El embargo sobre Yugoslavia genera un riqu¨ªsimo mercado negro
Bane, de 35 a?os, sin oficio particular, se dedica al peque?o contrabando. Su negocio prospera, ya que el mercado negro, en peque?a y en gran escala en toda Yugoslavia, florece en abierto desaf¨ªo al embargo internacional. Bane vende los productos comprados en Timisoara (Rumania): cuadernos para ni?os, papel de ba?o, detergentes, cerillas. "No tengo dinero para las inversiones grandes. Con 120 marcos alemanes de inversi¨®n gan¨® entre 500 y 600 marcos mensuales". El salario promedio en Yugoslavia es de 60 marcos."Dos veces a la semana voy a Timisoara. Suelo viajar con Lilly Tours", agencia cuyos autobuses tienen aire acondicionado. El viaje de Belgrado a Timisoara dura normalmente dos horas, pero los autobuses suelen salir a medianoche. Es necesario preparar entre 600 y 700 marcos (por autob¨²s) para sobornar a los aduaneros rumanos y yugoslavos. A las cinco de la madrugada, centenares de autobuses procedentes de diferentes partes de Serbia llegan al centro de la ciudad. All¨ª esperan los taxistas rumanos para llevar a los contrabandistas directamente a las f¨¢bricas donde compran detergente, papel de ba?o, aceite para coches, art¨ªculos de higiene importados de Occidente y otros productos, que, debido al embargo, escasean en Yugoslavia. Las agencias de viajes privadas sobreviven gracias al florecimiento del comercio con los pa¨ªses vecinos. Los peri¨®dicos de Belgrado est¨¢n llenos de anuncios de excursiones a Timisoara, Estambul y Sof¨ªa. Ropa, champ¨²s y diferentes art¨ªculos de consumo, adem¨¢s de los Marlboro falsos, proceden de Turqu¨ªa.
Un pa¨ªs de contrabandistas
"Nunca he imaginado cu¨¢ntos contrabandistas potenciales se encuentran entre mis pacientes", precisa el doctor Miletic, dentista privado, a quien no falta de nada. "El otro d¨ªa me trajeron las pel¨ªculas Kodak, desde Turqu¨ªa, para la radiograf¨ªa. Se paga m¨¢s, pero no falta nada".
La poblaci¨®n yugoslava comienza a abastecerse en el mercado negro, donde se encuentran los productos m¨¢s variados llegados de Oriente y de Occidente, en funci¨®n del nivel econ¨®mico: desde los l¨¢pices de Rusia hasta los dent¨ªfricos occidentales.
La ausencia de gasolina a gran escala, muy agudizada en los ¨²ltimos d¨ªas, ha obligado a las autoridades de Belgrado a reducir a la mitad el n¨²mero de autobuses urbanos. Para conseguir gasolina se necesitan contactos. En las afueras de Belgrado hay dep¨®sitos en casas particulares. Un litro cuesta dos marcos alemanes. Es decir, un salario medio alcanza para llenar el dep¨®sito. Tampoco faltan el tabaco y f¨¢rmacos.
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