Muere L¨¢ngara, el gran goleador de los a?os treinta
Isidro L¨¢ngara, el gran ariete del f¨²tbol espa?ol en la d¨¦cada de los 30, falleci¨® ayer, a los 80 a?os de edad, en el pueblo guipuzcoano de Andoain, donde comenz¨® a forjar una carrera que le llev¨® al Oviedo y tuvo su cima en el glorioso San Lorenzo de Almagro. Tres veces pichichi -1933-34, 34-35 y 35-36-, L¨¢ngara ten¨ªa todos los signos de los delanteros a la antigua: una cabeza rotunda, la mirada directa, el tronco poderoso y el aire nervioso del jugador que no descansa hasta llevar la pelota a la malla. Era un goleador destinado a hacer historia en la Liga, pero la tragedia espa?ola le llev¨® a Argentina en la primavera de 1937.Mucho antes de debutar y marcar cuatro goles frente al River Plate, Isidro L¨¢ngara era un aprendiz en la algodonera Subijana de Andoain. Le ve¨ªan jugar los aficionados antes de entrar al trabajo y coreaban su nombre. Era un futbolista de veras, as¨ª que llegaron los directivos del Tolosa y le llevaron al viejo Berazubi, y de all¨ª al Oviedo. Luego todo fue muy r¨¢pido: m¨¢ximo goleador de la Liga con 21 a?os, 12 veces internacional en una ¨¦poca escasa de partidos internacionales y la conmoci¨®n de la guerra civil.
La selecci¨®n vasca
El lendakari Jos¨¦ Antonio Aguirre pidi¨® a los mejores jugadores vascos que participaran en una empresa que luego tuvo un car¨¢cter heroico. Aguirre quer¨ªa contrarrestar la propaganda franquista y recoger alg¨²n dinero con la ¨²nica embajada posible en aquellos d¨ªas: un equipo de f¨²tbol que recorriera Europa y Am¨¦rica. En apenas unos d¨ªas, se reuni¨® un grupo extraordinario de futbolistas, uno que dio nombre a una de las mejores alineaciones que se puedan recordar: Blasco; Areso, Aedo; Cilaurren, Zubieta, Muguerza; Gorostiza, Iraragorri, L¨¢ngara, Luis Regueiro y Emil¨ªn.Un pu?ado de partidos sirvi¨® para acreditar una sociedad irrepetible: el gran Luis Regueiro, la estrella madridista, y el goleador L¨¢ngara. Regueiro, el corzo, serv¨ªa la pelota como nadie y exprim¨ªa las condiciones naturales de L¨¢ngara en el ¨¢rea. 50 a?os despu¨¦s, casi todos volvieron a San Mam¨¦s para recibir el homenaje de la hinchada vasca. L¨¢ngara, grande todav¨ªa, sosten¨ªa al inquieto Regueiro. Le veneraba.
La aventura acab¨®. L¨¢ngara ingres¨® en el San Lorenzo de Almagro y despert¨® algunas dudas. Las resolvi¨® a su manera, con cuatro goles ante el River Plate, en su primer partido con la casaca azulgrana. Un chico se qued¨® boquiabierto en el grader¨ªo: Alfredo Di St¨¦fano. El impacto de L¨¢ngara fue tan enorme que casi toda la colonia vasca se hizo del San Lorenzo y la tribuna se llen¨® de boinas, tanto que por all¨¢ comenz¨® a correr un chist¨¦: "Todos los vascos entran de gorra al campo de Almagro
L¨¢ngara retorn¨® brevemente al Oviedo en el a?o 47 y march¨® a M¨¦xico, donde inici¨® una discreta carrera como entrenador. Su recuerdo queda en otro sitio: en el ¨¢rea, erigido sobre los rivales con su extraordinaria potencia y su sentido goleador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.