La magia de Strehler
Venecia, enero de, 1762. Carlo Goldoni estrena en el teatro San Luca Le baruffe chiozzotte. El 25 de febrero cumplir¨¢ 55 a?os; en abril marchar¨¢ hacia Par¨ªs, donde morir¨¢ el 6 de febrero de 1793. Le baruffe chiozzotte es, en cierto modo, el adi¨®s de Goldoni a Venecia (Chioggia, puerto del Adri¨¢tico, es un ap¨¦ndice venec¨ªano), a su p¨²blico. Unas semanas m¨¢s tarde, en febrero de 1762, estrenar¨¢, en el mismo San Luca, Una delle ultime sere di carnovale (que Pasqual dirigi¨® en el Lliure: uno de sus mejores montajes, descaradamente strehleriano), obra que los estudiosos de Goldoni califican como el verdadero adi¨®s del autor a su ciudad, como el homenaje, y lo es, de Goldoni a su Venecia natal.Pero basta leer el pr¨®logo que el veneciano escribi¨® a Le baruffe (en el tomo XV de la edici¨®n Pasquali) para percatarse de que el adi¨®s, y el gran homenaje de Goldoni a su p¨²blico, est¨¢ ya, y de qu¨¦ modo, en Le baruffe. Pr¨®logo muy interesante, muy esclarecedor -como casi todos los del autor-, en el que Goldoni, adem¨¢s de defenderse de ciertas cr¨ªticas -del conde Gozzi, su gran enemigo-, que tildan de populachero a su teatro, sale en defensa del teatro popular, del pueblo -el pueblo de pescadores y marineros de Chioggia- como personaje de su teatro, de un teatro nuevo que se ha quitado la m¨¢scara.
Le baruffe chiozzotte (Jaleo en Chioggia)
De Carlo Goldoni. Int¨¦rpretes: Elio Crowetto, Didi Perego, Pamela Villoresi Armando de Ceccon, Fabio Sartor, Gianfranco Mauri, Donatella Ceccarello Susanna Marcomeni, Laura Pasetti, Lino Troisi, Nino Bignamini, Luciano Roman, Edmundo Sannazzaro, Serpo Terenghi. Escenograf¨ªa y vestuario: Luciano Damiani. M¨²sica: Fiorenzo Carpi. Direcci¨®n: Giorgio Strehler. Coproducci¨®n del Piccolo Teatro de Mil¨¢n, Teatro de Europa y Expo 92. Teatro Lope de Vega. Sevilla, 7 de octubre.
Contempor¨¢neo
El Goldoni que hoy conocemos, que hoy disfrutamos, lo conocemos y lo disfrutamos gracias a Visconti, Squarzina, De Bosio, Misairoli, Cobelli, Ronconi y, sobre todo, gracias a Giorgio Strehler y el Piceolo Teatro di Milano (que es indisociable de Strehler). Con anterioridad a esa gente, el Goldoni que serv¨ªan los c¨®micos italianos, era, para entendemos, algo as¨ª como el teatro de los Quintero; hoy, y gracias a esa gente, y, repito, muy especialmente a Strehler, Goldoni es nuestro contempor¨¢neo. Y eso es algo que el p¨²blico sevillano de Le baruffe capt¨® inmediatamente.Llevaba raz¨®n Strehler cuando afirm¨® en Sevilla, antes del estreno, que el teatro puede cambiar al mundo: nadie es igual despu¨¦s de haber visto un montaje de Strehler, una funci¨®n del Piccolo. Se es mejor, m¨¢s noble. Las criaturas de Goldoni, el pueblo de Ghioggia, esas estupendas mujeres que se lian a hablar ("Nualtre femene, se non parlamo, crepemo", dice una de ellas en su picante dialecto chiozzotto) y acaban montando un jaleo de mucho cuidado, son para Strehler, y para nosotros, met¨¢fora de un mundo, el nuestro, que nace y muere cada noche en la isla iluminada que es el escenario. Un mundo, que es la calle, la plaza, el puerto de Chioggia, por donde pasea un joven Goldoni (el Isidoro de Le baruffe, sustituto del corregidor) sin saber qu¨¦ hacer con su peluca (el cari?o y la iron¨ªa con que Strehler trata al personaje prometen una M¨¦moires -las de Goldoni, que el maestro va a poner en pie a finales del pr¨®ximo a?o, el a?o del bicentenario de la muerte del veneciano- sabros¨ªsimas). Un joven Goldoni que quiere a esa gente, a esas mujeres, a esos hombres, a ese pueblo; que lo ama. El teatro, el teatro abierto de Strehler, abierto al p¨²blico, a la sala, al mundo, es un acto de amor. De otro modo no hay teatro. No puede haberlo.
Le baruffe chiozzotte de Strehler, del Piccolo, aut¨¦ntica joya del teatro de este siglo, del teatro a secas, cierra el ciclo de teatro cl¨¢sico que el Lope de Vega sevillano ha ofrecido durante la Expo. Hemos visto a una actriz de raza negra interpretar a Isabel la Cat¨®lica, hemos escuchado a Segismundo (La vida es sue?o) hablar croata, al conde Almaviva, sevillan¨ªsimo, en franc¨¦s, y a Alonso Quijano con el acento Indescriptible de Flotats, pero nunca el p¨²blico del Lope de Vega entendi¨® mejor un lenguaje que el dialecto chiozzotto de las criaturas de Goldoni servidas por Strehler y las gentes del Piccolo. No eran de Chioggia, eran de Triana. La magia de Strehler.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.