Clinton sale reforzado del primer debate electoral
Bill Clinton estuvo anoche a la altura de un presidente en el primer debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Clinton tard¨® dos minutos en desmontar ante 70 millones de espectadores los argumentos de George Bush sobre su supuesta falta de patriotismo, puso al presidente a la defensiva en el tema econ¨®mico y lanz¨® con claridad su candidatura como gran esperanza de cambio. Ross Perot, el tercero en discordia, tuvo un lucido papel.
En dos minutos Bill Clinton explic¨® que estaba all¨ª, de pie, tras ese podio de madera envuelto en colores azules y rojos, movido por el deseo de renovaci¨®n que se extiende por todo el pa¨ªs. Mirando directamente a Bush, el candidato dem¨®crata dijo con energ¨ªa: "Sus a?os han pasado. Es tiempo de cambiar".George Bush trat¨® de contraatacar con lo ¨²nico que tiene: "Tal vez yo estoy pasado de moda, pero es incorrecto organizar manifestaciones en el extranjero contra nuestro propio pa¨ªs", en alusi¨®n a los a?os en los que Clinton, como estudiante en Oxford (Reino Unido), particip¨® activamente en el movimiento contra la guerra de Vietnam.
Clinton cerr¨® el tema inmediatamente: "Yo estoy orgulloso de usted por haber servido en la II Guerra Mundial y estoy orgulloso de todos los norteamericanos que han vestido el uniforme. Pero McCarthy estaba equivocado cuando desat¨® una campana anticomunista. Y un senador de Conneticut llarnado Prescott Bush se levant¨® en contra de ¨¦l. Su padre ten¨ªa raz¨®n al oponerse a McCarthy. Usted est¨¢ equivocado cuando pone en duda mi patriotismo. Me opuse a Vietnam, pero amo a mi pa¨ªs".
La intervenci¨®n de Clinton provoc¨® los primeros, mayores y m¨¢s espont¨¢neos aplausos de la noche, y oblig¨® a Bush a tener que volver sobre sus palabras para explicar que cuando dijo digo quer¨ªa decir Diego: "No trato de poner en duda su patriotismo, sino explicar las cosas que ocurrieron y que usted no quiere reconocer"-.
Para complicarle m¨¢s las cosas a Bush, el tercero en liza, Ross Perot, que seg¨²n los observadores estuvo especialmente brillante, acudi¨® en ayuda de Clinton cuando el presidente mencion¨® que, mientras que ¨¦l hab¨ªa reconocido su error al subir los impuestos en 1990, el candidato dem¨®crata no aceptaba los errores cometidos en su juventud. El multimillonario tejano, apenas asomando su cabeza desde la izquierda del escenario, dijo: "No se pueden comparar los errores que se cometen en la juventud con los errores de un funcionario p¨²blico que maneja el dinero de los contribuyentes".
Era este un comienzo que pon¨ªa de relieve el momento por el, que atraviesa cada uno de los contendientes: Clinton ' en su fase triunfal, con 18 puntos de ventaja en la ¨²ltima encuesta de la cadena CNN y un apoyo editorial del diario The Washington Post; y Bush, casi desesperado, a la defensiva, incapaz de encontrar el argumento que le permita conectar con el electorado.
Un presidente al que se le ocurre decir que la situaci¨®n econ¨®mica no es tan mala come, dice su oponente y que apela a la grandeza hist¨®rica de este pa¨ªs para huir de los datos sobre: la recesi¨®n, es un presidente: que no ha le¨ªdo las encuestas que aseguran que el 70% de la poblaci¨®n se siente contrariada por la marcha de la econom¨ªa.
George Bush trat¨® de acudir al tradicional argumento republicano contra los dem¨®cratas: "No estoy de acuerdo con su pol¨ªtica de m¨¢s gasto y m¨¢s impuestos". Pero ese punto qued¨® ya algo difuminado en una larga discusi¨®n sobre las propuestas econ¨®micas de cada uno.
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