'Peste' en la aldea

"?Por qu¨¦ se extiende tanto esta enfermedad que nos llega incluso hasta las puertas de casa?", preguntaba una perpleja mujer durante la asamblea que celebr¨® el viernes la Asociaci¨®n de Padres de Alumnos (APA) del colegio p¨²blico de O Foxo, en A Estrada (Pontevedra). Los habitantes de esta aldea gallega nunca pudieron imaginarse que el sida -para ellos, una especie de peste urbana- acabar¨ªa introduci¨¦ndose en sus vidas. Cuando la voz popular trajo rumores de que un ni?o de cuatro a?os reci¨¦n llegado al colegio era portador del virus de la enfermedad, los padres no pudieron sobreponerse al p¨¢nico.

de Compostela Durante una semana, los ni?os han dejado vac¨ªas las aulas. Todas las explicaciones de los expertos, que insisten en que no hay riesgo de contagio, no han logrado convencer a sus padres. S¨®lo la disposici¨®n de la Xunta a enviar un profesor de apoyo podr¨¢ poner fin a la marginaci¨®n del peque?o Alejandro Iglesias.Hace 15 a?os el colegio de 0 Foxo, que re¨²ne a 450 alumnos de 14 parroquias rurales del municipio de A Estrada, ya vivi¨® otro levantamiento popular. En aquella ocasi¨®n, los padres se rebelaron contra un profesor que daba sus clases en gallego.

Parece incre¨ªble un conflicto semejante en una aldea donde no se escucha ni una palabra en castellano. Quiz¨¢ se trataba, como ahora, del miedo a lo desconocido. Porque en aquel momento nadie imaginaba que se pod¨ªa ense?ar a leer y a escribir en el idioma de la vida cotidiana. "Por ah¨ª dicen que ese ni?o muerde", comentan unos peque?os. "Mis hijos no quieren ni o¨ªr hablar de la escuela", se?ala una madre que, como casi todos, piensa que quien margina a Alejandro "es su propia familia, por empe?arse en mandarlo al colegio y enfrentarse a todo el pueblo".

Los padres de Alejandro est¨¢n separados y el ni?o vive con su madre, una t¨ªa y la abuela en una humilde casa de labradores, cerrada a cal y canto desde que estall¨® el conflicto. Una hermana suya muri¨® al poco de nacer y los vecinos siempre pensaron que se trataba de un ni?o enfernizo. Cuando la pasada semana inici¨® sus estudios de preescolar, se extendi¨® el comentario de que padec¨ªa sida y hepatitis B.

De inmediato, los padres retiraron a sus hijos de las aulas. El ni?o tampoco volvi¨® a clase porque su familia se asust¨® ante el asedio de los medios de comunicaci¨®n.

"El problema no es el sida, sino la hepatitis B", afirma un airado padre en una discusi¨®n de taberna. Cuando alguien le recuerda que la Xunta se ha ofrecido a vacunar a todos los ni?os, se pone iracundo: "Bueno, sonar¨¢ un poco bestia, pero porque una vaca est¨¦ infectada no vamos a vacunar a todo el establo. A m¨ª me da pena el ni?o, pero estar¨ªa mucho mejor en un centro especial. ?Por qu¨¦ no lo hace Fraga en vez de gastarse el dinero con Fidel Castro y con Julio Iglesias?".

Enfermedad desconocida

A pesar de algunos comentarios exaltados, lo cierto es que los responsables del APA intentaron desde el primer momento no adoptar posturas maximalistas. Los padres de alumnos han afirmado reiteradamente que reconocen el derecho de Alejandro a ser escolarizado, aunque reclaman que se le ponga bajo la vigilancia de un profesor especial. "Hay que ver las cosas en el contexto sociocultural en que se producen y el miedo que tiene la gente de la aldea a una enfermedad desconocida para ellos", repite en los ¨²ltimos d¨ªas el presidente del APA, Salvador Barros.En un intento de reconducir el conflicto, los padres de alumnos organizaron el viernes una charla informativa a la que invitaron a altos cargos de las consejer¨ªas de Sanidad y Educaci¨®n, sindicalistas y miembros del comit¨¦ antisida de Galicia. Durante m¨¢s de dos horas, las autoridades trataron de vencer un infranqueable muro de desconfianza. Por momentos, pareci¨® una discusi¨®n escol¨¢stica: la raz¨®n cient¨ªfica contra la fe popular.

Xos¨¦ Antonio Taboada, responsable del Plan Gallego de Prevenci¨®n del Sida, contest¨® a decenas de preguntas de los 300 padres asistentes a la reuni¨®n y repiti¨® hasta la saciedad que no ha habido ni un solo caso en el mundo de contagio de sida en el medio escolar. Los padres no parec¨ªan creerle, ni siquiera cuando apel¨® a su propia experiencia personal. "Lo siento, pero si no me creen, me he quedado ya sin argumentos", afirm¨® Taboada al borde de la desesperaci¨®n.

De todos modos, la asamblea abri¨® una posible soluci¨®n al conflicto. El subdirector de Educaci¨®n B¨¢sica de la Xurita, Luis Framil, anunci¨® que su departamento estar¨ªa dispuesto a enviar al colegio un profesor de apoyo "siempre que quede claro que es s¨®lo para lograr la paz escolar y no por la presencia de un ni?o presuntamente infectado". La Consejer¨ªa de Educaci¨®n reafirm¨® su promesa a primeras horas de la tarde de ayer, y los padres celebrar¨¢n una nueva asamblea ma?ana en la que se votar¨¢ la vuelta al colegio.

Cuando se reanuden las clases, los profesores tendr¨¢n que ense?ar a los otros ni?os a no tener miedo de Alejandro. Porque al t¨¦rmino de la reuni¨®n del viernes, muchos padres segu¨ªan pensando que los m¨¦dicos y las autoridades les ocultan la verdad.