Fuyma y sigue
El caf¨¦-restaurante Fuyma abri¨® sus puertas a la Gran V¨ªa en junio de 1936. La Gran V¨ªa se llamaba entonces avenida de Pi y Margall, y tres a?os m¨¢s tarde cambiar¨ªa su denominaci¨®n por la de avenida de Jos¨¦ Antonio; aunque los madrile?os, indiferentes a los caprichos de los pol¨ªticos del momento, siguieran empecinados en llamarla simplemente la Gran V¨ªa, nombre que sin m¨¢s coletillas figura en sus placas de identificaci¨®n, como si los pol¨ªticos se hubieran resignado por fin a dejar que los ciudadanos llamen a sus calles como les d¨¦ la gana.Fuyma sobrevivi¨® a los a?os de la guerra sirviendo a los corresponsales extranjeros que pululaban por la zona y manteniendo el tipo frente a las adversidades, para vivir sus mejores tiempos en los no menos dif¨ªciles a?os de la posguerra, cuando la Gran V¨ªa se convirti¨® en el emporio de una capital en ruinas. Dos porteros uniformados guardaban entonces las puertas del caf¨¦ donde los nuevos amos de la ciudad y del Estado repart¨ªan las migajas de su reciente prosperidad entre una corte de supervivientes de, milagro, chicas sin suerte, muchas, hijas o viudas de combatientes del bando perdedor, que alquilaban sus cuerpos con fingida alegr¨ªa para llenar sus est¨®magos y los de los suyos.
Los caf¨¦s son apol¨ªticos y se adaptan a lo que venga, siempre que la clientela pague sus consumiciones, deje buenas propinas y no arme alboroto. A veces la procesi¨®n va por dentro, pero la profesionalidad se impone, y la profesionalidad de los camareros del Fuyma nunca ha sido puesta en entredicho.
Nostalgias
Fuyma es de los escasos caf¨¦s madrile?os donde a¨²n se respira el aire de la tradici¨®n. Una atm¨®sfera dif¨ªcil de guardar por el paso de los a?os y sobre todo por la degradaci¨®n sistem¨¢tica de su entorno. Degradaci¨®n y abandono de los que se queja Juan Ferrer, responsable de un establecimiento en el que lleva desde 1948. Para Juan Ferrer la Gran V¨ªa se ha degradado aceleradamente en 1os ¨²ltimos cinco a?os, sin que nadie haga nada por remediarlo. A espaldas del Fuyma y de la Gran V¨ªa existe, siglos ha una zona de ¨¦sas que antes se denominaban, en un claro acto de racismo antioriental, barrio chino, un barrio ahora m¨¢s internacional y multirracial que nunca, y m¨¢s inseguro y problem¨¢tico tambi¨¦n, en opini¨®n de Ferrer, que denuncia la impunidad con la que act¨²an por all¨ª traficantes de drogas, trileros y rateros de diferentes etnias y tribus. Las secuelas del tr¨¢fico y el consumo de hero¨ªna han pervertido incluso los reglamentos impl¨ªcitos del hampa y de la prostituci¨®n. "Antes, eran unas se?oras", dice nost¨¢lgico el director de Fuyma, con un dejo de a?oranza por aquellos a?os en los que carteristas afanaban elegantemente carteras.
Hoy, todav¨ªa aparecen en los lavabos del caf¨¦ tres o cuatro carteras al d¨ªa, devueltas por profesionales a la antigua usanza, minoritarios en el sector.
Juan Ferrer quiere que su establecimiento siga siendo un sitio tranquilo y selecto, lugar de encuentro y de tertulias, como la de los notarios o la de los militares del cuerpo de Intervenci¨®n, a la que sol¨ªa asistir Sabino Fern¨¢ndez Campos, o la que mantienen viva desde hace d¨¦cadas los puertorrique?os que viven o pasan por Madrid. Tres gruesos libros de firmas que incluyen expresivas dedicatorias y cr¨®nicas a vuela pluma de viajeros de ese pa¨ªs. Un diario de San Juan publica una secci¨®n llamada Aqu¨ª Fuyma, puente de uni¨®n entre la isla y la Pen¨ªnsula.
En los espejos del caf¨¦ se refleja todav¨ªa la sombra ausente de Lola Espejo Oscuro y de su infeliz amante El Espichao, que desde estas mesas le escrib¨ªa pat¨¦ticas misivas. Lola es la protagonista de una c¨¦lebre novela de posguerra, obra de Dar¨ªo Fern¨¢ndez Fl¨®rez, llevada al cine y continuada en una saga de relatos por su autor, que sigui¨® los pasos de sus personajes aqu¨ª y en Pasapoga. Lola era una se?ora de rompe y rasga, prostituta y cocain¨®mana y morfin¨®mana en sus ratos libres, pero una se?ora. Gr¨¢fica y literaria demostraci¨®n de la raz¨®n que asiste a Ferrer cuando afirma que antes las cosas eran de otra manera.
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