La hora de Clinton
El candidato dem¨®crata a la presidencia de EE UU encabeza los sondeos por vez primera

Las encuestas lo colocan por primera vez a la cabeza. George Bush y Ross Perot se han enzarzado en una guerra cuerpo a cuerpo que favorece al candidato dem¨®crata. Su programa econ¨®mico, su sinceridad, su poder de comunicaci¨®n, sus m¨¦ritos, en definitiva, empiezan a pesar m¨¢s que su controvertido historial. A diez d¨ªas de la convenci¨®n de su partido, todo indica que estamos viviendo la hora de Bill Clinton.
Hace tan s¨®lo unas semanas, cuando gan¨® con apuros las elecciones primarias de California, Clinton parec¨ªa a punto de naufragar. Ross Perot lo hab¨ªa desplazado de las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos, y una mayor¨ªa de electores dem¨®cratas confesaban que hubieran preferido a otro candidato. Pero Clinton, inasequible al desaliento, no se desmoraliz¨®.Concentrados en lo que pensaban que era una carrera a dos, Bush y Perot se desgastaban en una campa?a sucia -?qui¨¦n espi¨® a qui¨¦n?, ?qui¨¦n organiz¨® campa?as de desprestigio contra qui¨¦n?-, mientras que Clinton trabajaba con sus mejores armas: su honestidad y su paciencia.
El candidato dem¨®crata ha aprovechado este tiempo de escaso protagonismo para elaborar un programa econ¨®mico que ha recibido el elogio de los expertos. Se enfrent¨® a Jesse Jackson para dejar clara su posici¨®n en contra de los cantantes negros de rap que hacen apolog¨ªa del asesinato de polic¨ªas.
En esa actuaci¨®n rebati¨® -tal vez para siempre- las dudas sobre su pasado personal, y no le falt¨® coraje para reconocer, por ejemplo: "Es cierto, mi hermano tiene problemas de alcohol y drogas, probablemente heredados de mi padrastro, que era un borracho".
Gestos premiados
La opini¨®n p¨²blica ha premiado todos esos gestos. Una encuesta realizada por el diario The Washington Post y la cadena ABC le daba al candidato dem¨®crata un 32% de expectativa de voto, por 31% para Perot y 28% para Bush. Hace s¨®lo 20 d¨ªas, los tres candidatos estaban con 26%, 36% y 30%, respectivamente.
Dos terceras partes de los consultados explicaron que valoran especialmente el programa econ¨®mico de Clinton, en el que ¨¦ste rompe con la tradici¨®n dem¨®crata de tratar de contemporizar con las distintas alas del partido, para concentrarse m¨¢s bien en los principales temas que realmente preocupan a los ciudadanos.
La tradici¨®n advierte, sin embargo, que ¨¦ste suele ser el gran mes de los dem¨®cratas, pero que despu¨¦s los candidatos de esa filiaci¨®n se desvanecen en el calor de las ¨²ltimas semanas de campa?a. Tambi¨¦n Michael Dukakis consigui¨® despegarse de Bush durante los d¨ªas de la convenci¨®n dem¨®crata de 1988, para ser derrotado despu¨¦s ampliamente.
Clinton ha demostrado solidez para soportar los ataques desde fuera, pero falta por conocer su capacidad para hacer frente a los de dentro. La pr¨®xima designaci¨®n de su candidato a la vicepresidencia y las discusiones en la convenci¨®n del partido, que se celebrar¨¢ en Nueva York entre los d¨ªas 13 y 16 de este mes, ser¨¢n dos buenas oportunidades para medir el equilibrio entre los pesos pesados de la oposici¨®n.
Los enfrentamientos internos han sido, tradicionalmente, una de las razones de la debilidad de los dem¨®cratas, que s¨®lo han ganado una de las seis ¨²ltimas elecciones presidenciales y que se encuentran alejados de la Casa Blanca desde hace 12 a?os.
Sin contar con la sombra permanente del gobernador Mario Cuomo, Clinton va a encontrar, probablemente, en Nueva York la oposici¨®n de Jesse Jackson, que le acusa de ser un candidato sin posibilidades de ganar por su pol¨¦mica vida personal, y de dos de los rivales del gobernador de Arkansas durante las primarias: Paul Tsongas, que ha mantenido ¨²ltimamente contactos con Ross Perot, y Jerry Brown, que trata de. representar la corriente m¨¢s izquierdista del partido.
Pero no s¨®lo ser¨¢n ellos. Clinton, al fin y al cabo, ha hecho toda su carrera pol¨ªtica lejos del c¨ªculo de Washington. Es un hombre, pues, del que desconf¨ªan los congresistas y el aparato del partido. Para cubrir este flanco, se cree que Clinton podr¨ªa buscar su vicepresidente en esta esfera. Entre los nombres que The New York Times menciona para ese puesto figuran el propio Cuomo, los senadores Bill Bradley y John Rockefeller, y el representante Richard Gephardt.
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