?Qui¨¦n teme al cuerpo?

Una est¨¦tica posmoderna. Una contrarrevoluci¨®n est¨¦tica, a tono con la contrarrevoluci¨®n barroca o acaso con la cruzada puritana de los republicanos norteamericanos, se expande como el humo de los viejos trenes, cubriendo de nazarenos veraniegos, de espantap¨¢jaros sin cuerpo, de cuerpos sin geometr¨ªa, las playas, las calles, los campos. Afortunadamente, la mujer defiende su tendencia est¨¦tica hacia la exaltaci¨®n de su expresi¨®n corporal. Pero, ?y los hombres? Cuando uno los observa cubiertos sus cuerpos con enormes sayos y con pudibundas bermudas. Caminando. Deambulando, a veces, como nazarenos perdidos en el verano. Sin arte, sin gracia, sin belleza. ?Qui¨¦n invent¨® esta moda que priva a la cultura progresista de una de sus hist¨®ricas conquistas: el cuerpo, su belleza, su perfecci¨®n geom¨¦trica, cuando la hay, claro? ?Qui¨¦n mutil¨® la est¨¦tica cl¨¢sica poni¨¦ndole capuchones barrocos? ?Qui¨¦n cubri¨® con una s¨¢bana mugrienta, m¨¢s a¨²n que con la bochornosa hoja que puritanamente cubre las esculturas cl¨¢sicas del Estado Vaticano, la belleza de los cuerpos geom¨¦tricamente arm¨®nicos? ?Qui¨¦n teme al cuerpo? ?Desde qu¨¦ siniestras mentes se fomenta su deformaci¨®n barroca, desde qu¨¦ empresas sin ideas? Aunque luego llega la noche y la raz¨®n recupera sus formas. Llegar¨¢ el oto?o y se volver¨¢ a vestir de noche de verano. Posiblemente, probablemente, de vaquero. Pero el verano de d¨ªa se empe?a en ocultar las formas. ?Oh, raz¨®n!, vuelve sobre ti y levanta el velo de esta espantosa moda, dejando en libertad los cuerpos y recuperando sus formas.-