Se enfad¨® Aparicio

Julio Aparicio no parec¨ªa estar muy confiado con el quinto toro de la tarde. Empez¨® a torear en redondo, con ciertas precauciones, a un burel que hab¨ªa cobrado lo suyo en varas, exactamente tres puyazos, irregulares pero puyazos, am¨¦n del aperitivo que el picador de turno, por lo visto sordo, le aplic¨® cuando el tercio hab¨ªa sido cambiado. Y lleg¨® el enfado del diestro, ya con la pa?osa en las manos.Tore¨® Aparicio con pases para fuera, sin cruzarse, un tanto encorvado, y alguien del tendido le dijo algo que le molest¨®. Se separ¨® entonces del toro unos metros y se descar¨® con el espectador. Gestos evidentes del torero invitaban, a quien le amonest¨® en palabras desde su localidad, a que bajara al ruedo y toreara. A continuaci¨®n, se volvi¨® Aparicio hacia el toro, y le jaret¨® una enrabietada tanda de redondos con sello y su miaja de arte.

La faena fue desigual, pero sobresali¨® una excelente tanda de naturales de mano baja y algunos trincherazos de plasticidad pinturera. En el otro toro no pas¨® de querer y no encontrar el c¨®mo: falt¨® decisi¨®n y tranquilidad.

Faena que fue a m¨¢s

Fernando Lozano cort¨® una oreja a un toro encastado, en una faena que fue a m¨¢s. Tanto en los derechazos como al natural, hubo muletazos meritorios y mandones. Cuando m¨¢s quieto y relajado estuvo, consigui¨® una serie de derechazos con el pase de pecho obligado, sin menear las zapatillas de la arena, y el p¨²blico aplaudi¨® con fuerza.Manuel Caballero estuvo vulgar y con el semblante mustio en su primero y, con el sexto, en cambio, sin llegar a componer una obra notable, tore¨® con temple y ligaz¨®n. Mejor el toreo en redondo que con la mano izquierda.

El torero estrella de Albacete conect¨® muy bien con los tendidos siempre que en los remates de tanda con la derecha realizaba el cambio de mano y el pase de pecho para abrochar la serie, que son de esa especialidad que tanto gusta al respetable.