Comulgar con Serrat
Hace ya bastante m¨¢s de 20 a?os que tuvo 20 a?os pero sigue ah¨ª, fiel a s¨ª mismo, dando justo lo que su p¨²blico espera e, incluso, un poco m¨¢s. Y su p¨²blico, fiel tambi¨¦n a s¨ª mismo, sigue al pie del ca?¨®n sintiendo como todav¨ªa no tiene el alma muerta y a¨²n le hierve la sangre, emocion¨¢ndose con unos recuerdos que no parecen serlo y solicitando a voz en grito La tieta como si el tiempo no pasase y siguiese siendo su ¨²ltimo ¨¦xito (entonces a¨²n no se hablaba de singles)."La tieta est¨¢ en un sanatorio" explic¨® Serrat antes de retomar en la solitaria compa?¨ªa de su pianista unas Paraules d`amor que con cuarto de siglo a sus espaldas aparecieron frescas como reci¨¦n cortadas del tallo y consiguieron arrancar una nueva l¨¢grima en un p¨²blico que ya llevaba m¨¢s de dos horas de sobresalto en sobresalto.
Joan Manuel Serrat
Manel Camp, piano y direcci¨®n musical. Xavier Ca 11 teclados. Albert Cubero, guitarra. Angel Bl¨¢zquez, bajo. Francisc Rabassa, bater¨ªa. Enric Canada, percusi¨®n. Plaza de Toros Monumental. Barcelona, 26 de junio.
Paraules d`amor fue el tercer bis y no hizo falta que Serrat lo cantara pues las m¨¢s de 16.000 personas, que pr¨¢cticamente llenaban la plaza de toros, lo cantaron con ¨¦l. Fue el momento m¨¢s emotivo de una noche emotiva, como lo son todas las noches en las que Serrat se reencuentra con la gente de su pueblo.
Vestido con esa elegancia progre que le caracteriza, el barcelon¨¦s comenz¨® la noche entonando su personal c¨¢ntico de amor a su ciudad; Barcelona y yo ser¨ªa tambi¨¦n la canci¨®n que cerrar¨ªa la velada. Un taburete, un vaso de agua y, en alg¨²n momento, una guitarra fueron los ¨²nicos elementos decorativos de un escenario sobrio y elegante en el que Serrat siempre era perseguido por un foco blanco mientras sus m¨²sicos quedaban sumidos en una penumbra de colores. Su ¨²nica concesi¨®n al espect¨¢culo fue el disfraz de botones que utiliz¨® para cantar Disculpe el se?or, con aires t¨ªpicos de Ovidi Monfllor.
Serrat no cant¨® La tieta pero el p¨²blico le despidi¨® en pie, con la ovaci¨®n de los grandes acontecimientos.
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