El desagravio y el alir¨®n
Hasta la tuna acudi¨®. No pod¨ªa ser de otra manera en una fiesta que ol¨ªa a chorizo, bailaba jotas y sevillanas, beb¨ªa sangr¨ªa y expresaba la alegr¨ªa de estar juntos en el triunfo, de constituir un pueblo hecho de muchos diferentes, de levantar la cabeza tras tantos decenios de intentar pasar inadvertidos, de arrastrar maletas de cart¨®n por las estaciones de Par¨ªs y de lavar suelos y poner ladrillos.Ocurri¨® a ¨²ltima hora de ayer en el nuevo anexo de la embajada de Espa?a en la capital francesa, el que da a la avenida Marceau, y gracias a ese campesino navarro que acababa de ganar por segunda vez el Tour. En ese momento m¨¢gico, ni el calor, ni las apreturas, ni los registros de los polic¨ªas, ni los errores pr¨¢cticos y est¨¦ticos del reci¨¦n estrenado edificio pod¨ªan aplastar el sentimiento colectivo expresado por un emigrante gallego: "Estamos saliendo del hoyo".
La Expo de Sevilla, los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona, el victorioso doblete de lndur¨¢in y la hispanofilia que se ha adue?ado de Francia estaban en todas las bocas. Era el momento del desagravio y el alir¨®n.
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