Racismo en el hipermercado

O el racismo del director de un hipermercado que imped¨ªa el acceso a los gitanos se ha desvanecido en dos d¨ªas o el presidente de los gitanos de Aranda de Duero (Burgos), denunci¨® ante la polic¨ªa algo que no ha ocurrido. El silencio del primero, I?aki Barrenetxea, contrasta con la firmeza del segundo, Jos¨¦ Ram¨®n Lizarraga. El caso est¨¢ en manos de la juez.

"Este hombre es un nazi. El da?o ya est¨¢ hecho. Ha arrinconado a nuestra gente. Tendr¨¢ que venir a una reuni¨®n nuestra para pedir perd¨®n delante de todos". Jos¨¦ Dual, con m¨¢s aspecto de rabino que de predicador evang¨¦lico, se estira su barba infinita antes de hablar. Sus palabras pueden sentar c¨¢tedra. No en vano, el pueblo gitano se ha echado en brazos de la Iglesia Evang¨¦lica, y Dual es el coordinador de las Iglesias de esta confesi¨®n en toda Castilla.El pastor hab¨ªa cuidado todos los detalles para festejar el pasado s¨¢bado la inauguraci¨®n de una capilla en el barrio Tres Condes. Pero Barrenetxea se interpuso. El pasado martes, el gerente del centro comercial Intermerca tuvo un resbal¨®n al prohibirle la entrada nada menos que a Jos¨¦ Ram¨®n Lizarraga, de 38 anos, presidente de la Asociaci¨®n de Gitanos de Aranda de Duero (AGA). Intermerca abr¨ªa sus puertas por primera vez.

- "Usted no puede pasar", dice que le dijo el guarda jurado. "Pero ?Qu¨¦ pasa?", inquiri¨® Lizarraga perplejo.

- Tengo orden estricta del jefe de no dejar pasar a ning¨²n gitano.

- Quiero hablar con el director".

Jos¨¦ Ram¨®n se qued¨® en la. calle. "Esa misma tarde puse una denuncia en la comisar¨ªa de la policia por racismo", relata, al tiempo que cobra cuatro pares de calcetines en su puesto del mercadillo de la Plaza Mayor.

"?Por qu¨¦ todo esto?", se 'pregunta. "?Es que estamos en el pa¨ªs de Hitler o qu¨¦?"

Durante los dos d¨ªas siguientes, otros tres gitanos de los 700 que viven en Aranda tuvieron problemas similares, seg¨²n Lizarraga. La versi¨®n que se dio el jueves en circulos cercanos al responsable de Intermerca fue que hubo que cerrar las puertas porque se produjeron avalanchas.

Ni confirma ni desmiente

Barrenetxe¨¢, nacido en Bedia (Vizaya) hace 44 a?os, recibe a los periodistas, pero prefiere guardar silencio. Como si de un aprendiz de pol¨ªtico se tratara, ni desmiente ni confirma el asunto. "Se est¨¢ haciendo una bola grand¨ªsima de nada, y mira que a m¨ª me podr¨ªa interesar porque supone publicidad".?C¨®mo se explica entonces la denuncia ante la polic¨ªa? Barrenetxea se encoge de hombros y dice: "Tendr¨¢ sus motivos. Yo ni entro ni salgo. No quiero pol¨¦micas". Pero no duda al opinar que "los problemas de integraci¨®n con los gitanos surgen porque ellos son un grupo muy cerrado".

Los gitanos consideran que Barrenetxea ha reculado, pero el temor no ha desaparecido. "Desde el jueves nos dejan entrar", admite Lizarraga, "pero eso no es suficiente porque el da?o est¨¢ hecho. Yo no me he acercado ni me acercar¨¦. La denuncia de momento la vamos a dejar. Quiero enterarme de buena tinta c¨®mo son las leyes", explica, "para defender nuestros derechos".