El futuro de la 'teolog¨ªa de la liberaci¨®n'
El papa Juan Pablo II inaugurar¨¢ esta tarde en Santo Domingo la IV Conferencia Episcopal de Am¨¦rica Latina, en la que se dilucidar¨¢ si la Iglesia de este continente va a tener voz propia despu¨¦s de cinco siglos de dependencia cultural y teol¨®gica de Roma. Esta conferencia se prev¨¦ tambi¨¦n como un forcejeo. entre los sectores alineados con la pol¨ªtica conservadora del papa Wojtyla y aquellos otros que defienden una Iglesia menos dependiente y m¨¢s acorde con los principios renovadores de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n.Va a ser precisamente la teolog¨ªa de la liberaci¨®n (opci¨®n por los pobres) uno de los ejes de los debates que reunir¨¢n, hasta el pr¨®ximo 28 en la capital dominicana, a los 226 obispos, en su mayor¨ªa cuidadosamente seleccionados por el Vaticano, que reflexionar¨¢n sobre la nueva evangelizaci¨®n que el Pont¨ªfice ha propuesto para Am¨¦rica Latina, muy en la l¨ªnea europea y sin tomar como fondo las necesidades reales de un continente acosado por la pobreza y las desigualdades sociales.
El Vaticano es consciente de que esta Iglesia popular, que hizo prevalecer una idea renovada en las anteriores conferencias de Medell¨ªn (1968) y Puebla (1979), sucumbe al igual que el comunismo. De ah¨ª que su proceso de desactivaci¨®n (cierre de seminarios, sustituci¨®n de obispos, aislamiento de los centros teol¨®gicos m¨¢s encendidos y el eclipse de sus m¨¢rtires) haya llevado un proceso paralelo, aunque en este caso intencionado.
Pero la Iglesia de los pobres contin¨²a viva porque las desigualdades en Am¨¦rica Latina son a¨²n acuciantes. Frente a una Iglesia mayoritariamente conservadora cohabita asimismo otra forma de entender el Evangelio que pretende ahora desembarazarse de la cultura tradicional romana impuesta para consagrarse en una opci¨®n desde las diferentes culturas ¨¦tnicas y sociales del continente.
Esto no gusta al Vaticano, como tampoco gust¨® en su d¨ªa que el esp¨ªritu de Medell¨ªn y Puebla llevara a parte de la Iglesia latinoamericana a hacer prevalecer sus propias formas entre los creyentes. De ah¨ª que el papa Wojtyla, cuya. vocaci¨®n conservadora se revel¨® con claridad en Puebla, comenzase a corregir las desviaciones. El s¨ªmbolo m¨¢s patente, todav¨ªa hoy recordado, fue la humillaci¨®n del sacerdote Ernesto Cardenal durante la visita del Papa a la entonces incipiente Nicaragua sandinista.
La conferencia de Santo Domingo ha estado precedida de seis documentos de trabajo, que han ido invalid¨¢ndose unos a otros a medida que se acercaba el debate final. Los documentos han sido revisados por el, Vaticano en un proceso de tira y afloja del que al final ha salido un s¨¦ptimo texto -con m¨¢s citas de Juan Pablo II que del propio Evangelio- que ha conseguido al menos que los 226 obispos convocados no lleguen a Santo Domingo enfrentados.
Este texto de conciliaci¨®n no es m¨¢s que un punto de partida. Ni siquiera el que resulte de los. trabajos va a ser conocido inmediatamente, porque, como acaba de asegurar el secretario general de la conferencia, el brasile?o Raymundo Damasceno, lo tendr¨¢ que leer el Papa antes de su aprobaci¨®n definitiva.
El detalle revela el estricto control que est¨¢ ejerciendo el Vaticano sobre esta conferencia, ya que no quiere que la Iglesia latinoamericana, que encuadra al 43% de los creyentes de todo el mundo, se le escape de las manos. Significativo es que el triunvirato presidencial de la conferencia lo conformen representantes del sector m¨¢s conservador del Vaticano y de fiel obediencia papal, entre ellos, curiosamente, el secretario de Estado, Angelo Sodano, cuya vinculaci¨®n con estas tierras se remonta exclusivamente a su ¨¦poca de nuncio en Chile.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.