A las 'walkirias' no las toca nadie

Las mujeres de la Asociaci¨®n Feminista de Autodefensa Walkirias son cuatro: Merche, Yolanda, Alicia y Nina. Esta organizaci¨®n se ha hecho popular de repente por figurar entre las entidades que han recibido subvenciones del Ministerio de Asuntos Sociales, cuya titular, Matilde Fern¨¢ndez, est¨¢ habituada a la pol¨¦mica que a veces desatan las ayudas que concede o deniega su departamento.Cansadas de luchar contra las agresiones sexuales y las violaciones a base de protesta y manifestaci¨®n, las walkirias, decidieron optar por la v¨ªa de la prevenci¨®n. La asociaci¨®n, que ha funcionado hasta ahora por pura militancia, ha conseguido este a?o una subvenci¨®n de 700.000 pesetas del Ministerio de Asuntos Sociales, a trav¨¦s del Instituto de la Mujer. Con ese dinero continuar¨¢ su programa de actividades para que las mujeres aprendan a ver su cuerpo como algo activo, no como objeto vulnerable.

A las walkirias -como ellas mismas se han denominado- no les atemorizan ya ni las procacidades y amenazas verbales, ni los abultados m¨²sculos masculinos, ni las afiladas armas blancas de los agresores sexuales. Por algo tomaron su nombre, hace a?o y medio, de las belicosas diosas n¨®rdicas, "un ejemplo de mujeres activas y fuertes a las que los hombres tem¨ªan y respetaban".

Las cuatro walkirias espa?olas aseguran que ellas no predican la guerra, sino la posibilidad para toda mujer de defenderse si es atacada. "La autodefensa no significa agresividad. Nosotras reivindicamos nuestro derecho a salir y pas¨¢rnoslo de miedo sin necesidad de sufrir tensi¨®n alguna por temor a ser atacadas", explica Nina.

Hartas de que las mujeres padezcan agresiones sexuales sin capacidad de neutralizarlas, Merche, Yolanda, Alicia y Nina decidieron dar cursos de autodefensa, "una especie de suma de distintas artes marciales f¨¢ciles, pero efectivas, que surgieron en Canad¨¢ hace unos 25 a?os". Le llaman wen-do -camino de mujer-, y son t¨¦cnicas que permiten a toda mujer defenderse sin necesidad de ser una joven atleta. Cuentan con orgullo c¨®mo una de sus alumnas, una esposa acostumbrada a los golpes del marido, se anim¨® un d¨ªa a devolverle con ¨¦xito las bofetadas. El hombre se qued¨® helado y con el orgullo tan maltrecho como su desencajado rostro.

Las cuatro walkirias atienden en sus cursos todas las posibilidades de ataque: con navaja, sin ella, por la espalda, en la playa, cuando el agresor est¨¢ solo o en pareja. Entre sus t¨¦cnicas de defensa incluyen dos aprendizajes peculiares: mirar y no rehuir la mirada y gritar con determinaci¨®n y no con histeria. "Muchas veces no es necesario llegar a utilizar la fuerza. El agresor o el violador reconocen qui¨¦n puede ser su v¨ªctima y qui¨¦n no".

Yolanda, Alicia y Merche se ocupan de la preparaci¨®n f¨ªsica, mientras Ni?a se encarga de la preparaci¨®n psicol¨®gica. Sus alumnas son, por el momento, adolescentes que estudian ense?anza media y mujeres maltratadas por su pareja. Dan cursos de tres meses en los institutos y, para las que ya pasaron la edad escolar, cursos intensivos de fin de semana en el albergue de la madrile?a Casa de Campo, por el precio de 1.000 pesetas.

"El mayor porcentaje de violaciones se da con mujeres j¨®venes entre 15 y 25 a?os. A esa edad tienen muy poca seguridad en s¨ª mismas y sufren una especie de enorme cortocircuito que les impide expresar f¨ªsicamente su fuerza", explica Nina.