El Reino Unido, incapaz de convencer a los Doce de que recorten el poder de la Comisi¨®n Europea
El Gobierno brit¨¢nico sufri¨® ayer en Luxemburgo un nuevo contratiempo en la dif¨ªcil tarea en que se ha convertido su presidencia semestral de la Comunidad Europea (CE). El ministro de Exteriores, Douglas Hurd, no consigui¨® que los ministros de Exteriores de los Doce aprobaran un texto sobre el principio de subsidiariedad, que recortar¨ªa numerosos poderes de la Comisi¨®n Europea y los devolver¨ªa a los Estados miembros. El ministro espa?ol, Javier Solana, obtuvo, en cambio, un cierto consenso sobre la necesidad de preservar el equilibrio entre las instituciones comunitarias, que Londres pod¨ªa poner en peligro.
No se esperan grandes resultados de este Consejo que empez¨® ayer y termina hoy en el Gran Ducado y que marca un hito m¨¢s en la par¨¢lisis de la vida comunitaria. Tras el marasmo declarado en la Comisi¨®n Europea, coincidente con la campa?a y celebraci¨®n del refer¨¦ndum franc¨¦s sobre Maastricht, las ¨²ltimas reuniones de ministros de los Doce est¨¢n demostrando ahora la enorme dificultad que se instala entre ellos para llegar a decisiones pr¨¢cticas. La par¨¢lisis europea ya no es s¨®lo comunitaria. Tras la crisis del Sistema Monetario Europeo y la quiebra de la confianza mutua, la par¨¢lisis es multilateral, "a Doce".El borrador aprobado la pasada semana sobre el principio de subsidiariedad por los representantes permanentes de los Doce, con la salvedad de una objeci¨®n espa?ola, no consigui¨® superar la reuni¨®n de ayer y qued¨® aparcado para mejor ocasi¨®n, como podr¨ªa ser la cumbre de Birmingham del d¨ªa 16 o, si no hay acuerdo, la cumbre de Edimburgo de mediados de diciembre.
El principio de devolver la capacidad de decisi¨®n a las instancias m¨¢s pr¨®ximas al ciudadano, convertido en caballo de batalla de la pol¨¦mica sobre Maastricht, atasca, m¨¢s que facilita, la construcci¨®n europea. No se descarta que, al final de trayecto, el desarrollo de este principio quede reducido a una declaraci¨®n pol¨ªtica para hacer m¨¢s digerible Maastricht a los reticentes, tanto en Dinamarca como en los bancos de los euroesc¨¦pticos del Parlamento brit¨¢nico.
El proyecto brit¨¢nico introduc¨ªa una prueba en la fase de discusi¨®n sobre el procedimiento a seguir para poner en marcha una decisi¨®n comunitaria. Casi todos los ministros rechazaron el tratamiento de la subsidiariedad como una cuesti¨®n de procedimiento, pues pod¨ªa poner en peligro el complejo equilibrio entre las instituciones de la CE.
El representante alem¨¢n, Klaus Kinkel, defendi¨® su propio proyecto sobre la subsidiariedad. El borrador alem¨¢n concede un enorme protagonismo a las regiones y al Comit¨¦ de Regiones contemplado en el Tratado de Maastricht como un organismo consultivo. Representantes de los l?nder alemanes han expresado su deseo de no esperar a la reforma de Maastricht, prevista para 1996, para poner en marcha una reforma de dicho Comit¨¦ que les proporcione mayor poder en la CE.
El borrador alem¨¢n contiene sobre el papel mayores recortes a los poderes de la Comisi¨®n que el propio proyecto brit¨¢nico. En ning¨²n caso, sin embargo, el recorte versa sobre procedimiento y tiene traducciones pr¨¢cticas mucho m¨¢s difusas. En s¨ªntesis, implica introducir un principio de consulta previa por parte de la Comisi¨®n en todas las decisiones importantes, el protagonismo de las regiones y el funcionamiento por consenso institucional entre Parlamento, Consejo y Comisi¨®n.
Entre CE y Estados
El ministro espa?ol expres¨® su reserva respecto a las ideas alemanas: "Nosotros tenemos una larga experiencia de reparto competencial, pero en el tema de la subsidiariedad lo que debemos resolver es el reparto entre la CE y los Estados, no entre el Estado y las regiones". De otra parte, Solana no quiso dar mayor importancia a las declaraciones del l¨ªder del Partido Popular, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien asegur¨® que se identificaba con la posici¨®n brit¨¢nica sobre la solidaridad. Pero seg¨²n el comisario espa?ol Manuel Mar¨ªn, las declaraciones de Aznar han creado "consternaci¨®n y han entristecido" a la Comisi¨®n.
Los ministros de Exteriores terminaron el an¨¢lisis del denominado paquete Delors II, nombre con el que se conoce el marco presupuestario para los a?os 1993 a 1997, en el que se deb¨ªan incluir los fondos de cohesi¨®n aprobados en Maastricht. "Ha habido un gran avance en el debate sobre los fondos de cohesi¨®n", asegur¨® Solana. Y a?adi¨®: "Nadie pone en duda el principio y todos han manifestado hoy que se trata de un compromiso ya adquirido". Jacques Delors, presidente de la Comisi¨®n Europea, asegur¨® que sin estos fondos "los cuatro pa¨ªses afectados [Espa?a, Portugal, Italia y Grecia], corr¨ªan el peligro de sufrir efectos deflacionarios como resultado de las pol¨ªticas de convergencia econ¨®mica".
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