La ambici¨®n insatisfecha
El ex l¨ªder de la URSS desea estar en candelero
Cuando el 25 de diciembre de 1991 Mija¨ªl Gorbachov dimiti¨® como m¨¢ximo dirigente de la URSS se encontr¨® con un problema. Mientras en Estados Unidos unos presidentes se retiraban a su rancho, como Reagan, y otros se dedicaban a dar conferencias, como Nixon, o a la cooperaci¨®n internacional, como Carter, los l¨ªderes sovi¨¦ticos s¨®lo hab¨ªan dejado de serlo por haber ca¨ªdo en desgracia o por defunci¨®n. El primer y ¨²ltimo presidente electo de la URSS carec¨ªa de modelo.Gorbachov, al ponerse al frente de la Fundaci¨®n de Estudios Pol¨ªticos y Socioecon¨®micos, parec¨ªa haber optado por una v¨ªa intermedia entre Carter y Nixon. Sin embargo, sus actividades tras su cese desmienten en gran medida su deseo declarado de no participar en la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs. Pero ese camino de estadista sin Estado empez¨® ya antes de su dimisi¨®n. Se evidenci¨® a partir del golpe de Estado que precipit¨® su salida del poder, ahora hace un a?o.
"El golpe aceler¨® la desintegraci¨®n del Estado y de la sociedad. Por ello reanud¨¦ el trabajo sobre el tratado de la Uni¨®n", dice Gorbachov en sus memorias.
El colapso de la econom¨ªa, el desmembramiento de la URSS, la ruptura de los lazos espirituales de su cultura, todo se precipit¨® en los meses finales de 199 1. Apenas superado el susto de la intentona golpista, el S¨®viet Supremo retir¨® a Gorbachov -el 29 de agosto, cuando estaba a punto de autodisolverse- los poderes especiales que le atribuyera el a?o anterior. A partir de ah¨ª las cosas se le fueron de las manos poco a poco.
El principio del fin
A mediados de noviembre, el Consejo de Estado, que agrupaba a los dirigentes de las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas, se reuni¨® en Novo-Ogarevo para tratar de salvar lo insalvable. El debate gir¨® en torno a ?un Estado de la Uni¨®n o una Uni¨®n de Estados? Gorbachov defend¨ªa el primer supuesto, y, aunque hubo discrepancias, sali¨® convencido de que dispon¨ªa de tiempo para lograrlo. Sin embargo, el 1 de diciembre, los ucranios votaron a favor de su independencia de Mosc¨². Era el principio del final.En sus memorias, Gorbachov manifiesta que Bor¨ªs Yeltsin era contrario a la Uni¨®n, y que, por tanto, ve¨ªa bien los vientos secesionistas de Ucrania. Sea como fuere, Yeltsin viaj¨® el 7 de diciembre a Minsk para reunirse con los dirigentes de esa rep¨²blica, Leonid Kravchuk, y de Bielorrusia, Stanislav Shuskevick. Fue ¨¦ste ¨²ltimo quien dos d¨ªas m¨¢s tarde le telefone¨® para anunciarle que el camino de la partici¨®n era irreversible. La salida de Gorbi, como le apod¨® la prensa internacional, estaba cantada.
"No tengo intenci¨®n de retirarme, tampoco de marcharme al extranjero", ha repetido el ex dirigente sovi¨¦tico cada vez que se le ha acusado de haberse comprado una casa en Florida o de tener fondos en el extranjero. ?Qu¨¦ quiere hacer entonces? El propio Gorbachov ha reconocido en alguna entrevista que sus predecesores fueron "enterrados o detenidos". Pero ¨¦l lo tiene claro: "Voy a participar personalmente en la vida pol¨ªtica y social de mi pa¨ªs; en segundo lugar, me ocupo de forma activa de mi fundaci¨®n de estudios de politolog¨ªa, que espero llegue a ser muy influyente, y en tercero, he empezado a escribir mis memorias", dec¨ªa a principios de este a?o.
En efecto, a ello se dedic¨® casi en exclusiva durante los tres primeros meses de 1992. Durante ese tiempo, guard¨® para s¨ª sus opiniones sobre los acontecimientos que zarandeaban a la ya ex URSS. El silencio, sin embargo, no encaja con sus ganas de estar en el meollo, frustradas por una dimisi¨®n no deseada. El caso es que empieza a escribir art¨ªculos en la prensa internacional.
Empieza a la vez su carrera como conferenciante de lujo, y viaja a Alemania, Jap¨®n y EE UU para recabar fondos para su fundaci¨®n. Su carisma atrae a numeroso p¨²blico, que escucha sus diferentes melod¨ªas para un mismo tema: el mundo entero necesita un cambio y reorientaci¨®n. El hombre que en Occidente personifica el fin de la guerra fr¨ªa reconoce que no ten¨ªa ni idea de adonde llevar¨ªan su perestroika y su glasnost. En cualquier caso, ahora ejerce de dem¨®crata convencido.
Vacaciones reales
Sus nuevas ocupaciones motivan numerosos ataques de sus conciudadanos, que le acusan de estar enriqueci¨¦ndose con la cobertura de la fundaci¨®n. Incluso Yeltsin ha criticado agriamente su actividad viajera, como cuando el pasado viernes habl¨® de "sus vacaciones reales" en referencia a su viaje a Espa?a, adonde ha sido invitado por el Rey."Los rusos no saben qu¨¦ pensar de esto [la Fundaci¨®n] y se muestran recelosos", concede Gorbachov a la vez que reta a quien pueda probar las acusaciones. Lo que realmente preocupa a Gorbachov es su seguridad personal, ya que se ha convertido en objetivo de las cr¨ªticas, tanto de los reformistas radicales como de los comunistas de l¨ªnea duda.
Pese a todo, su proyecci¨®n internacional sigue siendo grande. Su propuesta, en abril, para crear un Consejo de Seguridad Europeo no ha ca¨ªdo en saco roto. La Conferencia de R¨ªo le nombr¨® presidente de la Cruz Verde Internacional. Son gestos simb¨®licos, pero que permiten al ex dirigente deslizarse en su papel preferido, el de gran estadista. De hecho, y pese al fracaso de su intento de transformar el r¨¦gimen sovi¨¦tico sin ruptura, Gorbachov ha sabido mantener el aura de una figura pol¨ªtica relevante. Por ello, aunque insista en que no desea convertirse en oposici¨®n, su coqueteo con la alta pol¨ªtica demuestra que, a sus 61 a?os, a¨²n se ve a s¨ª mismo como un posible futuro presidente de Rusia. Otra cosa es que el pueblo quiera darle esa oportunidad.
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