Nuevas corrientes y viejos derroteros
A partir del nuevo informe de la OCDE, 'Tendencias de las migraciones internacionales', el autor describe la evoluci¨®n de los movimientos migratorios en los pa¨ªses industriales y la inmigraci¨®n en el caso espec¨ªfico de la poblaci¨®n espa?ola.
La cuesti¨®n de la inmigraci¨®n es de las m¨¢s candentes e inasibles, a la hora de hacer avanzar el actual proceso de unificaci¨®n europea. La semana pasada, el mismo Jacques Delors participaba en un debate sobre el tema de Salamanca, por los mismos d¨ªas en que la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo le dedicaba un seminario en Santander. Pero la cuesti¨®n de fondo la planteaba con desparpajo, esos mismos d¨ªas, la portada de una prestigiosa revista americana: "La hostilidad de Europa hacia los inmigrantes le impide avanzar hacia la unidad y el logro de un mayor poder econ¨®mico".Tres tendencias caracterizan la evoluci¨®n reciente de los movimientos migratorios internacionales: aceleraci¨®n, mundializaci¨®n y regionalizaci¨®n. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses industriales la tendencia al aumento de los movimientos migratorios internacionales, que se detecta desde mediados de los ochenta, se confirma y se acelera en 1990 y en 1991. Las consecuencias de los cambios pol¨ªticos ocurridos en Europa central y oriental, junto con la persistencia de los desequilibrios demogr¨¢ficos y econ¨®micos entre el Norte y el Sur, explican en gran parte esta aceleraci¨®n de las entradas de emigrantes permanentes y de las llegadas de demandantes de asilo y refugio, seg¨²n los expertos de la OCDE.
Aunque los flujos entre los pa¨ªses industriales (sobre todo, los de mano de obra cualificada) se mantienen todav¨ªa elevados, los nuevos inmigrantes provienen en su mayor¨ªa de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Simult¨¢neamente, las corrientes migratorias antiguas se mantienen y su concentraci¨®n regional predomina ampliamente. Junto al crecimiento vegetativo de las poblaciones extranjeras ya residentes, el aumento y la diversificaci¨®n de los flujos de reci¨¦n llegados refuerzan el papel de la inmigraci¨®n en el crecimiento de la poblaci¨®n total de numerosos pa¨ªses industriales.
Entretanto, las l¨ªneas b¨¢sicas de las pol¨ªticas de inmigraci¨®n en los pa¨ªses industriales se orientan hacia tres objetivos: reforzar el control de los flujos, acentuar la lucha contra las migraciones ilegales y el empleo de mano de obra clandestina, y conseguir una mejor inserci¨®n social de los inmigrantes. Esto no excluye que algunos pa¨ªses industriales decidan aumentar las entradas de emigrantes permanentes o temporales -seg¨²n atestigua la nueva Ley de Inmigraci¨®n de Estados Unidos- o, permitir cierta movilidad de la mano de obra extranjera en un espacio de libre circulaci¨®n, tal como puede ocurrir, al entrar en vigor el mercado ¨²nico de la CE el 1 de enero de 1993.
En el plano te¨®rico, los economistas discuten si el comercio internacional y las migraciones exteriores son fen¨®menos equiparables, susceptibles de interpretaci¨®n en el mismo marco te¨®rico de la igualaci¨®n tendencial del precio de los factores de producci¨®n, tal como propugna la teor¨ªa convencional. Algunos heterodoxos como J. L. Simon, defiende, por el contrario, que la inmigraci¨®n no procura al consumidor un beneficio tan importante como el intercambio comercial. En el caso de la importaci¨®n, en efecto, la diferencia de coste en trabajo entre el pa¨ªs vendedor y el comprador beneficia al consumidor nacional, que lo paga m¨¢s barato que si el producto se fabricara en su pa¨ªs. Inversamente, los emigrantes perciben salarios m¨¢s elevados en el pa¨ªs rico donde trabajan que en su pa¨ªs de origen y son ellos los principales beneficiarios de su movilidad. Los determinantes del movimiento de las personas son de naturaleza distinta a los del comercio de mercanc¨ªas.
En cuanto a la nueva posici¨®n de la econom¨ªa y la poblaci¨®n espa?ola, respecto a las corrientes migratorias exteriores, se estima entre los expertos que, tras la segunda regularizaci¨®n de inmigrantes conclu¨ªa el pasado diciembre, la poblaci¨®n extranjera residente en Espa?a en situaci¨®n regular, ronda, en t¨¦rminos relativos, el 1% del total de habitantes de derecho en el territorio espa?ol. Aun teniendo en cuenta el volante de inmigrantes irregulares, esta proporci¨®n es todav¨ªa relativamente baja respecto a las cuotas de extranjeros instalados en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la CE. Dicha proporci¨®n resulta incluso mucho m¨¢s baja, respecto a las pautas europeas, si s¨®lo se consideran los inmigrantes procedentes de fuera de la CE, ya que m¨¢s de la mitad de extranjeros residentes en Espa?a son de origen comunitario.
