La gran noche de Rosario
La compa?¨ªa cubana ha salvado la ¨²ltima quincena de agosto para los amantes del ballet, y la cita es obligada en el teatro de la calle de la Paz. El conjunto, de alta profesionalidad, solvente y con un nivel de baile que ya es leyenda, empez¨® esta minitemporada de 24 t¨ªtulos diferentes, y que se extiende hasta finales de mes, con su plato m¨¢s fuerte: el segundo acto de Giselle, bailado espl¨¦ndidamente por Rosario Su¨¢rez, Char¨ªn para su p¨²blico incondicional, que atraviesa ya el Atl¨¢ntico. Un inter¨¦s a?adido: entrever los nuevos talentos, que los hay, y ver c¨®mo sobrevive una gran compa?¨ªa de danza cl¨¢sica en medio del derrumbe moral y pol¨ªtico de su pa¨ªs.Su¨¢rez pertenece a la ¨²ltima promoci¨®n realmente grande de la escuela cubana de ballet. Su carrera ha sido irregular, te?ida por la pol¨¦mica y los altibajos, y hasta experiment¨® unos a?os con el moderno, para, finalmente, volver al redil cl¨¢sico tras un enorme esfuerzo que se ve recompensado en su madurez art¨ªstica. Hoy, sin discusi¨®n posible, est¨¢ a la cabeza de la agrupaci¨®n caribe?a como uno de sus m¨¢s s¨®lidos valores. Su Giselle es producto no s¨®lo de las dotes, sino del trabajo duro. Ella tiene su perfil natural en la fuerza y el car¨¢cter, sin embargo, logra convencer y emocionar transmutada en estantigua nocturna.
Ballet Nacional de Cuba
Primer programa: Giselle (segundo acto), Coralli-Perrot-Petipa-Alonso / Adam; Bodas de Sangre: Gades / Diego; Sinfon¨ªa de Gottschalk: Alonso / Gottschalk. Teatro Alb¨¦niz, Madrid. 19 de agosto.
Entrega rom¨¢ntica
Habr¨ªa que referirse a sus acentos, su entrega danzando en clave rom¨¢ntica un ballet rom¨¢ntico, dialogando en cada gesto de amor. Una menci¨®n al vestuario de Salvador Fern¨¢ndez, que fue atrevido en su d¨ªa, y donde las espectrales willis, en sus vuelos rasantes, han arrastrado hasta sus tut¨²s el limo verde de los bosques de Silesia: un hallazgo que perdurar¨¢.
El resto del programa lo compuso en segundo lugar la obra maestra de Gades, Bodas de sangre, que la larga vista de los cubanos les hizo ser los primeros en reconocer su importancia trascendente e incluirla en su repertorio al poco tiempo de su estreno espa?ol, y, como admite el propio core¨®grafo, son quienes mejor lo hacen. El reparto femenino se llev¨® la palma aqu¨ª tambi¨¦n: Loipa Araujo, gran actriz, siempre elegante y segura en la esposa; Martha Garc¨ªa, soberbia y racial en la novia, incluso jonda por momentos.
Finalmente apareci¨® Alicia Alonso, todo tes¨®n, en una pieza suya no totalmente equilibrada, y siguiendo el in¨²tilmente melodioso aparato sonoro de Gottschalk, con algunos buenos momentos en las evoluciones de grupo y bajo un sugerente tel¨®n de orqu¨ªdeas salvajes. La diva arranc¨® aplausos con mucho m¨¢s calor que en las recientes galas iberoamericanas del Conde Duque.
Babelia
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