Teatro Romano de Sagunto
Escribo estas l¨ªneas como res puesta a la actual andanada de cr¨ªticas que se est¨¢n vertiendo, desde diversos medios de comunicaci¨®n, contra las obras de rehabilitaci¨®n del Teatro Roma no de Sagunto. Soy saguntino y no por ello, pese a como parece ser la opini¨®n del com¨²n que se est¨¢ fabricando, estoy en contra de las actuales obras que se realizan en aquel recinto.Las voces que hoy se elevan contra las obras son aqu¨¦llas que o bien se han caracterizado por la desidia m¨¢s clara desde sus respectivos puestos de responsabilidad, o bien por intervenciones quir¨²rgicas sobre el monumento que no han hecho m¨¢s que enturbiar cuando no falsear la imagen del teatro creando eso que se ha dado en llamar ruinas artificiales.
La actual intervenci¨®n es una empresa arriesgada, entre otras razones porque implica un cambio en la morfolog¨ªa de la visi¨®n, de la imagen que sobre ¨¦l se ten¨ªa hasta entonces. Imagen alimentada, eso s¨ª, por los diversos arque¨®logos que hasta la fecha han intervenido sobre ¨¦l, coadyuvando a esa "ruina sentimental y rorn¨¢ntica" que tanta mediocre y sensiblera literatura ha gastado.
Se impon¨ªa una recuperaci¨®n ¨ªntegra, total, de aquel edificio teatral que los torrentes de agua y dem¨¢s inclemencias, incluida la humana, estaban dejando en apenas nada, puro terreno, puro lugar. La reinstauraci¨®n de la es cena, cuerpo arquitect¨®nico esencial del teatro, se hac¨ªa pe rentoria. De esa forma se recupe ra la visi¨®n originaria y con ello se consigue devolver las condi ciones ¨®ptimas de representaci¨®n de obras dram¨¢ticas, funci¨®n clave para la que aqu¨¦l fue erigido-
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