Obreros de hierro
La marcha de AHV y Ensidesa, primera batalla contra la reconversi¨®n sider¨²rgica
Una ama de casa oronda y entrada en a?os levanta el pu?o al paso de la marcha del hierro. No dice ni una palabra. Cuando el paraguas del ¨²ltimo compa?ero desaparece, se gira a la derecha y comenta: "No me imagino la margen izquierda sin los Altos Hornos". El ¨²ltimo paraguas es el de Marcelino Iglesias. El pelo albino le impide esconder sus 56 a?os, 17 de ellos ejerciendo de conductor en AHV. Es uno de los marchistas m¨¢s viejos y, como la mujer, admite con mirada huidiza que si desaparece Altos Hornos "la margen izquierda ser¨¢ un desierto". Iglesias tiene el futuro asegurado. Aun as¨ª se ha unido a la columna. "No es s¨®lo Altos Hornos, m¨¢s de 20.000 personas se pueden quedar sin trabajo".Son las seis y media de la ma?ana y los obreros comienzan a desperezarse. El polideportivo de Llodio (?lava) ha ahuyentado la lluvia por la noche. La sesi¨®n de gimnasia y masajes impartida el d¨ªa anterior por miembros de la Cruz Roja no ha evitado que los menos deportistas vistan ya unas agujetas anunciadas. En corrillos, devoran las tostadas y los peri¨®dicos, un detalle del alcalde de una localidad sensibilizada con la crisis industrial. Atr¨¢s quedan las batallas diarias para defender Acenor. Hoy el metal es primera p¨¢gina.
"?Cuatro kil¨®metros a la hora? Pues tambi¨¦n seis y hasta siete hemos hecho!", comenta uno de los marcadores de ritmo mientras lee las informaciones sobre la primera jornada. Los pies de los menos afortunados lo atestiguan. Manu Guardado es uno de los voluntarios de la Cruz Roja que participa en la marcha. "?Que si hemos tenido trabajo? No te lo vas a creer pero llevamos 21 kil¨®metros y ya hemos realizado.200 curas a unas 50 personas. Entre ellas yo, que tengo dos ampollas en el hueso de la risa que no veas".
Las primeras gotas de lluvia revuelven los est¨®magos de los marchistas poblados de frutas, tostadas, caf¨¦ y yogur. "Me cag¨¹en Dios y en esta lluvia", se -queja uno. "Calla blasfemo", responde otro. "Pero es que no sabes que hasta las monjas han rezado por nosotros". Muy temprano, sor Teodora y sus 16 pupilas han rogado al sant¨ªsimo para que los de AHV "tengan un buen viaje, vuelvan con salud y consigan lo que piden en Madrid". Francisco Arag¨®n y Juan Escudero, dos sindicalistas de la f¨¢brica de laminaciones de Lesaka (Navarra), agradecen las rogativas y despiden con respeto a una de ellas. "?Si supiera que est¨¢ hablando con dos rojazos ind¨®mitos!".
Los 60 miembros del servicio de limpieza (rotativo) pasan las escobas por ¨²ltima vez. El polideportivo est¨¢ inmaculado. Roberto, alias el ruso, est¨¢ preparado para la segunda etapa, que llevar¨¢ a los operarios hasta el front¨®n de Ordu?a. Son 19 kil¨®metros. "La gente ten¨ªa miedo al primer d¨ªa y no me extra?a porque el ¨²nico deporte que han hecho algunos ha sido el levantamiento de cubatas. Aqu¨ª todo estaba muy bien preparado, pero cuando nos toque dormir en las tiendas de campana y en los graneros...". Despu¨¦s de 18 a?os en la mina de Agrominsa, Roberto sabe que a ¨¦l y a otros 129 trabajadores les queda menos de un a?o de trabajo. "Tenemos la moral muy alta. El Gobierno se puede ir preparando porque la marcha de hierro es s¨®lo la primera batalla. Caiga el chaparr¨®n que caiga, llegaremos a Madrid".
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