Una brillante ocasi¨®n perdida

Las actividades musicales de la Expo 92 han sido excepcionalmente brillantes, pues el nuevo teatro de la Maestranza recibi¨® la visita de grandes compa?¨ªas de ¨®pera: Metropolitan de Nueva York, Scala de Mil¨¢n, Real de Estocolmo, Staatoper de Viena y Opera de Dresde, junto al Liceo (le Barcelona y la Zarzuela de Madrid.Hemos visto en el pupitre directorial a figuras ilustres -Levine, Muti, Schneider-, y en la escena se alzaron voces como las de Berganza, Domingo, Carreras, Kraus, Verret, Millo, Benackova, Salminen, Raimondi, Haff o Nimsgern. Carmen, Favorita, Mar¨ªa Estuardo, Baile de m¨¢scaras, Fidelio (en concierto), Traviata, Don Juan y El holand¨¦s errante formaron el repertorio con curiosa ausencia de El barbero de Sevilla en su ciudad, al que Espa?a aport¨® una ¨®pera / zarzuela, El gato mont¨¦s, de Penella con olvido de otros t¨ªtulos m¨¢s representativos. Por el divulgado accidente vino y se fue sin actuar la ¨®pera de la Bastilla. Cimas del ciclo: Un ballo in maschera, del MET, y el Wagner de Dresde.

Balance espectacular

En materia sinf¨®nica,_el balance resulta todav¨ªa m¨¢s espectacular: Filarm¨®nicas de Berl¨ªn (Barenboim), Viena (Abbado), M¨²nich (Celibidache); Orquesta de Par¨ªs (Byshov), Israel (Mehta), Filadelfia y Scala de Mil¨¢n (Muti) Nueva York (Levine), Leipzig (Masur), Pittsburgh (Maazel) y Concergebouw de Amsterdam (Chailly), encabezan una relaci¨®n mucho m¨¢s larga. A recordar especialmente los dos programas de Celibidache y el Mahler de Claudio Abbado. Se hicieron escuchar, como es l¨®gico, la Orquesta Nacional de Espa?a, la RTVE y dem¨¢s orquestas espa?olas de importancia. Gracias al impulso de la universidad, lo contempor¨¢neo se asent¨® duran te un par de d¨ªas al borde del Guadalquivir en las jornadas de Stockhausen, que dirigi¨® su obra Inori, y Schoenberg Ensemble, con p¨¢ginas de Busoni, Schoenberg, Berg y Zemlinsky.

Punto y aparte: lo espa?ol. Arag¨®n envi¨® un estreno de Moreno Buend¨ªa (Concierto del buen amor, para guitarra); Andaluc¨ªa se atuvo al arte popularista de Manolo Sanl¨²car en su Sinfon¨ªa flamenca; Arag¨®n rindi¨® homenaje al turolense Garc¨ªa Abril con un programa monogr¨¢fico, y Castilla y Le¨®n desempolv¨® el poema Salamanca, de Bret¨®n. Con otro monogr¨¢fico se celebraron los 90 a?os de Joaqu¨ªn Rodrigo; emergi¨® la Atl¨¢ntida, de Falla-Halffter, en manos de la Joven Orquesta Nacional de Espa?a y cinco coros de Espa?a e Iberoam¨¦rica, bajo la direcci¨®n de Edmon Colomer, y revis¨® la ONE p¨¢ginas de Benguerel, E. Halffter, Bernaola y Jos¨¦ Luis Turina. En tanto, el Coro y Orquesta de RTVE daban a conocer la cuarta sinfon¨ªa El nuevo sol del mundo, del granadino Jos¨¦ Garc¨ªa Rom¨¢n. En el concierto de clausura, ya el 11 de octubre, la Orquesta de Sevilla Incluy¨® a Luis de Pablo, Joaqu¨ªn Turina-Manuel Castillo, Falla y Halffter, y Rafael Orozco nos hab¨ªa dado su espl¨¦ndida versi¨®n de Iberia, de Alb¨¦niz, que ya circula por el mundo en grabaci¨®n discogr¨¢fica.

La huella musical de la Expo92 no resulta extremadamente significativa, y en este punto podr¨ªa repetirse, acaso con algun atenuante, lo que pudo decirse de la exposici¨®n de 1929: una ocasi¨®n perdida para la m¨²sica de Espa?a. No as¨ª para nuestras voces de oro, continuamente presentes con su arte o con sus disputas.