Dinamarca confirma la sorpresa
ENVIADO ESPECIALSe repiti¨® la historia y se hizo historia. Seg¨²n el gui¨®n, s¨®lo hac¨ªa falta computar el n¨²mero de goles a recibir por Dinamarca frente a una Alemania campeona del mundo y mental y fisicamente muy superior, de acuerdo, claro es, con la opini¨®n de su t¨¦cnico, Berti Vogts. Pero, como ante Holanda en el mismo escenario tres d¨ªas antes, Dinamarca forz¨® la mayor sorpresa conocida por la Eurocopa y gan¨® de forma apote¨®sica su primer t¨ªtulo en sus 103 afios de andadura futbol¨ªstica.
El seleccionador dan¨¦s, Richard Moeller-Nielsen, se puso a dar la batalla al equipo alem¨¢n con un conjunto de aires caseros que comparaba con el cors¨¦ de su madre. "Sin sus tres soportes, se pierde", hab¨ªa comentado en v¨ªsperas del encuentro. Y a estos soportes les puso los nombres de Schineichel, Christofte y Povlsen.
Se quit¨® voluntariamente el soporte m¨¢s c¨¦ntrico colocando a Christofte en el lateral izquierdo de la defensa para sustituir al lesionado Andersen. Pero los otros dos aseguraron que el cors¨¦ dan¨¦s aguantara toda la carne en una inesperada ¨¦poca de vacas gordas.
Schmelchel se sobrepuso al bombardeo a¨¦reo y lo par¨® todo. PovIsen, frente al implacable marcador Koehler, derroch¨® velocidad, potencia a¨¦rea y voluntad en un d¨ªa en quela Prensa de su pa¨ªs hab¨ªa anunciado un intento de recuperarle por parte del Real Madrid. El ex castillista jug¨® un partido rotundamente completo.
Por si acaso faltaba sent¨ªmentalismo a la emocionante victoria, el gol definitivo corri¨® 4 cargo de Vilfort, el centrocampista que ha abandonado este torneo dos veces para estar con su hija, enferma, y que, cuando son¨® el pitido final, se cay¨® de rodillas para abrazarse con Jensen, su compa?ero en fatigas en el centro del campo y autor del primer gol, el que abri¨® el camino del ¨¦xito.
La tranquilidad parec¨ªa ser el mayor enemigo de los alemanes en los primeros compases de un encuentro iniciado con cuatro cesiones danesas a su portero en los primeros 110 segundos. La selecci¨®n danesa, que hab¨ªa realizado un duro calent¨¢miento, de casi media hora, bajo la mirada de un preparador que parec¨ªa buscar cosquillas a los lesionados que dec¨ªan estar en condiciones para jugar la hist¨®rica final, empez¨® dando la sensaci¨®n de dosificar las fuerzas y parec¨ªa conformarse con el dominio alem¨¢n.
Los hombres de Vogts hac¨ªan un juego fr¨ªo y premeditado, sospechando que las carreras que habr¨ªan de romper la defensa danesa iban a ser las largas que dejaban atr¨¢s a unos centrocampistas ansiosos por retrasar su minuto de caducidad. De esta forma, el peligro llegaba con Reuter, Buchwald, Sammer, Effenberg y Haessler mientras Nielsen vigilaba a Riedle y Pieclinik a un Klinsmann que, tras un primer tiempo en el que s¨®lo apareci¨® su faceta de cantamiserias, aport¨® algunos toques de fantas¨ªa a losprosaicos ataques alemanes. Luego, como un rel¨¢mpago, lleg¨® el gol que quem¨® a los germanos. Fue el segundo tiro dan¨¦s a puerta y tuvo sus ra¨ªces en un bal¨®n que Koeffier quit¨® a PovIsen. Pero Vilfort, con una fuerte e ntrada a Brehme, desvi¨® de nuevo la pelota hacia PovIsen y su recorte en el borde del ¨¢rea fue convertido con rabia por Jensen. Por todo el estadio aparecieron banderas rojas adornadas con la cruz blanca de Dinamarca. La dinamita danesa hab¨ªa tenido otra detonaci¨®n espont¨¢nea.
Los alemanes, que en partidos anteriores hab¨ªan sacado su mejor f¨²tbol cuando estaban en desventaja, se deshincharon esta vez tan espectacularmente que, tras la media hora, los seguidores daneses ya coreaban aufwiedersehen (adi¨®s).
Vogts, una vez m¨¢s, diagnostic¨® los problemas de carburaci¨®ri, en el centro del campo y, durante el descanso, puso a Doll en el sitio de Sammer. Pero si Alemania pas¨® a dominar claramente fue m¨¢s por las tard¨ªas urgencias y el previsto cansancio dan¨¦s que por un f¨²tbol de quilates.
Entre los minutos 72 y 76 los alemanes produjeron cuatro ocasiones claras, una de ellas espectacularmente salvada de volea sobre la misma raya por Nielsen.
Pero, dos minutos despu¨¦s, Vilfort, que hab¨ªa cruzado demasiado su tiro en el anterior contragolpe dan¨¦s, en el 7 1, pareci¨® ayudarse con la mano al controlair un bal¨®n robado y, cuando parec¨ªa haberlo perdido ante Helmer, emergi¨® repentinamente con ¨¦l cerca del centro del ¨¢rea y bati¨® a IlIgner con un zurdazo raso.
Con la frialdad que confiere la historia, los anales del f¨²tbol se?alar¨¢n a Dinamarca como el ¨²nico pa¨ªs que ha ganado un torneo sin haber estado clasificado para jugarlo. Pero la frialdad s¨®lo empezar¨¢ con la resa-, ca. Se acerca un seguidor dan¨¦s para gritar: "Usted tiene que ir a Copenhague. Si hubi¨¦ramos perdido, habr¨ªa sido una enorme fiesta. Ahora ser¨¢ la locura".
Por el momento, la luminosa noche de Gotemburgo se visti¨® de rojiblanco.
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