Roland Joff¨¦ lleva al cine los "hero¨ªsmos inesperados" de 'La ciudad de la alegria'
El cineasta rod¨® en Calcuta la versi¨®n del libro de Dominique Lapierre
Roland Joff¨¦, director de Los gritos del silencio y La misi¨®n, no se fue a Calcuta a realizar un documental "ni un r¨ªgido estudio antropol¨®gico", sino a reflejar "una aventura humana, filos¨®fica y emocional". Joff¨¦ ha entresacado dos melodram¨¢ticas historias del libro de Dominique Lapierre La ciudad de la alegr¨ªa y ha dirigido una pel¨ªcula comercial sobre los "hero¨ªsmos inesperados" que surgen entre la extrema pobreza. Ha tratado de rendir homenaje a Tagore, cuando dec¨ªa que la adversidad es grande, pero el esp¨ªritu humano mayor.
La ciudad de la alegr¨ªa se public¨® en 1985 y se han vendido m¨¢s de 6,5 millones de ejemplares en 20 pa¨ªses. Lapierre pas¨® dos a?os en Calcuta, se entrevist¨® con m¨¢s de 800 personas y pas¨® ratos con un hombre que tiraba de un rickshaw (carromato que funciona como taxi). Esta historia y la de un m¨¦dico americano que ejerce en medio de la m¨¢s terror¨ªfica de las miserias le han servido a Joff¨¦ pira sus prop¨®sitos cinematogr¨¢ficos. Se aleja voluntariamente del documental y carga las tintas en aspectos que a veces rozan lo folletinesco. El filme, presentado ayer en Madrid por Joff¨¦, se estrenar¨¢ en Espa?a a finales de octubre.El cineasta brit¨¢nico est¨¢ convencido de que la pel¨ªcula "tiene que funcionar comercialmente y ser entretenida". Y no parece importarle que ese entretenimiento abra el torrente de las emociones m¨¢s f¨¢ciles si eso ayuda a que se comprendan los problemas reflejados. "Tengo que preocuparme de que le guste a la gente y al mismo tiempo ofrecer algo m¨¢s que una historia, algo con lo que so?ar, y tambi¨¦n un sentido del valor personal", dice.
En una de las escenas m¨¢s lacrim¨®genas, el m¨¦dico interpretado por Patrick Swayze (Dirty dancing) acude a la llamada desesperada de un matrimonio de leprosos (el marido no tiene piernas y la mujer no tiene apenas dedos) para tratar de resolver un parto dif¨ªcil. El ni?o nace, y est¨¢ sano, y Swayze, que es un occidental que huye y se busca a s¨ª mismo, empieza a ver la luz. Roland Joff¨¦ trata de dar visos reflexivos al esquematismo argumental. Y cuenta que la energ¨ªa de los pobres en Calcuta le sorprendi¨® desde el primer momento. "Viven en medio de una pobreza brutal, pero no est¨¢n brutalizados por ella, sino que logran mantener la humanidad y el coraje", dice. Un sentido del valor a toda prueba que se est¨¢ perdiendo en Occidente, seg¨²n Joff¨¦, donde las personas est¨¢n reducidas a consumidores desconfiados y c¨ªnicos que en medio de tanto bienestar ni siquiera logran ser optimistas y sentirse vivos. Joff¨¦ ve el cinismo como un tipo, de cobard¨ªa y el optimismo como una fuerza humana de enorme intensidad. Advierte que aunque no todo se resuelve siendo optimista, "porque la batalla entre la esperanza y la desesperaci¨®n es com¨²n a todos los seres humanos", lo que pretende "es que se: comprenda el valor de la esperanza, porque sin ella los c¨ªrculos se estrechan".
A la madre Teresa
La pel¨ªcula est¨¢ dedicada, entre otras personas e instituciones, a los tiradores de rickshaw de Calcuta, a la madre Teresa y las misioneras de la caridad, a los voluntarios y a los ni?os leprosos. A finales de 1990 comenz¨® el rodaje en esa ciudad de unos 11 millones de habitantes donde m¨¢s de la mitad vive en barrios bajos de casas improvisadas llamados, bustees. La superproducci¨®n se rod¨® en las calles y en un escenario construido y compuesto por 80 edificios. Se calculan en unos 2.000 los bustees de Calcuta. Joff¨¦ cuenta que durante la filmaci¨®n se reprodujo el argumento de la pel¨ªcula, con amenazas de muerte, intentos de chantaje por parte de la mafia local y acusaciones de racismo e imperialismo. Unos detalles m¨¢s para dibujar la complejidad de un pa¨ªs y de una ciudad que Joff¨¦ ha acabado amando.El esp¨ªritu de Calcuta lo ejemplifica con el cuadro de Gericault La balsa de la medusa, en el que algunos de los n¨¢ufragos se han dado por vencidos mientras que otros gesticulan frente al horizonte. "Se puede optar por ambas posturas", dice Joff¨¦, "la que se pregunta: '?Por qu¨¦ seguir?' y la que responde: 'Estamos haciendo algo". Seg¨²n Joff¨¦, el movimiento continuo en la cultura india no tiene nada que ver con la idea occidental de que los que no triunfan fracasan, sino con los eslabones de una cadena y la interacci¨®n que condensa una frase: "El batir de las alas de las mariposas en Brasil contribuye a que llueva en Londres".
"Calcuta me ense?¨® a no tomar nada por lo que aparenta", escribe Joff¨¦. "Me ense?¨®, en su complejidad, su pasi¨®n, enfados y peque?as miserias, que nuestros defectos humanos individuales no son ni m¨¢s ni menos que los fallos de las especies; que el mundo est¨¢ lleno de hero¨ªsmos inesperados y que, aunque seamos n¨¢ufragos desde el momento de nuestro nacimiento, empe?ados en una lucha para sobrevivir que cesa solamente con el mismo fin de la vida, el verdadero hero¨ªsmo est¨¢ en la calidad de esa lucha".
El reparto est¨¢ compuesto, adem¨¢s de por Swayze, por la brit¨¢nica Pauline Collins y los indios Om Puri y Shabana Azmi.
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