El combate pict¨®rico
Con su presentaci¨®n en el museo de Bellas Artes de Bilbao, concluye la itinerancia por varias ciudades del Estado, de la exposici¨®n antol¨®gica de obra sobre papel del gaditano Guillermo P¨¦rez Villalta (Tarifa, 1948), representante significado de la corriente neofigurativa de la pintura espa?ola de las ¨²ltimas d¨¦cadas.El m¨¢s de un centenar de obras seleccionadas entre 1976 y 1991, revelan elocuentemente el decisivo papel que tiene la planificac¨ª¨®n dibuj¨ªstica en el concienzudo proceso de reflexi¨®n y de creaci¨®n del pintor, tanto para sus cuadros, para los dise?os de objetos, como para sus series de grabados. De hecho, el dibujo en la obra de P¨¦rez Villalta se encuentra irremediablemente encadenado al proceso de creaci¨®n del cuadro, como una prueba de estado previa a la obra definitiva. Si algo se puede achacar a la exposici¨®n es la ausencia de algunos cuadros que evidencien esa estrecha vinculaci¨®n.
Guillermo P¨¦rez Villalta
Obra sobre papel (1976-1991). Museo de Bellas Artes de Bilbao. Plaza del Museo, s/n. Bilbao. Del 15 de septiembre al 31 de octubre.
A trav¨¦s de sus dibujos, Guillermo P¨¦rez Villalta desvela el siempre complejo proceso de hacer realidad una idea, el paso, inspirado o esforzado, de las "vacuitas", del vac¨ªo, de la nada, a la "plenitas", al momento euf¨®rico de la idea, a su consumac¨ª¨®n. La estrategia del aguerrido "combate pict¨®rico", como ¨¦l mismo define el proceso de creaci¨®n, se planifica meticulosamente en el proceso previo de la "caza" de la idea, donde el l¨¢piz se convierte en una afilada lanza y el papel en la red que cobra la pieza.
Escen¨®grafo y arquitecto, antes que pintor, la preocupaci¨®n indiscutible por el espacio, por el sistema de representaci¨®n, le ha llevado a racionalizar un sistema de proporci¨®n propio, que sirva para ordenar y dosificar el flujo inagotable de im¨¢genes, que brotan del ¨¢mbito de su pensamiento.
La construcci¨®n de un espacio absurdo, a la manera de Piranesi o de Escher, dotado de una enigm¨¢tica verosimilitud, se convierte en el escenario posible para representar, trasfigurados en temas mitol¨®gicos resucitados de la tradici¨®n cl¨¢sica o cristiana, los melanc¨®licos estados del artista, por otra parte radicalmente contempor¨¢neos.
Situ¨¢ndonos en el origen de su pensamiento, ante este autobiogr¨¢fico despliegue que nos ofrece, descubrimos un constante empe?o de P¨¦rez Villalta por hablar de la propia "pintura", o lo que es lo mismo, de la posibilidad de ver y de pensar el mundo a trav¨¦s de ella, en la que est¨¢ comprometida la propia identidad del artista. El discurso m¨ªtico que adopta, trata de acortar distancias entre mundos presumiblemente inconexos, como son lo antiguo y lo moderno, o el ¨¢mbito del pensamiento subjetivo y la realidad. El mito, como bien lo entiende Guillermo P¨¦rez Villalta, no es m¨¢s que una forma de dar explicaci¨®n a la realidad.
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