El mundo boca abajo

Una vez que se bloquean las barras de seguridad no hay escapatoria, y mientras el coche del Looping Star empieza a subir la primera pendiente, uno desea no haber sido tan osado. En cuanto el tren toma velocidad, el v¨¦rtigo no deja pensar en nada m¨¢s que no sea terminar pronto. El bucle se pasa tan r¨¢pido que apenas se puede ver un trozo de parque boca abajo. Los dos minutos de viaje son sufIcientes para que las piernas tiemblen y varios ¨®rganos internos cambien de sitio.

A partir de ahora, los madrile?os tienen una forma m¨¢s de soltar la adrenal¨ªna acumulada. Y parece que lo agradecen, sobre todo los m¨¢s j¨®venes, que son los que est¨¢n acudiendo mayoritariamente a la nueva monta?a rusa del Parque de Atracciones de la Casa de Campo.La mayor¨ªa son chavales entre 10 y 18 a?os. Algunos se montan en el trenecillo sin pensar en los 24,5 metros a los que van a ser lanzados, cabeza abajo, a 75 kil¨®metros por hora; otros se jactan de su aparente tranquilidad, pero Patricia, de 16 a?os, no oculta su nerviosismo. "Me han comido el coco mis amigas para subir", dice mientras se ajusta todo lo posible la barra protectora. Cuando la batidora se para, Patricia suelta el aire contenido y reconoce aliviada que es muy emocionante, aunque lo pas¨® muy mal cuando el tren baja la cuesta y empieza a coger velocidad y ladearse.

Quiz¨¢ sea necesario un cierto masoquismo para decidirse a probar. Marta, que tiene 11 a?os, confiesa que lo ha pasado fatal: "Pero mola". Todos se desga?itan, algunos hacen gala de una mayor valent¨ªa levantando los brazos para demostrar, que no hace falta agarrarse. Pero a pesar de saber que es imposible caerse del coche, algunos se aferran a la barra como queriendo mantenerse en tierra firme.

Lo m¨¢s seguro

?sta es, seg¨²n la empresa concesionarla que gestiona actualmente el parque, la monta?a rusa m¨¢s alta de Europa. Pero nadie sabe concretar cu¨¢l ten¨ªa hasta ahora este r¨¦cord. Lo que s¨ª saben es que el artilugio ha costado 250 millones de pesetas.La monta?a fue dise?ada y construida por una empresa alemana, que emple¨® tres meses en instalarla y someterla a todos los controles necesarios. Como en todo este tipo de atracciones, la seguridad es esencial. Todo debe estar previsto. Si se va la luz cuando el coche est¨¢ subiendo la primera cuesta desde la que se lanza, el p¨²blico bajar¨¢ por una escalerilla. Despu¨¦s ya no hay peligro, puesto que el veh¨ªculo viaja impulsado por su propia inercia. "Esto es lo m¨¢s seguro del mundo", asegura Aurelio S¨¢nchez, que lleva trabajando en el parque desde que se abri¨®, hace casi 24 a?os. Aurelio es el encargado de las nuevas atracciones: cuando se termina la instalaci¨®n, es ¨¦l quien aprende a manejarla para luego ense?ar a los dem¨¢s empleados.

Cada d¨ªa se revisa dos veces esta monta?a rusa reci¨¦n instalada. Ayer mismo hubo un peque?o percance y el tren se par¨®. "Ahora todas las nuevas son electr¨®nicas, y ya se sabe que esas cosas...", comenta esc¨¦ptico Aurelio. Entre las tres y las cuatro de la tarde se cierra al p¨²blico y se realizan los ajustes t¨¦cnicos. Los reposacabezas se sueltan con el rebote del cuerpo en la frenada y hay que volver a sujetarlos de vez en cuando.

Largas esperas

Pero los m¨¢s de doscientos visitantes que esperaban a las cuatro para subirse al Looping no quer¨ªan saber nada del mantenimiento de la m¨¢quina y, hartos de la espera, increpaban a los empleados para que les dejasen entrar de una vez. Cuando se pone en marcha para dar un par de vueltas de prueba, el griter¨ªo en la cola apaga el ruido del coche contra los ra¨ªles."Esto est¨¢ muy mal organizado", critica Carlos, de 15 a?os, Ilevamos aqu¨ª esperando tres horas y pico. Ni siquiera hemos comido".

Sin embargo, un portavoz del Parque de Atracciones afirma que lo m¨¢ximo que hay que esperar es media hora para las que tienen m¨¢s ¨¦xito. Pero para Carlos, como para casi todos, el viaje es inolvidable. "Es una pena que haya que volver a hacer la cola para repetir".