El desaf¨ªo
EL ASESINATO del juez Paolo Borsellino, cometido por la Mafia en Palermo el domingo pasado, es un desaf¨ªo directo y frontal al Estado italiano. No puede considerarse como uno m¨¢s de los numerosos atentados que la banda criminal ha llevado a cabo en los ¨²ltimos a?os. Lo mismo que ocurri¨® hace dos meses con el asesinato del juez Falcone, la Mafia ha demostrado de nuevo dos hechos de suma gravedad: que est¨¢ infiltrada en los aparatos de seguridad, incluso en sus n¨²cleos m¨¢s secretos, y que se mofa de los sistemas de protecci¨®n montados para defender a las personas que ella amenaza. Y, por otra parte, que est¨¢ resuelta a utilizar un terrorismo salvaje para impedir que el Estado italiano, despu¨¦s de a?os de lamentables fracasos, ponga en pie una organizaci¨®n eficaz de lucha contra la Mafia.De ah¨ª que pueda hablarse de desaf¨ªo global. El Ejecutivo de Amato, que ha puesto en lugar prioritario de su programa de gobierno la lucha contra el crimen, no puede contentarse con declaraciones generales, por rotundas que sean. Un experto del Ministerio del Interior ha dicho algo muy serio: "Conocemos a much¨ªsimos de los mafiosos. ?Por qu¨¦ no los detenemos ya?". No se puede olvidar que, en el famoso proceso de Palermo de 1986, 338 mafiosos, despu¨¦s de ser condenados a largas penas, fueron liberados por trucos de procedimiento. Se trata, pues, de saber s¨ª la ley se aplica a la Mafia; de poner fin a un estado de impunidad en que ¨¦sta se mueve. La realidad del momento presente es que el Estado se halla a la defensiva ante los ataques criminales de la Mafia. Intenta proteger -con escasa eficacia- a las personas m¨¢s amenazadas, pero las acciones judiciales se dispersan, sin una centralizaci¨®n indispensable, para poder llegar a los responsables de la acci¨®n criminal.
La principal dificultad para que el Estado italiano pueda reaccionar con verdadera eficacia es, sin duda, pol¨ªtica. Las complicidades con las que cuenta la Mafia en ciertos medios pol¨ªticos es algo admitido como una singularidad d¨¦ la vida italiana. Leoluca Orlando, el antiguo alcalde de Palermo -el italiano hoy m¨¢s amenazado-, ha declarado: "Sime mataran... el delito nacer¨ªa del cruce de la Mafia y la pol¨ªtica". No se trata -como explic¨® en su tiempo el juez Falcone- de que algunos partidos utilicen a la Mafia para sus fines. Es m¨¢s bien lo contrario: la Mafia recluta y tiene a su disposici¨®n a determinados pol¨ªticos, que le prestan servicios de diversa ¨ªndole, tanto para sus actos criminales como para desarrollar sus empresas inmobiliarias, financieras, de tr¨¢fico de droga, etc¨¦tera, que hoy alcanzan gran amplitud y se extienden incluso al norte de Italia.
Hace dos meses, la ola de indignaci¨®n provocada por el asesinato de Falcone sirvi¨® de acicate, en un momento de confus¨ª¨®n, para la elecci¨®n de Scalfaro como presidente de la Rep¨²blica. Ahora, el atentado contra Borsellino, pone en t¨¦rminos m¨¢s dram¨¢ticos a¨²n la urgencia de que el Estado italiano demuestre su voluntad de rechazar la ofensiva del crimen.
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