Ajuste
Lo malo de lo que est¨¢ pasando en el 92 es que le empecemos a coger miedo al 97. Cinco a?os de miedo despu¨¦s de un ajuste de cuentas pueden resultar insoportables. Y no es s¨®lo que el entorno internacional sea recesivo, como afirma Solchaga con el bistur¨ª en la mano y el paciente de corpore insepulto, sino que somos algo manirrotos y gastamos mucho en cosas que. luego no usamos. Ahora, por ejemplo, dicen los fiscales que la ley Corcuera, con el trabajo que nos cost¨® sacarla adelante, no se usa porque plantea muchos problemas. Con esta ley pasa lo que con los microondas: que compramos los m¨¢s caros y luego apenas se utilizan para calentar el vaso de leche. Y con las freidoras sucede lo mismo, que al final acaban en el maletero porque no hay nada como la sart¨¦n. Y es que nos fascinan los botones y los d¨ªgitos, pero cuando salimos de la tienda vemos que para usar ese v¨ªdeo, esa lavadora o esa ley Corcuera hay que hacer un doctorado. A los v¨ªdeos caros y a la ley Corcuera les das al bot¨®n que no es y te joroban toda la instalaci¨®n.Las casas de este pa¨ªs est¨¢n llenas de objetos que apenas se han usado una o dos veces antes de ir a parar al maletero. ?Qui¨¦n no tiene un exprimelimones absurdo, un pelapatatas incomprensible o un robot que igual serv¨ªa para hacer arroz con leche que carne a la brasa? Estas cosas se cogen al principio con mucha ilusi¨®n, como la bicicleta est¨¢tica, pero luego no sabe uno d¨®nde meterlas. Es lo que est¨¢ pasando con la Expo, con el AVE y con el Madrid Cultural este: que nos deslumbraron porque ten¨ªan pantallas digitales con botoncitos de colores, y ahora resulta que se usan mucho menos de lo previsto, como la ley Corcuera o la licuadora. As¨ª, por mucho que se empe?en Gonz¨¢lez y Solchaga, no alcanzamos los niveles de bienestar comunitarios ni en el 2000.
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