Sin embargo, se estima tambi¨¦n que el ritmo de aumento de esta poblaci¨®n 'extranjera en el transcurso de los ochenta ha sido bastante r¨¢pido, sobre todo durante la segunda mitad de la d¨¦cada, aunque la informaci¨®n estad¨ªstica de base es muy deficiente. Por otra parte, las dos operaciones de regularizaci¨®n (la primera en 1985-1986 y la segunda en 1991), que simplemente han regularizado la situaci¨®n legal de extranjeros ya residentes, oscurecen en buena medida el perfil temporal del aumento efectivo de la presencia de extranjeros en la poblaci¨®n espa?ola.
En cualquier caso, otro rasgo b¨¢sico de esta poblaci¨®n extranjera viene a ser su baja tasa de ocupaci¨®n, coherente con la fuerte presencia de jubilados europeos entre ella. Los 210.000 extranjeros con permisos de trabajo en vigor, incluidas todas las solicitudes aprobadas en la ¨²ltima regularizaci¨®n, aun contando con un volante m¨¢s o menos numeroso de irregulares, permite afirmar, dado el espectro de puestos de trabajo que suelen ocupar, que su ocupaci¨®n no se presenta como competitiva respecto a las oportunidades de empleo de los espa?oles, salvo en alg¨²n mercado de trabajo aislado.
Ahora bien, si hoy por hoy la inmigraci¨®n se sit¨²a a un nivel relativamente modesto respecto a las pautas europeas, cabe anticipar que en los pr¨®ximos lustros puede aumentar sensiblemente la presencia de extranjeros extracomunitarios en la poblaci¨®n espa?ola, por dos razones, una de car¨¢cter m¨¢s bien externo, la otra de car¨¢cter m¨¢s bien interno. De hecho, ser¨¢ la interacci¨®n entre los factores de atracci¨®n en los pa¨ªses de destino y los factores de expulsi¨®n en los pa¨ªses de origen el condicionante fundamental de las migraciones internacionales en el futuro, como lo ha sido en el pasado.
Ruptura demogr¨¢fica
La ubicaci¨®n de Espa?a en la cuenca del Mediterr¨¢neo, que es la zona del mundo donde se sit¨²a en la actualidad la mayor brecha o ruptura demogr¨¢fica del planeta, la mantendr¨¢ en situaci¨®n de pa¨ªs-puente a franquear, de entrada en el baluarte europeo sin fronteras interiores. Por ruptura demogr¨¢fica se entiende aqu¨ª el contraste, en un espacio geogr¨¢fico limitado, entre los niveles de natalidad y crecimiento vegetativo que registran las poblaciones del sur y el este de la cuenca mediterr¨¢nea, por una parte, y las poblaciones del norte, por otra. Tal contraste se superpone a su correlativo de desarrollo econ¨®mico, medido por diferencias en el nivel de renta per c¨¢pita, que alcanzan una magnitud todav¨ªa superior. Si las diferencias en el nivel de fecundidad se han cifrado en una distancia de cuatro a uno, de forma aproximada las de poder adquisitivo se han podido estimar en una proporci¨®n siete a uno. El potencial migratorio que albergan estas cifras salta a la vista. El que ¨¦ste se traduzca en flujos reales de migraci¨®n depender¨¢ de m¨²ltiples circunstancias, en particular de las pol¨ªticas de cooperaci¨®n, desarrollo y liberalizaci¨®n de los intercambios comerciales que lleven a cabo los pa¨ªses de la CE, pero no menos del curso de los acontecimientos pol¨ªticos y econ¨®micos en los pa¨ªses de emigraci¨®n.
Por otra parte, investigaciones recientes de prospectiva demogr¨¢fica anticipan una reducci¨®n de la poblaci¨®n en edad de trabajar a partir de la segunda mitad de esta d¨¦cada, al llegar al mercado de trabajo las generaciones escasas, tras el r¨¢pido y pronunciado descenso de la natalidad desde finales de los setenta. Concretamente la poblaci¨®n del grupo de 15 a 24 a?os, en el que se localiza la edad modal de entrada en la vida activa, disminuir¨¢ en m¨¢s de dos millones de j¨®venes en los 10 a?os siguientes a 1995. Si el aumento de las tasas de actividad femeninas mantiene todav¨ªa creciente la oferta de mano d¨¦ obra en la citada d¨¦cada, ¨¦sta disminuye intensamente a partir de la siguiente. Este fen¨®meno que ya afecta a otros pa¨ªses europeos, en particular a Alemania desde 1988, actuar¨¢, coeteris paribus, como factor de atracci¨®n para las migraciones exteriores.
Alberto Olano es economista y dem¨®grafo.
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