Tratamiento gr¨¢fico
Se repite mucho que una imagen vale por mil palabras, y a veces resulta cierto (en otras muchas cabr¨ªa decir lo contrario, que una palabra vale por mil im¨¢genes), pero tambi¨¦n a veces (?las m¨¢s?) la imagen a la que atribuimos tan abundante caudal l¨¦xico no refleja la realidad pretendida (intencionadamente en ocasiones), sino que la distorsiona, la falsea..., da gato por liebre. Algo de esto puede haber ocurrido para que la periodista y ex diplom¨¢tica ecuatoriana Roc¨ªo Dur¨¢n Ollivier se dirija al peri¨®dico para protestar: "Ecuador elige hoy nuevo presidente entre una docena de candidatos se lee en grandes caracteres en EL PA?S del domingo 17 de mayo", escribe, "y junto a esto reproduce una gran fotograf¨ªa de Associated Press con el comentario: 'Un indio ecuatoriano espera en una parada de autob¨²s en Quito'. La reproducci¨®n trae la infeliz estampa de un pordiosero harapiento sentado junto a una canasta, arrimado a una muralla de piedras. Un rinc¨®n vertedero, en donde aparte de la basura se observa en el fondo pedazos de las propagandas electorales". Para la lectora, EL PA?S "representa a Ecuador en un indio pordiosero". Este mendigo no encarna la realidad ecuatoriana, se?ala: "Un menesteroso empochado no es sino la estampa de uno de los problemas ecuatorianos, y de lo que es la lacra de los marginados sociales", comenta, "lacra que exhiben todas las sociedades del presente".Roc¨ªo Dur¨¢n hace en su escrito una serie de consideraciones en torno al tratamiento informativo que, con frecuencia, los pa¨ªses avanzados aplican a los subdesarrollados -"interpretaciones singulares vistas a trav¨¦s de los cristales de otra realidad-mentalidad", "la imagen abyecta, ex¨®tica, excepcional"- y lamenta que "en Espa?a se publiquen cuadros difamantes sobre Ecuador". "Espa?a", dice, "se vanagloria de tener una relaci¨®n especial con el ¨¢rea, (...) de donde esto resulta tanto m¨¢s inadmisible; y por parte de EL PA?S, una errata sorprendente". Y a?ade: "Es decir, que cuando se trate de las pr¨®ximas elecciones en el territorio ib¨¦rico, tendremos todo el derecho de publicar una ilustraci¨®n de una danzante en astrosos faralaes v¨ªctima de un eta [etarra] enmascarado que rece: 'Espa?oles participan activamente en el proceso electoral'. Y en importantes caracteres: Espa?a elige hoy su presidente".
El redactor que escogi¨® la fotograf¨ªa motivo de la queja lamenta la negativa impresi¨®n que ha causado en Roc¨ªo Dur¨¢n, "algo que de ninguna manera se pretendi¨® conscientemente". Explica que "se trataba de ilustrar la informaci¨®n, y la ¨²nica foto que se encontr¨® en el archivo sobre el acontecimiento" fue la publicada, "llegada el d¨ªa anterior". El pie de la foto fue tomado textualmente de la agencia que la remiti¨®. El redactor estima que Roc¨ªo Dur¨¢n, que trabaja en prensa, comprender¨¢ por qu¨¦ se public¨®. No obstante, considera que otro asunto de mayor calado es el de la imagen de un pa¨ªs que transmite una determinada ilustraci¨®n: "Es muy f¨¢cil caer en el estereotipo y la imagen acu?ada, porque es m¨¢s c¨®modo que buscar una imagen nueva. Es m¨¢s c¨®modo y puede ser tambi¨¦n injusto". "Roc¨ªo Dur¨¢n tiene raz¨®n", reconoce, "pero en su momento result¨® inevitable la elecci¨®n y publicaci¨®n de esa foto". Finalmente, el redactor insiste: "S¨®lo puedo decir de nuevo que lamento la desaz¨®n que le produjo la ilustraci¨®n y que le aseguro que en el futuro se tratar¨¢ esa fotograf¨ªa con el m¨¢s exquisito cuidado".
