Flores en Gorazde para los 'cascos azules'

Hombres y mujeres lloraron en la plaza de la ciudad bosnia de Gorazde el pasado s¨¢bado, cuando el convoy de ayuda humanitaria de las Naciones Unidas, tras dos fallidos intentos, logr¨® llegar a la sitiada ciudad bosnia. En un estallido de alegr¨ªa, los habitantes de la ciudad, devastada por los bombardeos serbios, prendieron flores en las solapas de los soldados franceses y ucranios que hab¨ªan conducido los camiones hasta all¨ª, a trav¨¦s de una escarpada regi¨®n monta?osa."?sta es la primera vez que hemos estado en la calle sin pasar miedo desde hace cuatro meses", dec¨ªa Hajrudin Causevic mientras el veh¨ªculo que encabezaba el convoy de la ONU alcanzaba la plaza del centro de la ciudad situada a 60 kil¨®metros de Sarajevo y que durante 146 d¨ªas permaneci¨® aislada por el cerco de las fuerzas serbias. "Ellos -los serbios- estuvieron lanzando granadas hace justamente dos horas", a?adi¨® Causevic.

Los habitantes de Gorazde y los soldados de la ONU se fundieron, por unos breves momentos, en una atm¨®sfera de fiesta entre coches acribillados por las balas, fragmentos de cristales y escombros de edificios que llenan las calles de la ciudad. "Decidle al mundo que no tenemos ni comida, ni medicinas, ni agua, ni electricidad", gritaba una anciana desde el balc¨®n de su apartamente situado en el tercer piso de un desvencijado edificio.

Los periodistas que fueron testigos de las distribuci¨®n de las ayudas vimos en las calles a unas mil personas, en una ciudad que antes de la guerra contaba con m¨¢s de 35.000 habitantes. La mayor parte se neg¨® a salir de sus refugios por temor a nuevos bombrdeos desde las posiciones enemigas situadas en las colinas que rodean Gorazde. Tras haber depositado su cargamento de ayuda, el convoy de las Naciones Unidas regres¨¦, por la noche, al aeropuerto de Sarajevo bajo control de las Naciones Unidas, no sin antes superar una trampa en forma de minas que bloqueaban la carretera.Visita al hospital

Antes de regresar, algunos oficiales m¨¦dicos que integraban el equipo de cascos azules del convoy visitaron el hospital Isak SamokovIja, donde unos 60 pacientes est¨¢n siendo tratados con unaasistencia sanitaria muy rudimentaria. "Este hombre fue sometido a una amputaci¨®n sin anestesia general", explicaba el doctor Alija Begovic al se?alar a un joven que parec¨ªa m¨¢s muerto que vivo, por su aspecto p¨¢lido y espectral. El paciente permanec¨ªa tumbado con el mufi¨®n de lo que deb¨ªa ser su pierna derecha envuelto en vendas sanguinolentas."No tenemos calmantes ni posibilidades m¨ªnimas para realizar operaciones de envergadura; utilizamos alcohol y anestesia local y hacemos lo que podemos", a?ad¨ªa el m¨¦dico. Al final de la visita, el mayor Lawrence Linden, casco azul de nacionalidad francesa, conclu¨ªa: "He visto .esto en ?frica, pero nunca en Europa".