Miles de argelinos asisten al entierro de Budiaf y lanzan gritos de "?Chadli, asesino!"
Miles de personas se congregaron en las calles c¨¦ntricas de Argel para acompa?ar el f¨¦retro del presidente de la rep¨²blica, Mohamed Budiaf, asesinado a tiros el pasado lunes en Anaba, hasta el cementerio de El Alia, situado a unos seis kil¨®metros del centro de la capital. En el recorrido, el gent¨ªo grit¨® sin cesar la frase de "Chadli, asesino!", referida al anterior jefe de Estado Chadli Benyedid, dimitido el pasado 11 de enero y ¨²ltimamente blanco preferido de las cr¨ªticas gubernamentales.
Argel se lanz¨® ayer a la calle para despedir al cuarto presidente de la rep¨²blica. Las tiendas cerraron sus puertas y las f¨¢bricas dieron permiso a los obreros para asistir a las exequias, que se abrieron en el gran sal¨®n del palacio presidencial, donde el cuerpo de Budiaf recibi¨® el homenaje de las delegaciones internacionales, del cuerpo diplom¨¢tico y de las personalidades pol¨ªticas y, sociales del pa¨ªs.Entre las personalidades extranjeras se encontraba el presidente palestino, Yasir Arafat; el presidente mauritano, Uld Taya; el ministro de Exteriores franc¨¦s, Roland Dumas, y el presidente del Senado espa?ol, Enrique Laborda.
La ceremonia tuvo come, escenario la misma sala donde el pasado 16 de enero Mohamed Budiaf y los otros cuatro miembros del Alto Comit¨¦ de Estado juraron sobre el Cor¨¢n sus cargos. Tres horas despu¨¦s de iniciado el acto part¨ªa el cortejo F¨²nebre por las calles de Argel.. Las autoridades, por razones de seguridad, fueron por otro itinerario hasta la gran mezquita de Yamaa el Kebir, situada en la plaza de los M¨¢rtires. En el interior del templo se celebr¨® un acto religioso al que asistieron los representantes del Gobierno mientras en el exterior esperaban el f¨¦retro millares de argelinos que continuaban gritando frases hostiles al anterior presidente de la rep¨²blica.
La rigidez de la ceremonia oficial contrast¨® con el desbordamiento de la calle, protagonizado por millares de j¨®venes que se lanzaron en una loca carrera tras el cami¨®n del Ej¨¦rcito que transportaba el f¨¦retro. Los, muchachos no cesaban un solo instante de gritar "iChadli, asesino!" o de dar vivas al Ej¨¦rcito, intercalando de vez en cuando frases alusivas a la autor¨ªa del asesinato y exclamando "?Queremos la verdad!" o "Nezar, dinos la verdad". Hubo tambi¨¦n en el cortejo los himnos islamistas que tradicionalmente vienen interpretando los militantes del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) en todas sus concentraciones.
Las fuerzas del orden, muy escasas en n¨²mero, se vieron absolutamente desbordadas, y a ¨²ltima hora la comitiva se vio obligada a cambiar de itinerario, evitando un recorrido por el centro de la ciudad y llegando finalmente al cementerio de El Alia, en donde continu¨® el desorden. All¨ª, el ministro de Asuntos Religiosos, Sasi Lamuri, decidi¨® pedir a los asistentes que se colocaran en el lugar indicado para el p¨²blico y dejaran la presidencia para los miembros de la familia.
El acto f¨²nebre se cerr¨® con una incre¨ªble e interminable eleg¨ªa pronunciada por el propio Lamuri. En un tono l¨ªrico excesivamente forzado acab¨® comparando a Budiaf con George Washington y Gandhi, mientras la familia y los dem¨¢s asistentes expresaban su sorpresa y estupor. El ata¨²d fue trasladado a hombros de oficiales del Ej¨¦rcito mientras se disparaban salvas de honor. Budiaf fue enterrado en una fosa, situada al lado del mausoleo en el que reposan los restos del ex presidente de la rep¨²blica Huari Bumedian, su gran rival y enemigo pol¨ªtico.
Muerte de Amirat
En el transcurso del acto celebrado en el palacio presidencial falleci¨® de un ataque al coraz¨®n Sliman Amirat, presidente del partido Movimiento Democr¨¢tico por la Renovaci¨®n de Argelia, quien despu¨¦s de acercarse al t¨²mulo se sinti¨® indispuesto cayendo al suelo de una sala cercana. Amirat fue el lugarteniente de uno de los jefes hist¨®ricos del movimiento de liberaci¨®n, Abdelkader Krim, asesinado misteriosamente en Alemania en 1970.
Argel recuper¨® ayer por la tarde su habitual normalidad, como si se tratata de un d¨ªa festivo, mientras la poblaci¨®n no cesaba de preguntarse qui¨¦n ser¨¢ el sustituto de Budiaf. Se trata de una pregunta que por ahora tiene dif¨ªcil respuesta y que depende de las decisiones que en las pr¨®ximas horas tome el Alto Comit¨¦ de Estado y el Alto Consejo de Seguridad.
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