Juergas h¨ªpicas
Las carreras nocturnas del hip¨®dromo aumentan el riesgo en la carretera de La Coru?a
Cinco carreras y un espectacular accidente en la autov¨ªa de La Coru?a inauguraron la noche del jueves la quinta temporada de las veladas del hip¨®dromo de la Zarzuela. Fue adem¨¢s la primera competici¨®n gestionada por la empresa privada que desde el 2 de julio tiene la concesi¨®n de la explotaci¨®n del hip¨®dromo. Pero m¨¢s que de un espect¨¢culo meramente deportivo se trata de una excusa para tomarse unas copas al aire libre en un lugar privilegiado sin que la m¨²sica bakalao moleste a los vecinos, aunque s¨ª ponga un poco nerviosos a los caballos.
La carretera de La Coru?a, ya muy transitada de noche por los clientes de las discotecas de la zona, tendr¨¢ los jueves a¨²n m¨¢s tr¨¢fico por la afluencia de miles de personas al hip¨®dromo. Y no es posible dejar el coche en casa porque no hay transporte p¨²blico alternativo. Un accidente a la salida de la ciudad -en el que, a pesar de su espectacularidad, s¨®lo result¨® herido de gravedad un hombre- puede servir de advertencia. El autom¨®vil que conduc¨ªa el herido se precipit¨® al t¨²nel de la N-VI, en la confluencia de la avenida de los Reyes Cat¨®licos y el Arco de la Victoria.A medianoche, unas diez mil personas se acercaron al hip¨®dromo para disfrutar la primera noche de caballos y copas. De ellas, s¨®lo 2.200 pagaron las 500 pesetas de la entrada; el resto eran, invitados, periodistas, criadores o socios. Se estrenaba tambi¨¦n una nueva ¨¦poca en la gesti¨®n del hip¨®dromo, que desde 1940 depend¨ªa de la Sociedad de Fomento de la Cr¨ªa Caballar. Tras una crisis abierta por la acumulaci¨®n de p¨¦rdidas, que estuvo a punto de provocar la suspensi¨®n de la temporada de primavera, la gesti¨®n ha pasado a Hip¨®dromo de Madrid, SA, entidad controlada por el empresario Enrique Sarasola.
Nervios de la debutante
?sta es una temporada de consolaci¨®n, y el nivel de los participantes suele ser m¨¢s bajo que el de las carreras de invierno o las de Lasarte (el rival donostiarra de la Zarzuela). Pero los habituales del circuito h¨ªpico no faltaron a la fiesta y hubo incluso quienes se desplazaron desde San Sebasti¨¢n para ver esta singular competici¨®n.
Los jinetes tampoco son los que tienen mayor categor¨ªa y experiencia. Una amazona que compet¨ªa por primera vez, Isabel Pe?a, de 22 a?os, sufri¨® una ca¨ªda sin importancia cuando ya hab¨ªa terminado la carrera. "Son los nervios del debutante", coment¨®.
A medida que se caldeaba el ambiente y las copas empezaban a surtir efecto, los espectadores se iban animando. En la cuarta carrera, incluso los que no hab¨ªan apostado gritaban el n¨²mero de alguno de los animales, aunque no supiesen su nombre ni las posibilidades que ten¨ªa de ganar. Muchos de los que se jugaron algo decid¨ªan a qu¨¦ caballos iban a apostar como quien elige un n¨²mero de la loter¨ªa.
El criterio era m¨¢s el n¨²mero bonito de la suerte que la preparaci¨®n de los jinetes y sus monturas, una inc¨®gnita para los que, como Alfredo, nunca hab¨ªan visto un caballo tan de cerca. "Es la primera vez que vengo, aunque no creo que sea la ¨²ltima, me lo estoy pasando de maravilla y adem¨¢s he ganado en esta carrera", dec¨ªa este estudiante de Derecho exhibiendo sus boletos premiados. La mayor¨ªa de los que acudieron no eran visitantes asiduos del hip¨®dromo, aunque s¨ª de la discoteca Joy Eslava, que instala las terrazas.
En verano se corre en la pista de arena para dejar descansar el c¨¦sped, que tiene un mantenimiento mucho m¨¢s costoso. En cambio, el verde que rodea las pistas no tiene reposo durante la temporada estival, ya que en ¨¦l es donde se instalan las terrazas.
Los ¨²nicos nobles
Este a?o, como el pasado, es la empresa Joy Eslava la que tiene la concesi¨®n de los chiringuitos, cada uno con la publicidad de una marca de bebidas. Los precios de las copas son de lo m¨¢s normal: 700 un whisky y 300 una cerveza, en las terrazas, y algo m¨¢s baratos en la barra del recinto de socios, cuya gesti¨®n corresponde a la concesionaria del servicio de restauraci¨®n del hip¨®dromo.
Entre carrera y carrera, media hora para apostar en la siguiente, preparar los caballos, alisar la arena y pedir una nueva copa. Este a?o se opt¨® por no acotar una parte de la tribuna para los VIP (personas muy importantes), y quiz¨¢ por eso los que esperaban ver las caras famosas que otros a?os sirvieron de reclamo de estas veladas tuvieron que conformarse con contemplar a las bellezas an¨®nimas que paseaban su palmito. Uno de los desilusionados lleg¨® a decir: "Aqu¨ª los ¨²nicos nobles que hay son los caballos".
Caballos desbocados
Unos vienen de las discotecas, otros del hip¨®dromo, otros simplemente llegan hasta la capital desde regiones m¨¢s h¨²medas. La carretera de La Coru?a se convierte por la noche en una zona ajetreada en la que se unen velocidad, m¨²sica, copas y, sobre todo, mucha prisa. A la salida de las carreras de caballos, en un af¨¢n de emulaci¨®n, los conductores espolean los caballos mec¨¢nicos, aceleran, se te pegan al culo del coche henchidos de emoci¨®n, lanzan r¨¢fagas vertiginosas con los potentes hal¨®genos y gritos de bocina desesperados a ritmo de rap. Ninguno llega antes, dicen las estad¨ªsticas. Otros ni siquiera llegan. Ayer a las tres de la madrugada los coches de la polic¨ªa se acercaban hasta el arc¨¦n para atender dos ligeros trastazos. "Besitos", dijo alguien. El tercero fue m¨¢s dif¨ªcil de clasificar. Un grupo abultado de curiosos miraba con inter¨¦s hacia el fondo del t¨²nel que desemboca en la avenida de Puerta de Hierro. All¨ª debajo, retorcido, hecho a?icos, el coche potente que fue qued¨® convertido en tragedia. El conductor, un extranjero de nombre David J. Smith, sufri¨® traumatismo craneoencef¨¢lico; los que vieron el espectacular accidente aseguran que iba demasiado deprisa al tomar la curva, volc¨® y, despu¨¦s de romper la barandilla, se precipit¨® al t¨²nel. Los que circulaban en ese momento por debajo se quedaron del color del coche siniestrado: gris met¨¢lico.
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