A la sombra de Indurain

Miguel Indur¨¢in amenaza con dejar al ciclismo contempor¨¢neo sin sistemas de medici¨®n v¨¢lidos. Es tal la superioridad del espa?ol que, a su lado, actuaciones correctas adquieren, de repente, el tinte de la mediocridad. El Tour de 1992 ha padecido esta circunstancia. El soberbio trabajo de Indur¨¢in ha ensombrecido y arrinconado otras claves de la carrera. Una de ellas es irreversible: la definitiva jubilaci¨®n de la generaci¨®n que ha dominado los ochenta: Laurent Fignon, Pedro Delgado, Stephen Roche y, sobre todo, Greg LeMond.

El Tour de la unificaci¨®n europea ha sido rico en detalles. El gigantesco efecto aglutinador de Indur¨¢in, su devastadora presencia, ha relegado todos esos aspectos a la zona m¨¢s tibia del inter¨¦s general. Una generaci¨®n de inmensos ciclistas ha aceptado este a?o su extinci¨®n. Fignon, ganador en 1983 y 1984, y Roche, en 1987, consiguieron una etapa cada uno. Delgado, que lo fue en 1988, estuvo a punto de lograrlo. LeMond, el campe¨®n en 1986, 1989 y 1990, no fue sino un cad¨¢ver sobre la bicicleta. Triunfos parciales, nula presencia o muerte s¨²bita: poco m¨¢s pueden esperar ya estos hombres.Esta apreciaci¨®n conduce a otra m¨¢s evidente: el monopolio que italianos y espa?oles ejercen en el Giro, la Vuelta y el Tour. El suizo Tommy Rominger, ganador este a?o de la ronda espa?ola, es el ¨²nico ciclista de distinta nacionalidad que ha podido pisar el podio de las tres grandes pruebas en las dos ¨²ltimas temporadas.

Manda el llamado curso del 64, con Indur¨¢in y Gianni Bugno como aventajados alumnos y Eric Breukink y Ra¨²l Alcal¨¢ como promesas rotas. Detr¨¢s de ellos, el desierto. El ciclismo espa?ol no ofrece alternativas al l¨ªder del Banesto, que acaba de cumplir los 28 a?os. Los mejores hombres de las formaciones espa?olas en la ronda francesa han sido dos extranjeros: el franc¨¦s Laurent Jalabert y el suizo Alex Zulle, ambos del ONCE.

El dominio del Sur europeo ha supuesto un efecto reflectante del p¨¦simo momento e incierto futuro que aguarda al ciclismo franc¨¦s. La naci¨®n con, mayor n¨²mero de victorias en el Tour no encuentra al sucesor de Bernard Hinault, el ¨²ltimo ganador galo de la carrera (1985), o de Fignon. Ni siquiera las seis victorias de etapa conseguidas por sus corredores en la presente edici¨®n (Arnould, Delion, Fignon, Colotti, Marie y Jalabert) han evitado la sensaci¨®n de ansiosa y desesperada b¨²squeda de nuevos valores. A su vez, el belga o el holand¨¦s tampoco afrontan mejores perspectivas. Varias escuadras, como Panasonic, PDM, Buckler, Z o Helvetia, tienen virtualmente firmadas sus defunciones.