Gesto de torero
La corrida era de esas que se colocan cuesta abajo y sin freno y se hunden en el abismo del m¨¢s insoportable aburrimiento. Estaba en la arena el cuarto de la tarde, un inv¨¢lido al que el picador toc¨® con un alfilerito y por poco si se desploma. V¨ªctor Mendes, vulgar con el capote, coge las banderillas como una obligaci¨®n que se ha impuesto a s¨ª mismo, pero a sabiendas de que el lucimiento no ser¨ªa posible. Un par, otro, regular, y en el tercero, Mendes se conf¨ªa, el toro lo arrolla de manera espeluznante, lo derriba, le lanza un derrote a la chaquetilla y el torero queda inerme en la arena.Por un momento, se temi¨® una grave cornada en el pecho. Afortunadamente, s¨®lo un gran golpe en la cabeza, y la chaquetilla con un boquete as¨ª de grande como prueba de la trayectoria del pit¨®n y de las intenciones del toro. El torero se incorpor¨® dolorido y desmadejado. Inmediatamente, y para sorpresa de todos, Mendes volvi¨® a tomar un nuevo par de banderillas y se fue hac¨ªa el toro con gesto y rabia de torero. La reuni¨®n no result¨® perfecta, pero en la plaza qued¨® clara la diferencia existente entre un torero y el resto de los mortales. Fue, quiz¨¢, el momento m¨¢s emocionante de la tarde.
Pereda, Arauz / Mendes, Cepeda, Espartaco Chico
Cuatro toros de Jos¨¦ Luis Pereda, bien presentados, mansos, flojos y descastados, y dos (4? y 6?) de Arauz de Robles, deslucido el 1? e inv¨¢lido el 2?. V¨ªctor Mendes: pinchazo, media tendida y un descabello (palmas); dos pinchazos (ovaci¨®n). Fernando Cepeda: estocada baja (vuelta); pinchazo y casi entera (dos vueltas). Espartaco Chico: media estocada (ovaci¨®n); media tendida (palmas). Plaza de toros de M¨¢laga, 18 de agosto. Menos de media entrada.
La afici¨®n quiere que Fernando Cepeda sea figura del toreo. Pero, a lo peor, el que no quiere es el propio torero. O le cuesta un trabajo sobrehumano. Vaya usted a saber... El mejor lote de toros, entre los malos, fue el suyo. Dio tres vueltas al ruedo, el presidente se gan¨® una bronca... Pues ni por esas. Cepeda no se mereci¨® oreja alguna en M¨¢laga. Tarda un mundo en acoplarse. Y cuando lo consigue, duda. No se enfada, y no emociona porque ¨¦l no se emociona. Atesora grandes virtudes y, de vez en cuando, dibuja un natural.
Lo ¨²nico que Espartaco Chico dijo en M¨¢laga es que tiene voluntad, que no es poco. Pero le falta casi todo lo dem¨¢s. Si se mezclan sus carencias con la soser¨ªa de su primero y con la nobleza inv¨¢lida del ¨²ltimo, el c¨®ctel resultante se puede imaginar. ?nimo no le falta al chaval, pero ni brilla ni da esplendor.
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