Un pelot¨®n que busca empleo
El pelot¨®n circula con el pie en el acelerador. La carrera est¨¢ loca. Nadie dice entender a ciencia cierta qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando, por qu¨¦ tanta prisa, a qu¨¦ viene este Tour sin tregua. Fignon, Roche, Delgado, Chiappucci y LeMond, por poner ejemplos de cierta entidad, han protagonizado en alg¨²n momento acciones aparentemente incongruentes. Casi todos ellos, a excepci¨®n del inagotable Chiappucci, pagaron ese esfuerzo. Unos emprendieron viaje a casa, otros cayeron a las catacumbas de la clasificaci¨®n. Aun as¨ª, vuelven a la lucha. Tal fue ayer el caso de Roche.Delgado se ha atrevido a buscar una explicaci¨®n. Confirma que es comentario generalizado entre sus colegas el comportamiento sin freno del pelot¨®n. Efectivamente, todo parece bajo control (Indur¨¢in y Chiappucci son los mejores), pero todo est¨¢ sin control. Delgado regala un argumento para el debate: la amenaza de cierre se cierne sobre muchos equipos del actual pelot¨®n.
Una masiva desaparici¨®n de los grandes conjuntos holandeses, la crisis aguda del ciclismo franc¨¦s, el fracaso de algunas grandes inversiones (l¨¦ase el Gatorade de Bugno y Fignon), junto con la proliferaci¨®n de decenas de corredores sin contrato en vigor para la pr¨®xima temporada (Le Monde entre otros), puede haber enloquecido al mejor pelot¨®n del mundo.
Sin perspectivas claras de trabajo, en estampida veteranos patrocinadores del ciclismo, cada etapa se ha convertido en un escaparate laboral para gran parte de los 130 corredores sobrevivientes. Una larga escapada es como un buen reclamo publicitario. Una victoria de etapa puede significar una oferta. Dos victorias de etapa pueden suponer la renovaci¨®n de un contrato en buenas condiciones. El irland¨¦s Roche era un corredor repudiado y sin equipo hace un a?o. Mucho se le tienen que torcer las cosas para que despu¨¦s de este Tour y a sus 33 a?os le nieguen un contrato en buenas condiciones.
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