Los estudiantes burlan a la polic¨ªa para vender textos en la calle de los libreros

Hace 10 d¨ªas, la calle de los Libreros, perpendicular a la Gran V¨ªa, parec¨ªa un bazar ¨¢rabe de chavales que vend¨ªan sus antiguos textos del colegio y el instituto delante de las puertas de las librer¨ªas. A ra¨ªz de las denuncias de los comerciantes, el Ayuntamiento instal¨® la semana pasada una guardia permanente para evitar la venta ambulante de los j¨®venes. Pero el comercio de las letras contin¨²a y nadie parece que pueda evitarlo.

Los propietarios de las librer¨ªas ya hab¨ªan protestado contra la venta ambulante antes del verano porque tem¨ªan la competencia de los alumnos. A mediados de septiembre vieron los coches de la calle inundados de libros de segunda mano en poder de colegiales que los vend¨ªan a las madres de otros colegiales. No lo dudaron dos veces: se asociaron contra lo que tildaban de "venta ilegal" y "enga?o al cliente" y se dirigieron al concejal de la zona, ?ngel Matanzo. Este les dio la raz¨®n a los libreros, pero les envi¨® al concejal de Seguridad y Polic¨ªa Municipal, Carlos L¨®pez Collado, quien, seg¨²n Matanzo, era la autoridad responsable en la materia.L¨®pez Collado accedi¨® a colocar una patrulla para acabar con el bazar al aire libre. No lo consigui¨®. La guardia permanecer¨¢ hasta principios de octubre, seg¨²n el concejal de Seguridad.

Los libreros se encuentran en la actualidad divididos sobre la eficacia de esta medida. Juana Mar¨ªa Salinas-Medinilla, due?a de la librer¨ªa Salamanca, afirma que la venta ambulante casi ha desaparecido. Otros, sin embargo, se?alan que los alumnos siguen comerciando. 'La venta se ha reducido ahora porque ya ha empezado el curso en los colegios; pero cuando empiecen las clases en los institutos, la calle se llenar¨¢ otra vez", contestan en la librer¨ªa Fortuna.

25.000 pesetas de multa

El pasado viernes se encontraba un coche de polic¨ªa en guardia en la calle de los Libreros. Se ve¨ªan muchos menos comerciantes ilegales que la semana pasada. Sin ir m¨¢s lejos, el jueves pasado la polic¨ªa puso una multa de 25.000 pesetas a uno de los alumnos y le quit¨® 33 libros.Ahora los alumnos guardan sus libros escondidos en bolsos, se instalan m¨¢s alejados de las librer¨ªas y venden m¨¢s clandestinamente. "Vendemos igual, pero tenemos cuidado de que no nos vea la polic¨ªa", explican Pablo y Roberto, ambos de 17 a?os, trabajando en conjunto. "Nos vamos a una esquina un poco escondida. La polic¨ªa echa a los que vienen en coche para vender, pero nosotros no molestamos a nadie", dice ?scar, que ha vendido tambi¨¦n la semana pasada. Seg¨²n ellos, la polic¨ªa no controla permanentemente, sino que va y viene.

El polic¨ªa en vigilancia contesta que tiene orden de retirar los libros de los alumnos si ¨¦stos se ponen a vender: "Que lo hagan en otro sitio, no directamente delante de las librer¨ªas". Sin embargo, los alumnos est¨¢n de acuerdo en que el mejor mercado para sus libros es precisamente delante de las tiendas de la calle de los Libreros.

Por menos de 4.000 pesetas pod¨ªa conseguirse la semana pasada cinco libros de bachillerato en perfecto estado. Los beneficios que extraigan los estudiantes por estas operaciones dependen de la habilidad de cada cual para vender sus propios productos. Hay quien revende sus libros por 400 pesetas y quien lo hace por 1.000.

Las librer¨ªas de la calle ofrecen hasta un 18% de descuento, pero a los colegiales y estudiantes de bachiller les resulta m¨¢s rentable los textos que salen de las mochilas furtivas de sus colegas.