La mitad de los centros municipales para los ancianos cierra en agosto
Veintitr¨¦s de los 56 centros municipales de tercera edad existentes en Madrid cierran todo el mes de agosto, y otros cinco, 15 d¨ªas. Algunos populosos distritos, como Villaverde o Carabanchel, se quedan, por falta de personal, sin un solo club de mayores abierto. Estos centros no son asistenciales, pero tampoco meros lugares de reuni¨®n donde jugar a las cartas. Muchos ancianos que no pueden salir de vacaciones en agosto han de conformarse con quedarse en casa o remurse en los parques, castigados estos d¨ªas por el calor.
En los centros municipales de tercera edad los ancianos juegan a las cartas, pero tambi¨¦n encuentran la compa?¨ªa que no hallan en sus casas, reciben clases de pintura, van a la peluquer¨ªa e incluso visitan al callista. En 19 centros se puede almorzar por unas 300 pesetas. Todos tienen bar con precios bastante asequibles: los pensionistas pueden alegrarse la tarde con una copa de brandy o an¨ªs a 50 pesetas.Los estatutos de los centros no establecen el tiempo que deben permanecer abiertos ni regulan el cierre vacacional. Las juntas de distrito deciden en funci¨®n del personal subalterno del que disponen y del n¨²mero de personas que prev¨¦n que utilizar¨¢n las instalaciones. El problema de personal es el que obliga a cerrar en agosto a los centros de Villaverde o Carabanchel. En Ciudad Lineal y Chamart¨ªn, donde no hay este problema, se mantienen en funcionamiento todos los centros dependientes de su junta municipal. La de Arganzuela ha optado por una soluci¨®n salom¨®nica: cierra 15 d¨ªas cada uno de los dos que regenta para no dejar a sus abuelos sin local.
El 15% de la poblaci¨®n de la Comunidad de Madrid tiene m¨¢s de 65 a?os y el 80% de ellos -464.000 personas- vive en el municipio de Madrid, seg¨²n los datos del padr¨®n de 1991. Centro, Salamanca, Chamber¨ª y Moncloa son los distritos con m¨¢s personas mayores.
Hacinamiento y calor
Mar¨ªa, de 74 a?os es una de las 59.000 personas ancianas que viven solas en Madrid. Sufre una dolencia respiratoria grave y preferir¨ªa irse a una residencia, pero no es f¨¢cil: "Hay que esperar mucho tiempo para las p¨²blicas y no me puedo permitir una privada porque son car¨ªsimas". Mar¨ªa acud¨ªa regularmente al centro municipal de Carabanchel, que ahora est¨¢ cerrado. Las 19.000 plazas en residencias que hay en Madrid, seg¨²n un estudio de 1991, no son suficientes, y s¨®lo un 19% de las 136 residencias existentes son p¨²blicas.
A Br¨ªgida, de 76 afios, y tambi¨¦n asidua del centro de Carabanchel, por el contrario, le "horripilan" los asilos porque trabaj¨® un tiempo en uno y no legust¨® c¨®mo tratab¨¢n a los viejos. A pesar de su edad sigue trababan.
Tampoco los 56 centros de d¨ªa del Ayuntamiento y los 14 del Inserso (Instituto Nacional de Servicios Sociales) cubren adecuadamente las necesidades sociales de los ancianos de Madrid. La consejera t¨¦cnica de Servicios Comunitarios del Ayuntamiento, Pilar Ari?o, afirma que estos centros est¨¢n masificados: "Hay un hacinamiento brutal en algunos de ellos y no hay ninguno que no sobrepase el n¨²mero de socios estipulado".
El est¨ªo no es precisamente una estaci¨®n beneficiosa para los mayores: las familias se van de vacaciones, muchos de los clubes cierran y el calor empeora la salud de los m¨¢s d¨¦biles. Las temperaturas extremas complican las dolencias cardiovasculares y respiratorias hasta causar la muerte en algunos casos. El 18 de julio del a?o pasado murieron en Madrid 125 personas, cuando lo corriente es que fallezcan 70 u 80 cada d¨ªa: el 90% de los fallecidos eran mayores de 80 a?os.
Viejas alegr¨ªas de Carabanchel
El club de la calle de Monse?or Romero, en Carabanchel, ech¨® el cerrojo por vacaciones y los ancianos de la zona pasan ahora las tardes en la plaza de Carabanchel Bajo. Se abanican, discuten entre ellos y se r¨ªen hasta de su sombra. "En el centro por lo menos est¨¢bamos fresquitos, y se te pasa el d¨ªa m¨¢s r¨¢pido. En casa cada d¨ªa es como un a?o", se queja Fidela, de 78 a?os, que desde que enviud¨® hace dos, vive sola. "Porque quiere", apostilla Juan Manzano, de 66 y soltero, que a pesar de su poca salud todav¨ªa corteja a sus amigas. "Yo le he dicho que nos arrimemos, pero no quiere, aunque tengo muy buena pensi¨®n". Juan es de los pocos ancianos de la plaza que cobra 85.000 pesetas al mes; el resto no llega a las 50.000.El se?or Manolo tiene 83 a?os y pocos dientes. "A los viejos, a la calle", dice enfadado, "y en el bar hay que llevar mil pesetas para dar las 'buenas tardes". Manolo vive solo, pero tiene una hija cerca que va a su casa a hacerle la cena y el desayuno. Cuando ¨¦sta se va de vacaciones, ¨¦l tiene que marcharse a: casa de otro hijo, pero no le hace mucha gracia porque siente que molesta.Mar¨ªa pasaba todo el d¨ªa en el centro. Llegaba a las 11 de la ma?ana, com¨ªa all¨ª por 240 pesetas, gracias a una beca del Ayuntamiento, y a media tarde volv¨ªa a casa. Ahora tiene que hacerse la comida y encargarle la compra a su hija. Mar¨ªa tambi¨¦n vive sola. "Pero ahora tengo un marido", dice divertida, "y muy buen mozo, as¨ª de alto". El novio que tiene Mar¨ªa es una bombona de ox¨ªgeno que desde hace tres meses vigila sus sue?os.
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