El Madrid hace el rid¨ªculo ante el Sao Paulo

El Madrid hizo la del Bar?a ante el Sao Paulo. Recibi¨® una tacada de goles y sali¨® con la cabeza caliente. Los brasile?os han dejado en mal lugar a los dos grandes del f¨²tbol espa?ol. Los paulistas forman un equipo espectacular, con el sello Tele Santana. Diez a?os despu¨¦s de construir una de las mejores selecciones de la historia -Brasil 82-, Santana vuelve a la carga con un grupo de jugadores extraordinarios. Lean: Iv¨¢n, Palinha, Muller, Eliventon o V¨ªctor. Y Rai, claro. Rai tiene la presencia de su hermano S¨®crates y su aire calmoso y vertical. Con la pelota dibuja igual o mejor. Es un astro.La calidad del Sao Paulo fue la ¨²nica condici¨®n contraria que no eligi¨® el Madrid. Los restantes estropicios fueron protagonizados por los madridistas, algunos de manera consciente. Floro sac¨® a la cancha lo que Chendo llama el dream team: la colecci¨®n de suplentes. Es un iron¨ªa un poco cruel porque el veterano defensa es uno de ellos. Floro ten¨ªa la oportunidad de mandar un mensaje al Barcelona si lograba un buen resultado, pero decidi¨® suicidarse con su peor equipo posible.
Juanmi y Zamorano tambi¨¦n colaboraron en el petardo. El portero pag¨® la nueva norma de la cesi¨®n al guardameta con un despeje cochambroso que propici¨® el gol de Eliventon en el comienzo del partido. Zamorano sali¨® expulsado en una jugada que puso de manifiesto su poca cabeza y la poca categor¨ªa de D¨ªaz Vega, un ¨¢rbitro insufrible. El partido se acab¨® en ese instante, en la mitad del primer tiempo. Lo dem¨¢s corri¨® a cargo de Villarroya, Llorente y Cia.
Toril, una promesa
Lo ¨²nico decente del Madrid corri¨® a cargo de Toril, pero sin excesos. Toril es un buen medio centro, un juvenil que utiliza las dos piernas y mueve la pelota con soltura. Fue el ¨²nico que remat¨®, casi siempre con intenci¨®n. Sus acciones siempre fueron correctas, pero el equipo no acompa?aba. El equipo cavaba la tumba mientras Toril jugaba.
El partido tuvo la virtud de sacar los colores a unos cuantos jugadores. Villarroya, Llorente y Nando quedaron en evidencia. Los brasile?os les dejaron desnudos. Salieron del campo tal y como son: mediocres futbolistas. El caso de Villarroya y Llorente es singular. Ejercen un efecto magn¨¦tico sobre la pelota. Si juegan en la banda izquierda, all¨ª est¨¢n entre tropezones, regates al rev¨¦s y centros desmedidos. Es la asociaci¨®n de la canilla. Si juegan en la derecha, lo mismo.
En la banda izquierda se armaban un taco de impresi¨®n, pero se pensaba que era un simple problema de pie. No pueden pegarla con la izquierda. Frente al Sao Paulo, aparecieron por la derecha y se confirm¨® otra cosa: tampoco la pegan con la derecha. Pero la pelota es de ellos. Es el efecto im¨¢n de estos jugadores: donde vayan, el bal¨®n va detr¨¢s. Y con ellos, el l¨ªo. Lo normal es verles con la cabeza baja, con la vida complicada ante tres defensas, regate va y regate viene. Y el equipo de espectador en butaca, como si el f¨²tbol fuera de dos. Uno a uno, Villarroya y Llorente tienen limitaciones, pero juntos se produce un caso de doble multiplicaci¨®n de errores. La primera medida sanitaria de Floro ser¨ªa la separaci¨®n de ambos: uno en Boston y otro en California, cada uno en una banda y prohibido encontrarse. Eso si la gente lo permite, porque la, afici¨®n echa chispas contra los dos. Los brasile?os te dan la moneda contraria. No hay jugadores m¨¢s aseados con la pelota que ellos. Siempre la tocan y la pasan limpia. Eso lo hace cualquier equipo brasile?o. El Sao Paulo hace m¨¢s: da la imagen de equipo grande, capaz de unir la clase de cada jugador con la idea colectiva de Tele Santana. S¨®lo hay una condici¨®n: preservar el buen juego. El t¨¦cnico quiere buenos futbolistas en todos los puestos y no hace una concesi¨®n a la pobreza t¨¦cnica. Nando, por ejemplo, no jugar¨ªa nunca en el Sao Paulo.
Nando y sus kilos
Algunos comienzan a preguntarse porqu¨¦ Nando juega en el Madrid. Floro quer¨ªa un jugador con buena planta y bastantes kilos. Y escogi¨® a Nando. No es bueno confundir el f¨²tbol con la la pescader¨ªa. 500 millones de pesetas son excesivos por cualquier defensa espa?ol; por Nando es un despilfarro inexplicable. Nando tiene pinta de defensa central, no sin duda, pero nada m¨¢s. Tiene un manejo muy pobre del bal¨®n, es lento, tuerce poco la cintura, no domina con solidez el juego a¨¦reo, desperdicia sus kilos en el contacto f¨ªsico y tiene una zurda de madera. Se vio en el cuarto gol, donde concedi¨® el gol a Muller por meter la pierna derecha en una posici¨®n imposible.
El partido corri¨® hacia la cat¨¢strofe madridista desde la expulsi¨®n de Zamorano. El inicio de la segunda parte estuvo a punto de provocar un hundimiento hist¨®rico. Si los brasile?os no se distraen con la fantas¨ªa y los cambios, el Madrid recibe una goleada monumental. Floro no midi¨® las consecuencias de su decisi¨®n. Nunca debi¨® sacar a los banquilleros frente al Sao Paulo un s¨¢bado, en el Carranza y con televisi¨®n. El Madrid sali¨® con la cara pintada y Mendoza con un cabreo monumental. Tuvo que aguantar la guasa y la bronca del p¨²blico y rezar para que los brasile?os no hicieran m¨¢s sangre. El presidente no quiere deslices tontos a media hora del inicio de la Liga y con el clima de guerra que se vive en diversos sectores del club. En C¨¢diz, Mendoza tuvo que tragarse un sapo muy crudo.
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