Ya el Libro de estilo advierte del valor simb¨®lico de las fotograf¨ªas, adem¨¢s de los puramente informativos. La que ha motivado la protesta pod¨ªa interpretarse, y as¨ª lo se?ala la lectora ecuatoriana, como representaci¨®n simb¨®lica de la realidad de Ecuador, cuando no es as¨ª: "El nuestro", dice en su escrito Roc¨ªo Dur¨¢n, "es un Estado multirracial y en progreso; y si bien es cierto que tiene un alto porcentaje de ind¨ªgenas, ¨¦stos no tienen por qu¨¦ ser identificados con una imagen denigrante".
En este caso, ?qu¨¦ mil palabras hay tras la imagen? Incluidas las del pie, no parece que reflejaran una estampa fidedigna, una s¨ªntesis gr¨¢fica del momento electoral que estaba viviendo Ecuador.
Ortograf¨ªa
De vez en cuando salta a las p¨¢ginas del peri¨®dico alguna falta ortogr¨¢fica. En la edici¨®n de Madrid del pasado d¨ªa 9, en la informaci¨®n sobre la llegada a la capital de la antorcha ol¨ªmpica, lo hicieron dos gordas: silvidos y expectadores. Varios lectores preguntan al Ombudsman c¨®mo fue posible que se produjeran tan "descaradas infracciones", c¨®mo fue que nadie reparara en "las barbaridades".
El redactor jefe se siente abrumado: "Las dos faltas fueron una pedrada en los ojos que recibimos los responsables del peri¨®dico al leerlo por la ma?ana". Y expresa su disgusto: "Es una l¨¢stima que la complet¨ªsima informaci¨®n sobre el paso de la antorcha por Madrid haya quedado justamente deslucida por semejantes errores". No hay justificaciones, dice, aunque s¨ª explicaciones.
Los actos concluyeron tarde, las once de la noche. La hora del cierre de la edici¨®n estaba encima. En la informaci¨®n trabajaron tres redactores. "Uno de ellos pas¨® urgentemente sus p¨¢rrafos por tel¨¦fono. El compa?ero que los tom¨® al dictado tecle¨® mal silvidos, en una equivocaci¨®n que empez¨® siendo mecanogr¨¢fica [las teclas de la b y la v est¨¢n juntas]. Despu¨¦s se convertir¨ªa en ortogr¨¢fica". Un segundo redactor lleg¨® a toda prisa a la Redacci¨®n con el tiempo justo para "escribir su texto en el ordenador, mezclarlo con el anterior y a?adirle las aportaciones de los corresponsales". ?ste fue el que escribi¨® expectadores, "en un lapsus que le hizo asimilar la palabra a expectaci¨®n ". El redactor jefe de cierre apremiaba. La rotativa estaba a punto de arrancar. El art¨ªculo pas¨® directamente al taller, "sin ser editado por nadie y sin visitar el departamento de Correcci¨®n". Ning¨²n redactor repar¨® despu¨¦s, ya impreso el peri¨®dico, en el "error digital ni en el lapsus".
Las urgencias pueden provocar estos fallos, pero tambi¨¦n es verdad que en parte pueden ser corregidos, como recuerda el redactor jefe: si una vez ajustado el texto y remitido al taller se hubiera conservado una copia en la Redacci¨®n, ¨¦sta se habr¨ªa podido corregir con tranquilidad; una nueva versi¨®n limpia de gazapos pudo sustituir a la anterior para incluirla en el mayor n¨²mero posible de ejemplares.
El Libro de estilo se?ala que el periodista tiene la obligaci¨®n de releer y corregir sus propios originales. La primera responsabilidad de la erratas y equivocaciones, recuerda, es de quien las introduce en el texto.
El tel¨¦fono directo del Ombudsman es 304 28 48.
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