Klaus y Meciar, los dos triunfadores en las elecciones del pasado 6 de junio, de que se han puesto de acuerdo para realizar pac¨ªficamente la partici¨®n de Checoslovaquia ha causado preocupaci¨®n en los Gobiernos europeos. Dos a?os y medio despu¨¦s de la revoluci¨®n de terciopelo, que puso fin al r¨¦gimen comunista y que llev¨® a Havel a la presidencia de la Rep¨²blica, hay en Europa un sentimiento de inquietud ante la conmoci¨®n que sacude a Checoslovaquia. La esperanza de que el proceso sea pac¨ªfico y ordenado, en contraste con lo que ha ocurrido en la antigua Yugoslavia, parece fundada. Pero la separaci¨®n, incluso sin violencia, es un paso negativo, tanto para los principales interesados, checos y eslovacos, como para la seguridad y estabilidad de Europa en su conjunto.El determinante de la ruptura es el triunfo del nacionalismo eslovaco en las ¨²ltimas elecciones, en las que el Movimiento para una Eslovaquia Democr¨¢tica (HZDS), dirigido por Meciar, obtuvo el 30% de los votos con un programa que exig¨ªa la plena soberan¨ªa, una Constituci¨®n y un presidente propios y una presencia en la vida internacional.
Esta posici¨®n fue apoyada por otros partidos, sobre todo de izquierda, y refleja seguramente la opini¨®n de la mayor¨ªa de los eslovacos. Pero la idea de Meciar no era una separaci¨®n inmediata; evit¨® hablar de independencia y m¨¢s bien aspiraba a una confederaci¨®n laxa, con competencias en econom¨ªa y defensa. Ante esta posici¨®n de Eslovaquia, Klaus y su Partido Democr¨¢tico C¨ªvico (ODS) se han negado a aceptar una f¨®rmula ambigua. Su pol¨ªtica es integrarse mediante una terapia de choque en el sistema capitalista de Europa occidental, y consideran que el atraso de Eslovaquia es, en alguna medida, un impedimento para ello. Su tesis es que, si no es posible una federaci¨®n racional, con una pol¨ªtica com¨²n, vale m¨¢s la partici¨®n en dos rep¨²blicas independientes.
As¨ª, sin que ni checos ni eslovacos hayan manifestado una voluntad neta de separarse, se encuentran ante la inminencia de la partici¨®n. El acuerdo Klaus-Meciar es, por ahora, entre los partidos que ellos encabezan. De aqu¨ª al 30 de septiembre, los dos Parlamentos nacionales (checo y eslovaco) deben ponerse de acuerdo para "definir la estructura del Estado". Meciar y Klaus se comprometen, si se llega a la creaci¨®n de las dos rep¨²blicas, a mantener entre ellas "relaciones de amistad y buena vecindad, formas de cohabitaci¨®n y un marco de cooperaci¨®n". En teor¨ªa quedan, pues, abiertas diversas hip¨®tesis. Sin embargo, un dato significativo es que tanto Maus como Meciar van a encabezar, respectivamente, los Gobiernos checo y eslovaco. En realidad, la pol¨ªtica se est¨¢ haciendo ya con dos polos, Praga y Bratislava. En cambio, el Gobierno federal pactado tendr¨¢ pocos miembros y competencias reducidas, y una duraci¨®n limitada a algunos meses.
Desde el punto de vista de Europa, existen serios motivos de preocupaci¨®n ante esta nueva etapa que se inicia. Por un lado, partir en dos un Estado, con una econom¨ªa integrada, es un proceso complejo, largo, y que inevitablemente engendra inestabilidad. Para Eslovaquia, cuya situaci¨®n econ¨®mica es ya angustiosa, con un fuerte paro, la separaci¨®n s¨®lo puede empeorar las cosas. Puede considerarse que los nacionalistas se han salido con la suya, pero es posible que la poblaci¨®n tenga que pagar un alto precio por ello. No s¨®lo econ¨®mico. Una Eslovaquia independiente habr¨¢ de enfrentarse a sus propios problemas de minor¨ªas. La inquietud manifestada por la h¨²ngara (compuesta por unas 600.000 personas) no es balad¨ª; sus derechos al idioma y a la cultura propios pueden verse amenazados. La exigencia de que se hable exclusivamente eslovaco fue expresada en la campa?a electoral nacionalista. El Gobierno de Budapest se muestra inquieto; un conflicto de ese g¨¦nero en Eslovaquia estimular¨ªa reacciones nacionalistas h¨²ngaras en otras minor¨ªas, como Voivodina (en Serbia) o Transilvania (en Rumania). Se perfila as¨ª en el horizonte la amenaza de un rebrote del tema m¨¢s escabroso: la revisi¨®n de las fronteras.
Checoslovaquia y Havel han sido, en la evoluci¨®n de los pa¨ªses ex comunistas, el punto de referencia m¨¢s s¨®lido de un camino de sensatez y democracia. Pusieron en marcha, con Polonia y Hungr¨ªa, una alianza de los pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos a la CE, como factor de seguridad en una parte de Europa sujeta a crecientes conflictos. Pero la zona de las tormentas parece extenderse.
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